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La pandemia revivió un edificio que llevaba dos años cerrado, siendo víctima del paso del tiempo, de los deterioros internos y externos y de algunos robos. Desde hace poco más de dos meses, la actividad volvió a los pasillos de los pisos 4, 5 y 6 de la Clínica de la 80.
La sede, cuya operación está a cargo del Hospital General de Medellín, HGM, fue adquirida por la Alcaldía en calidad de comodato (como préstamo) para hacerle frente a la crisis del coronavirus.
Desde entonces, ha tenido cambios. Inicialmente el gobierno local anunció 170 Camas de Cuidados Intensivos, UCI; luego, 60 hospitalarias y 19 Unidades de Cuidados Respiratorios Especiales, Ucre; y hasta de la posibilidad de aumentar a 220 camas.
La realidad, según explicó el gerente del HGM, Mario Fernando Córdoba Pérez, es que hoy funcionan los pisos 5 y 6 en su totalidad, y el piso 4 de la torre 1, con 90 camas, de las cuales 10 son Ucre.
Estas últimas son usadas para tratar insuficiencias respiratorias mediante soporte no invasivo (sin intubación). De las otras 80 camas, 24 están ocupadas, dijo Córdoba.
El objetivo de las Ucre, agregó, es bajar la ocupación UCI y la probabilidad de muerte: “Se impactó a pacientes con diagnóstico o sospecha de covid que requieren altos flujos de oxígeno”.
Además, esta sede cuenta con un equipo de especialistas, médicos generales, profesionales y auxiliares de enfermería, profesionales en terapia respiratoria, nutrición, trabajo social, psicología y personal de apoyo.
Alfredo Ramos, concejal del Centro Democrático, aseguró que se incumplió el contrato porque “no se van a entregar las 170 camas UCI anunciadas” y “se gastaron la plata en sótano y terraza, incompletos pisos 2, 5 y 6, y omitidos 3 y 4”.
El gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano, EDU, Wilder Echavarría, le dijo a EL COLOMBIANO que en el diagnóstico encontraron “una clínica abandonada no solo en estructura, sino en salubridad”, que se habían llevado las plantas eléctricas y robado los cables de electricidad y partes de los aires acondicionados, etc.
El contrato estipuló varias etapas, cada una con sus presupuestos, “y se realizó gestión para la adecuación completa de la clínica”. La etapa cero incluyó cuartos técnicos y de aires, pinturas especiales, sellado de pisos y dos plantas de energía (con valor cercano a $800 millones cada una).
En esa primera etapa (cero), estaban incluidos los pisos 2 y 5 pero, “para evitar cruces de contaminantes”, decidieron habilitar el 5 y 6. Luego, “las partes (Alcaldía y EDU) decidimos ampliar la cobertura por el crecimiento de la curva de contagios”. Así que en la segunda etapa (uno) se están interviniendo pisos 3 y 4, y en todas las fases se atendió la azotea y el sótano, “porque es una inversión integral”.
En cuanto a las inversiones en el proyecto, Echavarría aseguró que no hubo sobrecostos. “El primer contrato con dos contratistas de obra e interventoría sumó $10.000 millones”, con una segunda adición de $300 millones y otra adición al contrato administrativo de $8.000 millones, “que todavía no se han terminado de ejecutar”.
Este diario intentó comunicarse con la Secretaría de Salud para conocer qué ocurrió con las 170 camas UCI mencionadas inicialmente y qué pasará con la sede una vez se acabe la crisis por covid, pero no obtuvo respuesta.
Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.