viernes
8 y 2
8 y 2
Después de permanecer siete meses en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, un puma hembra de 8 meses, rescatada del cautiverio en un barrio al Occidente de Medellín, viajó 900 kilómetros para su recuperación total que le permita ser liberada.
Cuando fue rescatado, el felino era un cachorro todavía lactante, pesaba 800 gramos, tenía el tamaño de un gato pequeño y presentaba secreción ocular, diarrea y una malformación producto de la alimentación inadecuada.
Desde entonces ingresó al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV-Fauna) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, operado en convenio con la Universidad CES, donde fue recibió atención por parte de médicos veterinarios, biólogos y zootecnistas.
Durante los meses que permaneció allí, el animal recibió tratamiento médico, alimentación especializada y valoración comportamental; una vez terminado el periodo de lactancia fue aislada para evitar que se apegara a sus cuidadores.
Ahora, con 11 kilos de peso, sana y con capacidad de cazar presas, la puma es apta para iniciar un proceso más complejo. “Los pumas permanecen durante un año con su madre, aprendiendo a cazar, a esconderse y en general a relacionarse con su entorno. Por esto los procesos de rehabilitación de estos mamíferos son tan complejos”, explica Julio Oyola Ceballos, coordinador del CAV-Fauna.
Por esta razón el felino fue enviado al Putumayo, para que allí, de la mano de los profesionales de Corpoamazonía pueda continuar con su proceso en el que esperan, entre otras cosas, descubrir si tiene vínculos familiares con otro puma que allí tratan desde hace varios meses.
El animal viajó en la Unidad Móvil de Fauna Silvestre, la cual fue dotada con todo lo necesario para un traslado cómodo y seguro para atravesar gran parte del país hasta su destino, en el municipio de Villa Garzón, donde se encuentra el Centro Experimental Amazónico, lugar destinado por Corpoamazonía para la recuperación de animales víctimas del cautiverio.
“Después de 20 horas de viaje llegamos a Mocoa con la puma, la cual entra a un proceso de rehabilitación y readaptación con CorpoAmazonía, donde permanece otro puma macho. El proceso de readaptación podría tardar hasta dos años”, explicó Andrés Gómez, líder de Fauna del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
En algunas semanas se conocerán los resultados de las pruebas de ADN que determinarán si son o no hermanos, separados de su madre por cuenta del tráfico de fauna silvestre.