Todos los días al frente de la plaza de mercado de Girardota se forma una fila de coloridos camperos antiguos. No están esperando la salida de ningún desfile ni pertenecen a una exposición: son la flota de transporte veredal Expreso Girardota.
En la fila aún falta uno, el Nissan rojo de placa KCH 369, que se accidentó el pasado 4 de marzo en El Trapiche cuando se dirigía rumbo a la vereda Mercedes Ábrego.
A las 5:00 p.m. de ese viernes, al vehículo se le desprendió una de las ruedas traseras haciendo que el chofer perdiera el control y terminara estrellado contra la cuneta de la vía, incidente que dejó 11 heridos. Fue tal el impacto, que se desprendieron las puertas traseras y el techo de la carrocería. Este hecho desató la discusión sobre la idoneidad de estos vehículos antiguos para prestar el servicio.
La mayoría de los 72 camperos, esenciales para el transporte veredal, son de marcas como Carpati, Jeep, Nissan y Toyota, y datan de la década del 70. Los más “nuevecitos” son de los 80, como admiten los mismos conductores.
Eso sí, que al lector no lo engañen las apariencias pues debajo de las medio centenarias carrocerías hay poderosas y modernas máquinas reformadas que cuentan con piezas de camión y cajas de cambios duplicadoras gracias a la astucia de “magos” de la mecánica y de las necesidades que trae conducir por los empinados rieles y trochas que llevan a las veredas girardotanas.
“Los carros pueden parecer viejos, pero lo más viejo que tienen son los papeles. Hay carros con motores más ecológicos que el de los particulares nuevos”, dijo Jhon Henao, uno de los conductores. En la misma línea opinó Horacio Sánchez, con 32 años de experiencia manejando en las veredas y poseedor de un récord de solo tres accidentes leves.
“A nosotros nos toca usar estos carros porque una camioneta nueva no es capaz de cargar lo que uno lleva en un campero de estos. Porque un solo pasajero puede llevar varios bultos de abono y a eso encímele los de mercado. O sea por ahí unos 300 kilos. Y si son varios pasajeros en la misma situación, calcule”, explicó.
Sobre las críticas que hacen por la antigüedad y la seguridad de los vehículos, Henao reaccionó indicando que los accidentes son mínimos.
Su tesis la respalda la Secretaría de Tránsito local, la cual hace controles a dichos automotores y la que indicó que entre 2020 y 2021 los camperos solo protagonizaron 18 choques solo daños.
“La gente que nos juzga es la misma de la parte urbana de Girardota que no conoce lo que pasa en la ruralidad. Uno lleva a veces a campesinos enfermos que nos piden que los arrimemos hasta la casa, y uno dice ‘Juemadre, que Dios me saque de aquí porque ni sé cómo entré’”, contó.
Reunidos entre sus vehículos, un corro de conductores indicó que pese a que su misión es solo manejar los camperos, su servicio es tan esencial para las veredas que al final les toca hacer de coteros, razoneros, mandaderos y hasta enfermeros en la vía.
Además, orgullosos de su labor dentro de la empresa, indican que para ejercer su oficio deben estar comprometidos y no tener ningún comparendo activo, dejando sin piso las habladurías de que son transportadores ilegales.