La temporada invernal no para en Medellín y mientras aguacero va y aguacero viene, gran parte de las emergencias tienen que ver con el desbordamiento de las quebradas, que en lo corrido del año ya registran, por lo menos, cinco eventos en los que han causado desastres en diferentes puntos, aunque, por fortuna, ninguno ha reportado víctimas fatales.
El pasado 3 de octubre, en la tarde, un fuerte aguacero originó desbordamientos de La Presidenta y La María, en el sur del Aburrá, que causaron inundaciones y caos en las vías. Ese día, otra quebrada se desbordó en la parte alta de Manrique, anegando varias viviendas. El 27 de septiembre, La Tinaja, en el norte de Medellín, se creció causando afectaciones en diez viviendas del barrio Belalcázar; y el 5 de octubre, la quebrada Cañada Negra, en los límites de Medellín y Bello, también elevó su nivel frenando, por varias horas, el tráfico en la autopista Medellín-Bogotá, con inundaciones en 20 casas y 8 locales.
¿Seguirá el riesgo de más inundaciones por las quebradas, o la ciudad está blindada contra catástrofes originadas por esta causa?
En la Secretaría del Medio Ambiente hay un registro de 4.273 quebradas y todas tienen problemas de contaminación por vertimientos y sedimentos, que son los que generan riesgos. Cien de ellas desembocan en el río.
Previendo estas situaciones, a principios de este año, a través de la Empresa de Desarrollo Urbano -EDU-, la Alcaldía reportó una inversión de $6.000 millones en la atención de puntos críticos en 5 quebradas: La Honda y La Tebaida, en Manrique; la Malpaso, en Robledo; La Pelahueso, en San Javier; y La Picacha, en Belén-Aguas Frías. Las obras consistieron en construcción de canales, cajas de alcantarillado (box coulverts) y muros de contención para evitar movimientos de masa y desestabilización de taludes.
“Las intervenciones para aminorar riesgos consisten en mantenimientos de los cauces con una matriz de priorización basada en criterios de amenaza, vulnerabilidad y riesgos como obstrucción del cauce, desbordamiento y generación de movimientos en masa, entre otros”, explica la oficina del Medio Ambiente.
La posibilidad de que las quebradas se desborden, sin embargo, es latente, ya que en los procesos de urbanismo informal de la ciudad estas no se respetan y se invaden constantemente sus retiro y su cauce, lo que genera obstrucciones, contaminación con aguas residuales y basuras.
La Secretaría, admite, que hay ciudadanos que cuidan y respetan los cauces, pero indica que, “los verdaderos aliados son una cuadrilla de obreros de coberturas que, a diario, arriesgan su integridad y salud por adelantar su labor”.