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La pelea por venta de Fizebad tiene en vilo a El Retiro

Los dueños del reconocido predio están discutiendo sobre vender el terreno a un proyecto inmobiliario.

  • Fizebad fue construida en 1825 como hacienda de acopio de producción salina. FOTO carlos velásquez
    Fizebad fue construida en 1825 como hacienda de acopio de producción salina. FOTO carlos velásquez
  • Cientos de ovejas que dieron vida al poderío textil de Everfit pastorearon por la hacienda desde comienzos del siglo XX. FOTO CARLOS VELÁSQUEZ
    Cientos de ovejas que dieron vida al poderío textil de Everfit pastorearon por la hacienda desde comienzos del siglo XX. FOTO CARLOS VELÁSQUEZ
  • La pelea por venta de Fizebad tiene en vilo a El Retiro
03 de abril de 2022
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Fizebad es un club privado en el Oriente antioqueño, asentado en una meseta amplia y verde. Desde hace unos meses, aunque pueden ser años, se viene cocinando una puja desde sus adentros.

La tierra que lo circunda, muy apetecida por constructores e inmobiliarias, es propiedad de poco más de 350 personas, muchas de ellas pertenecientes a prominentes familias de Antioquia. Conociendo el valor de esa tierra, una facción de los dueños está pujando por su venta; de otro lado están los que se oponen. Ambos lados niegan que haya una confrontación, pero lo cierto es que están en juego los predios y el patrimonio arquitectónico.

El punto culmen de la disputa comenzó luego de la asamblea de accionistas celebrada en marzo, cuando se puso sobre la mesa la posibilidad de vender las 12 hectáreas que poseen hoy los socios de Fizebad S.A, es decir, las más de 350 personas mencionadas. A la reunión llegaron dos sobre sellados, cada uno con una oferta inmobiliaria por desarrollar en los predios de Fizebad. Aunque el asunto se ha tratado con secretismo, se habló de que una de ellas proponía la construcción de 550 unidades de vivienda. Entonces se puso el grito en el cielo.

La disputa por la venta de las 12 hectáreas trascendió a los medios de comunicación esta semana y, en vez de apaciguarse, ha escalado. Ricardo Bedoya, presidente de la junta de Fizebad, le ha bajado el tono al debate y ha dicho que, de fondo, las dos partes coinciden en la conservación del club y de la arquitectura patrimonial, que data de comienzos del siglo XIX. “Las construcciones representan un 20% del lote. En el 50% restante se podría hacer un desarrollo inmobiliario amigable con el medioambiente”, comenta Bedoya, quien propende porque se venda la tierra pero se conserven las construcciones.

El asunto es que en la asamblea de marzo, por una pregunta mal formulada, la mayoría de los accionistas presentes votó por vender el 100% del lote. Y aquí va otro lío. Los 350 socios tienen 1.120 acciones. En la asamblea, 396 acciones se inclinaron por la venta total; 298, contra la venta total, pero a favor de una venta parcial; y hay más de 400 acciones cuyos dueños no han aparecido. “No puede ser que una minoría decida por la mayoría. No puede ser que se venda el 100% y se destruya el patrimonio. La Hacienda Fizebad no es solo de los 70 socios que tiene el club, sino de los antioqueños”, comenta Hernán Jaime Jaramillo, uno de los que se opone a la venta.

Dentro de Fizebad hay una casa-museo que, para Jaramillo, aunque no se haya declarado bien de interés cultural, tiene un valor histórico y arquitectónico incuestionable. Pero Pedro Juan Palacio, uno de los socios que está a favor de la venta, argumenta que el club da pérdidas hace años y que “la casa no es un museo. Es un salón muy lindo, donde se hacen eventos, pero no es un museo. Nadie lo visita”, argumenta Palacio.

Sin embargo, el accionista que está a favor de la venta desmiente que la arquitectura histórica sea demolida. Dice, como el presidente de la junta, que la idea es vender una parte del lote, como un 50%, y conservar lo demás.

Aunque las partes dicen que no hay una disputa, la discusión en los medios los ha llevado a desmentir a la contraparte e, incluso, a acusarla de dar información falsa.

Esta semana, por ejemplo, se difundió que ante la Alcaldía de El Retiro ya se había pedido licencia para la construcción de 550 apartamentos en lo que hoy es Fizebad. La noticia resultó siendo falsa y desmentida por el propio alcalde, Nólber Bedoya, quien se considera un “defensor del patrimonio y la naturaleza”. “Acá no ha llegado pedido alguno. Eso es falso. El día que llegue, lo analizaremos muy bien, pues hay que considerar las implicaciones que un proyecto de estos tiene para los guarceños, la movilidad y los servicios públicos”, sopesa el alcalde.

Bedoya, desde la junta directiva, confirma que no hay una negociación en firme. Hasta ahora solo hay propuestas que, a la larga, han logrado la atomización de los socios y el fantasma de la destrucción del territorio.

Cuna de El Retiro

El Retiro es un pueblo típico antioqueño, construido en un pequeño valle llamado del Pantanillo, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Sus salinas y su oro llamaron la atención de los conquistadores españoles que, desde el siglo XVII, se pasearon por su contorno, abriendo el monte que siglos después habrían de derribar los colonizadores antioqueños del XIX.

A finales del siglo XVIII se construyó una capilla en el sector de Los Salados, una zona rica en sal. El constructor fue Sancho Londoño Zapata, hermano de Javiera Londoño. Donde hoy es Fizebad se erigía la finca “Los potreros” o “Los Retiros”, lo que hoy es Fizebad.

Dice la historia que en 1825 se construyó en Fizebad “La Casa Grande”, una hacienda que por décadas fue el acopio de la producción salina; producción que se vino abajo entrado el siglo XX. Entonces, la propiedad pasó a posesión de Everfit. Cientos de ovejas pastaron allí. El Centro de Historia de El Retiro conserva las fotos de las ovejas traídas de Argentina y Nueva Zelanda que alimentaban la producción de la empresa textil. Everfit, sin embargo, quebró a comienzos de los 80. En ese momento, para salvar el lugar, se creó la Corporacion Club Hacienda Fizebad, que hasta hoy ha funcionado y que, con la negociación en curso, podría desaparecer.

El tema de fondo sobre Fizebad es la transformación urbana que ha sufrido El Retiro en las últimas dos décadas. Solo el año pasado, según la alcaldía, se aprobaron 1.300 licencias de construcción. “Tenemos una presión urbanística desmedida. Todos quieren venir a construir a El Retiro. Ya nuestras vías no aguantan más carros. Por eso vamos a hacer un ajuste al Plan Básico de Ordenamiento Territorial este año”, dice el alcalde.

En 2011, el escritor Eduardo Peláez describió la transformación del pueblo: “El Retiro de mis padres, que recibí en harapos, ya no existe. El empedrado ha sido reemplazado por cemento; las casas del siglo XIX ya no son para la habitación de los guarceños”.

El alcalde admite que la presión urbana no da tregua. Mucho depende el futuro del pueblo de lo que pase con Fizebad.

1.120
acciones componen la sociedad que es dueña
de la tierra de Fizebad.
12
hectáreas mide Fizebad. Hoy se analiza si se vende todo el predio o una parte de él.

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