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La Piloto se encuentra otra vez con sus lectores

La sede principal de la biblioteca, en Carlos E. Restrepo, reabre mañana tras dos años de cierre por obras.

  • Entre las novedades figuran la consolidación de la sala infantil, además de otras colecciones audiovisuales. En el proceso de remodelación se protegieron las obras artísticas. FOTO Santiago Mesa
    Entre las novedades figuran la consolidación de la sala infantil, además de otras colecciones audiovisuales. En el proceso de remodelación se protegieron las obras artísticas. FOTO Santiago Mesa
  • La Piloto se encuentra otra vez con sus lectores
19 de diciembre de 2018
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La vida de una biblioteca puede contarse a través del rastro que han dejado los lectores entre los anaqueles, los sellos que se acumulan en las fichas de préstamo o las marcas que quedan en las páginas y carátulas de los libros.

Desde 1952, la Biblioteca Pública Piloto, en el barrio Carlos E. de Medellín, ha contado su relato y ha sido hogar de generaciones de escritores, investigadores, fotógrafos, niños, padres y conversadores que crecieron en sus pasillos.

Mañana, tras dos años de cierre por obras de remodelación, la sede principal de este centro cultural abre de nuevo sus espacios para los ciudadanos y, de acuerdo con Shirley Milena Zuluaga Cosme, su directora, cada uno de los nuevos salones está diseñado para todos los públicos, para que cada quien encuentre su lugar.

Con la intervención del edificio, la biblioteca pasó de una sola planta a tener tres niveles, que incluyen una zona pública y de lectura bajo techo, la librería del Fondo de Cultura Económica, salas de exposiciones y de experimentación.

Zuluaga Cosme agrega que el costo total de la obra fue de 15.000 millones de pesos y que ya están terminados los trabajos complementarios y la instalación de todas las redes de la edificación (voz, datos, vigilancia, contraincendios, hidrosanitaria y eléctrica).

Algunas cajas de libros aún se acumulan entre los estantes y salones y, en ese sentido, la directora explica que, aunque faltan algunos detalles, el traslado del material bibliográfico ya está en un 90 %.

Sobre los retrasos en la obra, prevista para ser entregada en julio de 2018 y luego en septiembre, la funcionaria dice estar tranquila: “Entregamos una biblioteca de espacios renovados que no perdió su vocación y que, para 2019, quiere convertirse en el lugar al que puedan llegar las viejas generaciones que crecieron con la Piloto, pero también los jóvenes que comienzan a hacer su propia historia”.

Celebrar la renovación

Como si fuera un regalo de Navidad, expresa Zuluaga, el festejo de reapertura de la sede será todo el día, entre las 8:00 a.m. y las 11:00 p.m.

La programación incorpora una maratón de cuentos cortos y cómic, charlas con escritores como Esteban Duperly y Darío Jaramillo, además de la proyección de cine al aire libre y una carrera de observación para que las personas se familiaricen con las nuevas áreas.

Ser un puente entre tiempos

No prestar ningún libro y pasar las tardes recorriendo las estanterías. Así recuerda Diego Aristizábal sus días en La Piloto, cuando de pequeño la biblioteca también le entregó su primer carné de lector.

El actual director de los Eventos del Libro de Medellín celebra que la biblioteca se reintegre para continuar siendo sitio de encuentro. Allí, comenta, es posible hallar cosas distintas (desde materiales terriblemente escasos hasta colecciones patrimoniales).

“La reapertura, en esta época de Navidad, es un buen traído del Niño Dios”, dice.

El escritor Javier Gil Gallego, asiduo visitante de este centro cultural, manifiesta que hacía falta tenerlo abierto. En la biblioteca Gil gestó y presentó su último libro: “La Piloto es la de más grata recordación, la alma máter de las bibliotecas”.

La nueva sede quiere ser un puente entre tiempos. No solo entre el presente y pasado de la identidad antioqueña, como cuna de intelectuales y académicos, sino también como un enlace con nuestras raíces, patrimonio y hasta infancia. Entre las repisas están ocultos algunos sillones, pequeños rincones para lectores. Así, hay quienes pueden elegir perderse en la biblioteca, desprovistos de afanes y solo acompañados por el silencio.

15.000
millones de pesos fue el costo de las obras, recursos aportados por la Alcaldía.
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