Aunque Colombia tiene una Ley (294 de 2008) que contempla que toda víctima de acoso o violencia sexual tiene derecho a recibir atención integral y asesoramiento jurídico, en la práctica el asunto es complejo.
Víctimas y analistas coinciden en que es necesario que se optimicen los protocolos de atención y se capacite a los funcionarios encargados de la misma, pues luego de los procedimientos iniciales los avances se hacen lentos y enredados. “Y hay riesgo de una revictimización”, reconoció Valeria Molina, secretaria de las Mujeres de Medellín.
Y es que el 60 % de las mujeres de Medellín no se siente segura en el espacio público y el 46 % siente que hay poco respeto hacia ellas en las calles, de acuerdo con la encuesta de Percepción Medellín Cómo Vamos de 2018.
Por cuenta del acoso, “las mujeres no podemos acceder a uno de los derechos fundamentales que es el disfrute del espacio público de manera segura”, dijo Molina.
El deber ser
La Consejería Presidencial para la Mujer creó la línea 155 en la que las víctimas de acoso o abuso pueden recibir atención. En Medellín también está la línea 123 que tiene un componente social en el que se atienden estos casos.
Pero pocos funcionarios saben qué hacer cuando una víctima decide denunciar.
Así le pasó a Andrea*, en marzo de 2017, mientras iba a su trabajo en metro sintió “algo húmedo y caliente” que tocaba su pierna. Cuando volteó a ver, se encontró con un muchacho que se estaba masturbando mientras la miraba. La Policía intervino, pero cuando ella pidió asistencia para denunciar penalmente, los uniformados se miraron sin saber qué hacer.
“El abuso a la mujer se ha normalizado tanto que casos como el mío parecen bobada, piensan que si no hay violación no vale la pena”, contó.
A ella le dijeron que su caso no calificaba como abuso sexual y por eso el agresor —que reconoció que tampoco tenía conocimiento de que eso fuera un delito— hoy está libre. “El delito por el que me aceptaron la denuncia fue injuria de hecho”, contó ella.
Sin embargo, el artículo 210A del Código Penal considera como delito el acoso sexual y le impone penas de 1 a 3 años de prisión a quien “acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona”.
En este caso, según la ley, Andrea debió recibir orientación, asesoramiento jurídico y asistencia técnica y legal con carácter gratuito y especializado desde el momento en que el hecho se puso en conocimiento de la autoridad.
Dora Cecilia Saldarriaga, coordinadora del Observatorio de Género de la Universidad Autónoma Latinoamericana, aseguró que en la Policía y dentro de las universidades, los funcionarios todavía no tienen muy claro qué hacer ante un caso de acoso “Falta muchísima pedagogía, que se permita hablar del tema y se tome en serio”, dijo.
Radiografía y soluciones
Tomás Elejalde, gerente del Metro, aseguró que la problemática de acoso a las mujeres es prioridad en el sistema y tiene un tratamiento gerencial. “Esos hechos no deben suceder, van en contravía del modelo de respeto que promulga cultura metro”, dijo.
María Elena Restrepo, gerente Social del Metro, explicó que el sistema ya tiene protocolos establecidos, pero trabaja en una estrategia de reentrenamiento de 1.800 servidores porque “la naturalización que se ha dado al fenómeno es impactante”.
Restrepo recordó que las personas que sean víctimas de acoso en el sistema pueden activar las palancas y botones del sistema para recibir atención y soporte. En esos casos, dijo Restrepo, se activa un protocolo social y de Policía, y se pueden realizar detenciones.
La Secretaría de las Mujeres, por su parte, ha iniciado acciones en las comunas donde el problema es más crítico (ver radiografía).
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, entre 2016 y 2018 más de 1.655 mujeres han reportado, a través de la línea única de emergencias 123, casos de acoso.
Luego de lo ocurrido, Andrea no ha sido capaz de volver a viajar sola. Incluso una vez que volvió al sistema en compañía de su madre, se encontró con el agresor y entró en shock. Por eso, mediante un derecho de petición, le solicitó al Metro y a la Policía que formen mejor a sus funcionarios para atender y, sobre todo, prevenir el delito.
“Después de la denuncia todo es muy complicado. Yo llevo un año con el proceso y no ha avanzado. A veces pienso que por eso es que la gente no denuncia”, sentenció .
*Nombre cambiado
155
es la línea nacional a la que se pueden comunicar las mujeres víctimas de acoso.