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En la Institución Educativa La Unión, en la sede ubicada en la vereda La Meneses en Bello, se juntan todos las formas de abandono y negligencia posibles.
La Meneses, a una hora y 40 minutos del parque de Bello, se ha hecho tristemente célebre por el atraso y por la ausencia de condiciones de vida mínimas que tienen sus 78 familias.
En La Meneses están de cumpleaños, aunque a nadie le hace gracia. Este mes completan un año sin agua potable, pues en junio de 2022 la Alcaldía de Bello suspendió el servicio de acueducto, a pesar de que ya existía un fallo de 2014 del Juzgado Séptimo Administrativo de Medellín que le ordenó a la Alcaldía garantizar el suministro permanente y suficiente a las familias. El problema se remite a 2009, época en la que se inauguró y por ahí derecho empezó a sacar la mano el acueducto por malos diseños.
El solo hecho de la falta de agua potable configura una clara vulneración para los 36 estudiantes. Pero ese es apenas uno de sus males.
Según relata David Gallo, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal, la propia comunidad edificó una pequeña escuela en un lote que prestó y luego donó un privado quien regaló casi media cuadra para que los niños tuvieran una sede cómoda para estudiar y amplio espacio al aire libre para recrearse.
En 2012, la Alcaldía fue al lugar y levantó planos y documentos para legalizar el lote y poder construir una verdadera sede educativa. Pero el municipio cometió una cadena de errores administrativos y hubo que empezar de nuevo.
En 2013 el propietario del lote volvió a firmar las escrituras. Esta vez parecía que el sueño de tener su sede educativa sí se haría realidad. La Alcaldía tumbó la edificación que hizo la comunidad y montó una escuela ‘desechable’ por decirlo así, que duraría semanas –dijeron– mientras formalizaban el terreno. De eso ya pasó una década.
En una reunión hace tres semanas a la que asistieron funcionarios de Bello para darle cara a la comunidad, el equipo jurídico de la Alcaldía reconoció que los documentos para legalizar el lote quedaron engavetados. Pero ahí no para el rosario de males. En esa misma reunión del pasado 12 de mayo, las familias de La Meneses le exigieron explicaciones a la Alcaldía por haber dejado sin PAE a los estudiantes de la escuela.
Lo que respondió al respecto la secretaria de Educación, Andrea Martínez, es que el servicio de alimentación “se está cumpliendo con complemento industrializado”. El problema es que lo que reciben los estudiantes de ese complemento suplementario es, por ejemplo, una lechita en bolsa, un pan y unos granos de maní dulce. Enterados sobre el caso, desde la Secretaría de Educación de Antioquia comunicaron a las familias que eso que han estado recibiendo los niños no suple la alimentación requerida y que no hay excusa para que el municipio lo suministre el PAE a plenitud.
Gallo advierte un dato no menor y es que los estudiantes que atiende esta sede provienen de familias campesinas en situación de pobreza. “Ir al colegio era la forma que tenían de recibir al menos una comida digna al día, ya ni eso”.
Su estadía en la institución no es precisamente fácil ni cómoda. De once lámparas funcionan cuatro, hay goteras por todo lado, un reguero de cables pelados que pasan peligrosamente cerca del material plástico del colegio y hace una semana por cuenta de los aguaceros se desprendió el techo y puso a estudiantes y a profesores a correr.
La precaria e insostenible situación queda retratada en el episodio que vivió Gallo hace unos días. Caminando cerca a la escuela le tocó ver cómo un niño tuvo un incidente ante lo cual David se ofreció a llevarlo hasta un centro de salud en San Pedro. Necesitaban primero contener la sangre y limpiarle la herida. Pero no había ni botiquín.
Para cada denuncia la Alcaldía tiene su posición. Por ejemplo, aseguraron que les tocó apelar al recurso del complemento industrial porque después de que los ladrones se robaran todas las ollas y trastes no fue posible mantener el restaurante escolar. Sobre la falta de agua señalaron los pésimos diseños con los que fue construido el acueducto y varias dificultades técnicas para ejecutar el rediseño por las características de la montaña y la quebrada La Lejía. Y sobre la negligencia para legalizar un predio regalado dos veces por su propietario, culpan del engavetamiento del trámite a administraciones pasadas.
En la vereda y los pasillos del Concejo se dice en voz baja que la falta de soluciones de esta Alcaldía a los habitantes de La Meneses es una especie de retaliación de la administración de Óscar Pérez por la crónica que publicó EL COLOMBIANO en mayo de 2022, titulada “La Meneses, una vereda de Bello donde el progreso no quiere llegar”, que dejó en evidencia el abandono histórico de la vereda y de la cual se pegó la oposición para ‘darle varilla’ al alcalde durante varios meses.
En La Meneses dicen que después de la publicación y otras posteriores, desde otras veredas del corregimiento de San Félix les han manifestado estar casi en las mismas y que esperan que llegue el día en el que también sean escuchados en los medios a ver si así la administración les soluciona.
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.