ANÁLISIS
Le dejaron tomar ventaja al problema
Gregorio Henríquez
Antropólogo
La situación de los habitantes de calle es un fenómeno que se ha venido agudizando en los últimos 12 años.
Y esto coincide con un proceso de Medellín en el que se han hecho obras de infraestructura pero poco se ha logrado en lo social.
Centro Día y otros programas son buenos esfuerzos pero no alcanzan para solucionar la problemática.
Otro punto al que se debe apuntar dentro de esta problemática es en las familias, porque sus prácticas, muchas veces, ayudan a que estas personas terminen en la calle o por otro lado, juegan un papel importante en su resocialización. Es decir, si no se aborda la problemática, ellos volverán a las calles.
La gente tiende a afirmar que los habitantes de calle son un problema de seguridad, que son quienes atracan.
Es cierto que algunos se camuflan entre ellos y aprovechan para delinquir, pero el gran porcentaje de los habitantes de calle, está enfermo, sufre depresión.
Para ellos, no sentirse parte de la sociedad los desequilibra. De hecho, algunos dicen que no quieren salir de la calle y en ese aspecto es en lo que tiene que trabajar el próximo alcalde.
No son desechos, son seres humanos que sufren. Por eso hay que humanizar las medidas.
Esta política pública se demoró mucho en presentarse y, por ende, en aprobarse. Lo dejaron para lo último del periodo de la Administración.
A la situación en el Río y la avenida De Greiff se le dejó tomar ventaja.
Allí hay redes de relación, una población flotante de más de 4.000 individuos, es un pueblo paralelo y ahora romper esas redes será aún más difícil, además porque los delincuentes los han utilizado como carritos y hasta para transportar explosivos.
El reto ahora es aplicar la política pero también revisar cómo implementarla sin ir a violentarlos, sin maltratarlos y solo brindándoles la ayuda necesaria.