La utilización de la tecnología le da hoy un nuevo impulso —un empujón— a quienes todavía no se convencen de la capacidad de la bicicleta para satisfacer las necesidades de movilidad personal en Medellín. Ante los reparos que detienen todavía a potenciales ciclistas urbanos —llegar sudando al trabajo, tardar mucho, no poder con las lomas— está la bicicleta eléctrica para ayudarles a decidirse.
No se trata de montar en moto, todavía importa la potencia del ciclista haciendo voltear las bielas para desplazarse, pero sin duda el aporte de un motor eléctrico ayuda mucho en el propósito de ser más eficiente que caminando o corriendo, escapar a las congestiones del tráfico, ahorrar dinero en los desplazamientos cotidianos y aportarle a una mejor calidad del aire.
Si la bicicleta es ya una alternativa seria de movilidad urbana, probada en lo local por una tendencia de crecimiento de los usuarios y en el ámbito internacional por ejemplos como los que brindan las grandes urbes europeas, ¿cómo no considerarla con mayores razones si se puede mejorar con la potencia de un motor para llegar a todas partes o ampliar las posibilidades de utilizarlas?
El subsecretario encargado de Seguridad Vial y Control de Movilidad de Medellín, Luis Guillermo Mejía, explica que el requerimiento de la ciudadanía ya llevó a la Secretaría a formular consultas ante el Ministerio de Transporte sobre la reglamentación que las cobija.
“El Ministerio aclaró que no hay una ficha técnica para la homologación de este tipo de vehículos ni tampoco está en trámite”, explica el funcionario.
Según la respuesta del Gobierno Nacional las bicicletas a motor siguen siendo tratadas como bicicletas, no se les puede exigir Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito, ni revisión tecnicomecánica, ni se pueden matricular ante un organismo de tránsito.
Pero en cambio se les puede dar el mismo uso que a las bicicletas tradicionales en las ciclorrutas y calles de la ciudad, contando con los implementos para una conducción segura y respetando la regulación para la movilidad.
Aunque la Secretaría de Movilidad advierte que hay ya usuarios que han comenzado a utilizar las bicicletas eléctricas en Medellín, descarta que estén creciendo en número de manera importante. Igualmente los ciclistas, como actores de la vía se ven reflejados en las cifras de accidentalidad, pero todavía muy lejos de los niveles que presentan los motociclistas.
Mucho por hacer
Sin embargo entre los amigos de las bicicletas, la utilización de aquellas con motor eléctrico no está tan clara. Para el concejal Óscar Hoyos Giraldo, promotor de cinco acuerdos en la corporación para la masificación de la bicicleta en la ciudad, son evidentes las ventajas que representan las bicicletas eléctricas para Medellín, pero todavía hay mucho por avanzar en la reglamentación.
Para el corporado, aunque el impulso del motor eléctrico es más que apropiado para la topografía del Valle de Aburrá, para llegar hasta sectores empinados, la velocidad que alcancen estos vehículos es clave para reglamentar su uso. El límite de 25 kilómetros por hora hace la diferencia entre conducir por una ciclorruta e integrarse al tráfico de la ciudad.
“Dentro de la reglamentación nacional a partir de esa velocidad se empiezan a aplicar parámetros que no están claros. Además, que hay que reglamentarlos”, advierte.
Agrega que frente a este tema hay mucho por hacer, porque los ojos se están volcando a la bicicleta. “Antes uno veía un ciclista en la calle y casi ni lo determinaba. Ya mucha gente quiere empezar a usar la bibicleta y hay mucho vacío que hay que empezar a regular”, sostiene.
Para Mauricio Mesa, integrante del colectivo Siclas, parámetros como la velocidad o la potencia del motor se deben tener en cuenta a la hora de reglamentar el uso de las bicicletas eléctricas.
Subraya que si la velocidad de uso va a ser superior a los 30 kilómetros por hora, no se deben utilizar en las ciclorrutas.
“Todo está por reglamentar en tanto que se construyan más kilómetros de ciclorrutas y más personas se decidan por utilizar la bicicleta, ya sea eléctrica o mecánica”, sostiene Mesa, para quien el aporte de la ciudadanía es sin duda importante para la construcción de las normas que hacen falta.
Y aún sin reglas específicas, sin tener en cuenta la velocidad y la potencia del motor para la bicicleta eléctrica, en la práctica el uso de una de ellas ha cambiado la manera de movilizarse para Juan David Palacio, funcionario del Área Metropolitana.
La entidad implementó recientemente un plan piloto para que diez de sus funcionarios empleen bicicletas eléctricas para desplazarse entre la casa y el trabajo. Juan David, que vive en el municipio de Caldas es ya un entusiasta de esta alternativa de movilidad.
“La experiencia ha sido muy buena; el tiempo se reduce, no le tocan a uno tacos ni nada”, opina aunque reconoce que el trayecto hasta Caldas es largo y aún con ayuda del motor, los ascensos le exigen a su cuerpo de 120 kilos de peso y 1,90 de estatura.
“A la ida me demoro una hora y 15 minutos y a la bajada, una hora”, anota. En bus es más tiempo y el uso de la bicicleta dos o tres veces por semana le ha traído alguna mejora en su condición física.
“Yo lo recomiendo. Son muy gratificantes los recorridos que he venido haciendo entre Medellín y Caldas. La subida es un poco tediosa, pero igual estas bicicletas tienen cambios y tienen la posibilidad de disminuir la velocidad y hacer el pedaleo más fácil”, apunta.
Tendencia global
No solo Medellín está haciendo esfuerzos por promover el uso de la bicicleta. El sistema de bicicletas públicas Encicla busca consolidarse con una red de 50 estaciones, conectando sectores como Laureles y el centro de la ciudad.
Lina Marcela López, coordinadora de Encicla explica que serán 18 estaciones manuales y 32 automáticas con las cuales se pretende mejorar la accesibilidad del sistema. Su instalación comenzó hace dos meses.
Y es que aunque fue inventada en 1817, con pocos cambios en su concepción básica, la bicicleta se consolida en el mundo como un vehículo calificado de innovador, que ha sido solución de movilidad para grandes urbes, como Amsterdam, que desde hace 35 años miró a la bicicleta como solución a sus problemas de movilidad y aporte a la calidad del aire.
El año pasado, en la Semana Europea de la Movilidad, 1.700 localidades expusieron avances en la implementación de ciclorrutas, sistemas de bicicletas compartidas o cicloparqueaderos, mostrando importantes resultados en generación de empelo, la movilidad y el cuidado al medioambiente .