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A una velocidad de tres metros cúbicos de aguas residuales tratadas por segundo, inició el proceso de estabilización de la planta de tratamiento Aguas Claras, ubicada en el municipio de Bello.
Este proyecto, que contó con una inversión cercana a 1,6 billones, pretende reducir la carga orgánica que recibe el río Medellín, a lo largo de su recorrido por el Valle de Aburrá.
La construcción de la planta ya cuenta con un avance del 95 % y sus cuatro líneas de tratamiento, de las cuales ya funcionan dos, entrarán en operación plena durante el primer trimestre de 2019.
El 5 % restante de la construcción corresponde al paisaje urbanístico y algunas obras civiles de acabados que falta por concluir.
“El 20 de octubre inició la línea de tratamiento. Hasta hoy se han retirado más de 25 toneladas de dicho material. Cuando Aguas Claras opere al 100 %, esta cifra ascenderá a 120 toneladas de carga orgánica al día”, indicó Adriana María Londoño, gerente de proyectos de Infraestructura Aguas de Empresas Públicas de Medellín (EPM).
Aguas Claras contribuirá con el 50 % en la disminución de los índices de contaminación del río Medellín y sumado al 25 % que aporta la planta San Fernando, que opera desde el año 2000, la reducción total será del 75 %.
En conjunto, ambas plantas elevarán el nivel de oxígeno disuelto en el río Medellín a un promedio de 5 mg/l, característica propia de un río descontaminado.
EPM ya estudia la posibilidad de llevar este tipo de sistemas a los municipios de Barbosa y Girardota para aportar a la descontaminación en las fuentes hídricas.
El gerente general de EPM, Jorge Londoño De la Cuesta, dijo que “haremos un tratamiento de tipo secundario para remover la contaminación disuelta a las aguas residuales, para después de este proceso devolverlas tratadas al río Medellín”.
Todo comienza con la recolección de aguas residuales procedentes de las casas y alcantarillados de la ciudad. A través de ductos colectores son interceptadas las descargas que se realizan en gran parte del Valle de Aburrá, evitando la disposición directa en las quebradas de Medellín.
Luego, el agua residual es conducida a través de dos tubos interceptores que viajan de manera paralela por los dos lados del río hasta el barrio Moravia, allí a solo 8 kilómetros de la planta Aguas Claras, los ductos se unifican en una tubería de 2,4 de diámetro.
Finalmente, llegan hasta la planta, donde inicia todo el proceso de tratamiento. Para ese momento se han eliminado 440 descargas directas a las principales fuentes hídricas del Valle de Aburrá.
Tras recibir las aguas residuales provenientes de la ciudad, la planta comienza el proceso de tratamiento con el paso de esas aguas por unos filtros de hasta 8 milímetros, en los que queda atrapada gran cantidad de los desechos sólidos que se arrojan a los cauces de los alcantarillados.
Luego, se hace la extracción de residuos sólidos, se ponen en funcionamiento los desarenadores, en los cuales se le retiran al agua las arenas que se dispondrán finalmente en rellenos sanitarios.
Aguas Claras cuenta con un moderno sistema de secado térmico, un instrumento único en el país que permite secar en un 90% el lodo que ingresa, hecho que optimiza las condiciones de disposición final de estos residuos.
El proceso finaliza con el retorno del recurso hídrico al río, en condiciones óptimas de saneamiento por el canal de descarga con el que cuenta la planta.
Sin embargo, el sistema no garantiza un cambio físico significativo en las condiciones biológicas del río, según Adriana Londoño. “Recuperar el río en sus condiciones originales es un sueño de toda la región, esta es una labor que toma muchos más años de los que llevamos aquí trabajando, con esta planta no vamos a garantizar que tenga esas condiciones originales, pero es un paso muy importante para que tenga unos niveles altos de oxígeno”.
Los habitantes que viven en las inmediaciones de la planta de tratamiento se han quejado constantemente por los fuertes olores que se perciben en determinadas horas del día. Con publicaciones y comentarios en las cuentas de las redes sociales de EPM, han manifestado su inconformidad por el hedor que se produce dentro y fuera de Aguas Claras.
La empresa responde que “mientras se completa el proceso de estabilización de la planta, se generarán algunas incomodidades temporales por olores en las áreas aledañas, que desaparecerán una vez esté en operación plena”.
Carlos Enrique Muñoz, director del proyecto de Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales, de EPM, afirmó que “hemos hecho campañas de socialización con la comunidad para contarles sobre las etapas del proceso y esta, en la que se generan olores, terminará una vez entre en plena operación”, indicó el directivo.
La planta de tratamiento cuenta con un sistema de ventilación y purificación de aire, lo que permitirá que cuando entre en plena operación, se solucione de una vez, los problemas de malos olores a los que se ha tenido que enfrentar los vecinos del proyecto.
Otro de los retos que ha tenido que asumir la planta, son las demoras y retrasos en la construcción. Las obras iniciaron en septiembre del 2012 y tenían como fecha de finalización el año 2015. Muñoz atribuyó a diferencias con el contratista las demoras en la construcción de este proyecto.
Periodista en formación de la Universidad Luis amigó. Me gusta leer, escuchar y redescubrir lugares que el tiempo y las personas han olvidado.