Para los obreros que arreglan la vía que conduce de Santa Rosa a Entrerríos, la jornada de trabajo de este miércoles parecía igual que cualquier otra. Estaban a pocas horas de culminar labores, hasta que se toparon con algo que los dejó boquiabiertos mientras removían pavimento.
Inicialmente no entendieron muy bien de qué se trataba. Había un balde y en su interior contenía una especie de cilindros sucios y una mecha. Inmediatamente dieron aviso a la Policía que al llegar al lugar encontró que el balde contenía 50 kilos de indugel y 50 metros de cordón detonante.
“Se informa que, mediante el mantenimiento de las obras, se encontró sobre la estructura de pavimento material explosivo”, reseñó la patrulla que atendió la situación. Luego de esa primera inspección, las unidades especializadas antiexplosivos de la Policía Antoquia se hicieron cargo del material.
La hipótesis que maneja por ahora la Policía es que el material explosivo pudo haber sido escondido por mineros, que usualmente usan este tipo de materiales, pero al haber estado expuesto tanto tiempo se habría deteriorado quedando inservible para el objetivo que lo requerían y por ello terminó abandonado, según las condiciones que presentaban, desde hace varios años.
Esta es la principal sospecha de las autoridades, toda vez que en la zona no operan grupos armados que tengan como práctica habitual el uso de material explosivo de estas características, aunque no descartan tampoco que hubiese sido dispuesto en ese sitio para un atentado fallido.
Este año, según las autoridades, se han encontrado en el Norte, Bajo Cauca y Urabá 15 caletas con material explosivo similar al hallado en Entrerríos. Los otros hallazgos ocurrieron en Ituango, El Bagre, Anorí, Apartadó y Valdivia. Sin embargo, en estos casos la principal hipótesis es que si iban a ser usados para atentados, por en dichas zonas grupos como el Clan del Golfo tienen ampliamente instaurada esta práctica de terrorismo.