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¿Se recuperará el río Cauca del bajón de su caudal?

  • Así se veía el río Cauca el pasado miércoles. FOTO EPM
    Así se veía el río Cauca el pasado miércoles. FOTO EPM
  • Foto tomada el 6 de febrero tras el cierre de la última compuerta en Hidroituango. Foto: Manuel Saldarriaga
    Foto tomada el 6 de febrero tras el cierre de la última compuerta en Hidroituango. Foto: Manuel Saldarriaga
18 de febrero de 2019
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Esa es la pregunta que muchos colombianos nos hicimos luego del cierre de las compuertas en Hidroituango que tuvieron al río Cauca, el segundo más importante del país, con su caudal disminuido a mínimos históricos. ¿Se recuperará el río o nunca volverá a ser el mismo?

Para responder a esa pregunta hablamos con expertos en ecología, hidrología, geología, biología, quienes nos explicaron la crisis ambiental que atraviesa este importante afluente así haya recuperado su caudal ecológico.

También hablamos con investigadores y funcionarios de EPM, que han realizado estudios sobre lo que está pasando y sobre cómo se puede enfrentar la crisis. Ellos nos dieron desde su perspectiva las acciones que se están tomando para intentar mitigar el daño ya hecho.

Hay que señalar, que EPM tomó la decisión de cerrar las compuertas de casa de máquinas para frenar el paso de las aguas del río Cauca por este lugar y evitar que el flujo erosionara aún más el interior de la presa y pudiera causar el colapso de la obra. Y aunque el cierre fue un éxito desde el punto de vista de la ingeniería y la gestión del riesgo, tuvo un dramático efecto en el caudal del río Cauca, de 650 mts3 pasó a menos de 40 mts3 por segundo, un evento que no ocurría desde hace 50 años cuando un derrumbe taponó el río entre La Pintada y La Felisa.

El río no volverá a ser el mismo

Para algunos expertos el río cambió su morfología para siempre. Luego del cierre de compuertas, el Cauca al ver disminuido su caudal perdió varios de sus brazos y afectó de manera considerable las ciénagas, fuente de vida de miles de peces, como lo explica Germán Vargas, geólogo y jefe de la oficina de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional.

“El río Cauca después de Cáceres hasta Caucasia es un río de transición, quiere decir que pasa de cordillera a llanura y tiene unos comportamientos naturales muy diferentes. Entonces con todos esos cierres se fraccionó, hubo muchas interrupciones del cauce, llegó a un punto donde se ahorcó. Perdió su lecho y eso ocasionó muchos cierres de brazos, donde habían cuatro brazos quedó uno muy delgado. Esa desconexión del río tiene unos efectos muy fuertes”, explicó.

Según el experto, el río Cauca no es solo un cuerpo de agua, sino que es un sistema que se mueve desde la cordillera hasta la llanura y que tiene un lecho que puede variar entre 800 metros a 7 kilómetros de ancho. Y ahora, al cambiar sus condiciones naturales, fluyó por un caudal mínimo afectando a decenas de especies.

Nunca un río después de eso vuelve a ser el mismo porque él cambia y cambia para ajustarse a sus condiciones naturales. Entonces abandona unos sitios por donde antes pasaba y toma otros nuevos, que es lo que llamamos nosotros la dinámica fluvial. Lo que hay que ver ahora es cómo se ajustó”, explica este investigador que viene monitoreando con imágenes satelitales la emergencia registrada. (Lea: Las imágenes satelitales del bajo caudal del río Cauca)

Aquí en estas imágenes se puede apreciar el cierre de brazos:

Agrega Vargas, que esos efectos son brutales para los ecosistemas. “El hecho de que el mismo río haya abandonado brazos, impacta directamente sobre la vida que existía en esos brazos. El agua no fluye porque se cortó y los peces mueren y hay un impacto directo sobre los ecosistemas”.

Para el experto, hay unos cambios muy evidentes como la muerte de los peces pero hay otros que afectan a mediano y largo plazo que demorarán más en recuperarse.

“Es una situación muy sensible desde el punto de vista de intervención natural de un sistema. Cada vez que se pone una barrera sobre un río van a haber impactos, pero en Hidroituango hubo descargas altísimas de 5.000 a 6.000 mts3 por segundo a unos cierres de menos de 50 cms3 por segundo, eso descompensa cualquier sistema natural y cualquier serie histórica del río”, asegura.

José Iván Mojica, biólogo y curador de las colecciones científicas de peces del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, cree que poco a poco el río se irá recuperando. Afirma que lo primero será su caudal lo difícil será las características del agua y las especies que la habitan.

“Al río lo debemos entender como un organismo biológico, como un ser vivo y puede que poco a poco se vaya recuperando, pero puede que quede con secuelas. Lo que no sabemos es en cuánto tiempo. El caudal del agua se recuperó en cinco días pero el entorno acuático, la vida, cuándo se va a recuperar y qué daños van a ser permanentes”, se pregunta el experto.

Según Mojica, la contingencia que tuvo Hidroituango coincidió con la subienda en temporada seca (desde enero hasta abril) que es cuando los peces suben aguas arriba desde las ciénagas para reproducirse.

“Las ciénagas de manera natural en la parte baja del Cauca se secan y al bajar su nivel, el agua se calienta y los peces salen y comienzan a moverse por los ríos generalmente hacia arriba. Pero como hay temporada seca y el río dejó de fluir 3 o 4 días el efecto es directo sobre estas especies”, asegura el biólogo.

Foto tomada el 6 de febrero tras el cierre de la última compuerta en Hidroituango. Foto: Manuel Saldarriaga
Foto tomada el 6 de febrero tras el cierre de la última compuerta en Hidroituango. Foto: Manuel Saldarriaga

Uno de los problemas en estas ciénagas como La Mojana y la Depresión Momposina, es que son por así decirlo la sala cuna de los peces. “Tú puedes monitorear las ciénagas pero lo que no puedes es medir el efecto del daño”.

Por otro lado, hay otros expertos que hablan de un nuevo problema y es la cantidad de sedimentos que se están represando en Hidroituango, como lo asegura Óscar Mesa Sánchez, docente de la Escuela de Geociencias y Mediomabiente de la Universidad Nacional sede Medellín.

“Gran parte del caudal y sedimentos están siendo retenidos en el embalse, entonces el agua cuando sale por el vertedero va a tener una carga muy inferior. La consecuencia es la estabilidad del cauce pues el río va a tomar los sedimentos del fondo. No esperamos que hayan consecuencias muy negativas, pero puede haber una tendencia a erosionar y a socavar los fondos para recuperar la carga”, asegura.

Una investigación realizada por el ingeniero Otoniel Niño, como tesis de la Maestría en Recursos Hidráulicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, evidenció que dentro de 50 años los sedimentos del río Cauca ocuparán un 46,6 % del destinado para almacenar agua en el embalse de Hidroituango.

El Cauca si se va a recuperar

Lilian Posada, docente e investigadora de la Escuela de Geociencias y Mediomabiente de la Universidad Nacional de Medellín, y una de las personas encargadas de un estudio para Hidroituango, es mucho más optimista sobre la recuperación total del río.

El río Cauca ya se está recuperando, ya volvió a subir el nivel y está entrando a alimentar y recompensar las ciénagas. El proyecto está entregando aguas abajo más que el caudal ecológico. Y el transporte fluvial se está recuperando, vuelve la vegetación y otras especies como ranas, tortugas, iguanas, culebras. Eso ayuda a recuperar”, aseguró.

Además, insistió en que la mortandad de peces no es tan alarmante (85.248 peces, según cifras de EPM), si se compara con la cifra total de peces que arrastra el río. “Estamos haciendo ese balance de ese porcentaje qué representa”, agregó la experta. Así mismo, se conoció que EPM estudia la forma de sembrar peces en la parte alta de la cuenca para que comiencen a viajar y a poblar el río.

Aunque explicó que esos peces deberán crecer y comenzar a buscar el alimento. “Yo diría que la recuperación puede durar meses, pero es difícil calcular, depende qué tan efectivo sea el poblamiento, que las especies se adapten”, agregó y explicó además que los brazos que perdió el río volverán a llenarse en este invierno o el otro. “Hay que darle tiempo al río para que reaccione otra vez”.

Por su parte, Ana Milena Joya Camacho, gerente social y ambiental de proyectos e ingeniería de EPM, explicó que estos repoblamientos todavía no han comenzado porque debe haber un diagnóstico científico, un permiso de la autoridad ambiental y que haya temporada de lluvias para realizarlos.

“En los ecosistemas uno no puede generar sobrepoblación de una especie, debe haber un equilibrio. Hay que hacer primero unos análisis de abundancia y unos monitoreos para ver qué especie está con menor abundancia en el Cauca”, indica la experta que agrega que estos ya se están haciendo con el Instituto Humboldt y la Autoridad Nacional de Pesca.

Sobre cómo enfrentaron la emergencia tras el cierre de compuertas, Joya Camacho afirma que tenían claro el escenario de una posible afectación a los peces por el atrapamiento que sufren cuando hay una disminución del caudal.

“Cuando planificamos el escenario definimos que íbamos a tratar de disminuir dos variables. Una: el tiempo del impacto, entre menos tiempo era más fácil que los ecosistemas se recuperaran. Y la segunda, la extensión del impacto. No es lo mismo un impacto desde la presa hasta La Mojana”, explicó.

Entonces lo que hizo EPM fue recibir el apoyo del embalse de Salvajina para disminuir de 10 días a 3 días la duración de la contingencia. Y la extensión la manejaron con Los Porces que lograron mantener el caudal desde Nechí en adelante sin afectar La Mojana y la Depresión Momposina.

Hasta allá no llegó el impacto, porque en términos de caudales nunca se les disminuyó. Antes de la contingencia la estación Las Flores (en la confluencia entre el Cauca y el río Nechí) del Ideam reportaba un caudal de 560 mts3 por segundo el 4 de febrero y el 8 de febrero que pasó el impacto se hizo un aforo con Ideam y EPM y había en ese punto 620 mts3 por segundo”, aseguró.

“Ese era un tema crítico y por eso nos dimos a la tarea de abrir Porce, incluso en contra de lo que cuesta el valor de la energía, sacamos todo el caudal de esos embalses de EPM para poder proteger todas esas ciénagas”, agregó.

En lo que corresponde a la afectación a los peces, la experta de EPM explicó que contrataron a 739 pescadores y los ubicaron en 16 tramos desde la presa hasta Nechí y con ellos se logró recuperar 480.000 peces.

Murieron 85.000, que más importante que el número como tal es la biomasa de esos peces y las especies que pudieran encontrarse allí. La biomasa pesó 878 kilos, no logró pesar una tonelada, porque eran especies como sardinas, alcaldes, corronchos, que tienen alta abundancia en el río y que eran pequeñas y habían quedado atrapadas. Según la Autoridad de Pesca, la cifra de lo que se pesca un día de manera normal son 270 toneladas y la pérdida de peces no pesó ni una tonelada”, agregó.

Con las especies que se rescataron, se lograron identificar algunas para hacer repoblamiento y fueron llevadas a la piscícola Santa Cruz en Caucasia. “A esa piscícola no llevamos los 480.000 peces, la mayoría fueron liberados inmediatamente en el río. Los que se llevan son las especies padronas que están en edad de reproducción para poderlas ubicar en los estanques y mantenerlas vivas para cuando se de la autorización del repoblamiento”, agregó.

Otra de las líneas de atención de EPM fueron las ciénagas. Entre Cáceres y Nechí monitorearon, según la experta, 20 ciénagas que se habían definido como las más importantes.

“Ninguna de estas ciénagas se desconectó. No se podía permitir esto porque la biodiversidad que había en las ciénagas es distinta que la que hay en el cauce de un río. De esas 20 intervenimos 10 ciénagas que las tuvimos que separar del río para que no tuvieran ese impacto”, explicó y sostuvo que con Emvarias se recogieron 48 toneladas de residuos sólidos en la ribera del río.

Por último, al preguntarle sobre cuándo sería la recuperación total del río y la posibilidad de una nueva contingencia aseguró que ninguno de los daños es irreversible y que es poco probable que se presente una nueva emergencia porque ya está funcionando el vertedero.

“Hay una probabilidad baja de volver a tener que pasar por esto, porque parte de la decisión de cerrar la casa de máquinas tenía que ver también, además de proteger vidas, con poder recuperar la obra. Y en lo referente a los daños no hay ninguno que hayamos ocasionado que no sea reversible, todos se pueden recuperar”, concluyó.

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