“Les presento a Robocop, nuestro primer policía robot, con cámaras móviles, reconocimiento facial, identificación de placas, predicción del delito, sensores térmicos y audio interactivo”. Con este anuncio, el alcalde Daniel Quintero dejó expectantes a los residentes de Medellín.
Así fue presentado en sociedad, el pasado 11 de agosto, el Sistema Inteligente de Monitoreo Integral Móvil (Simim), la nueva herramienta para luchar contra el crimen. Es una máquina con cámaras inteligentes, páneles solares, capacidad para transmitir señal las 24 horas y un tráiler adaptado para desplegarla en sitios críticos, en coordinación con el sistema integrado del emergencias del 123.
El comandante de la Policía Metropolitana, general Javier Martín, se sumó a la efusiva campaña, anunciando que “vamos a tener un policía que puede estar monitoreando un perímetro mucho más grande en tiempo real, para advertir al personal de las patrullas”.
Y en sus redes sociales, la Alcaldía apoyó la estrategia con memes que auguraban malos días para los hampones. Sin embargo, pasaron dos meses desde la implementación del proyecto y los principales indicadores de seguridad, como el hurto a personas y los asesinatos, no disminuyeron.
Según el Sistema de Información para la Seguridad (Sisc), el hurto a personas aumentó un 26%, al registrar 15.415 casos en lo corrido de 2021 (con corte a septiembre 24), mientras que en el mismo periodo de 2020 iban 12.246; en cuanto a homicidios, a la fecha van 306, un 4,1% más que el año pasado (294).
La situación tiene atenuantes, como que 2020 fue un año atípico por la cuarentena, que redujo los delitos a niveles históricos difíciles de superar; o que el Simim lleva poco tiempo de ejecución. Aún así, la expectativa sembrada fue tan alta, que ahora cuando circulan videos de atracos en la web, los internautas se preguntan dónde está el Robocop de Medellín, mientras que opositores y expertos en seguridad cuestionan su utilidad.
Vigilancia y pruebas
Para adquirir esta tecnología, la Empresa de Seguridad Urbana (ESU) suscribió el contrato N°202100099 con la compañía Unión Eléctrica S.A., por $489’454.305. El valor incluye “una solución básica para instalación en mástil o pared, con una cámara PTZ, audio bidireccional y luces estroboscópicas, además del licenciamiento de la plataforma en la nube y la importación y entrega en Medellín”, según la Alcaldía.
Su funcionamiento no ha estado exento de polémica. Se especuló que carecía de manifiesto de importación, siendo esta una de las razones para que el Área de Vigilancia Administrativa de la Personería iniciara el pasado 19 de agosto un proceso de vigilancia a la Secretaría de Seguridad.
“Estaremos vigilando los pasos de la contratación y la efectividad de la herramienta Simim respecto al fin para el cual se consiguió: combatir los altos niveles de delincuencia y robos”, declaró en ese momento Luis Aníbal Peláez, personero delegado para la Vigilancia Administrativa.
EL COLOMBIANO buscó la opinión de la Secretaría de Seguridad, y desde allí indicaron que la vocería de Robocop la tenía la ESU. El gerente de la entidad, Edwin Muñoz Aristizábal, en respuesta a un cuestionario, aseguró que “el dispositivo se importó de manera legal y todos los trámites se surtieron sin inconvenientes”.
Le preguntamos por los resultados del proyecto, y enfatizó que se trata de un plan piloto, el cual se ha trabajado en tres frentes: “Primero, llevando a Robocop a zonas urbanas y rurales, para pruebas de conectividad; se enlaza de manera inalámbrica a una red GSM encriptada, y eso hace que sea importante que se garantice en toda Medellín la transmisión de datos”.
El segundo frente, prosiguió, “es de socialización de la tecnología, muchas personas se acercan indagando acerca del dispositivo, preguntando si es una cámara de fotomultas, es importante que los ciudadanos sepan que con Robocop se va a seguir fortaleciendo la seguridad”.
Y el tercero se relaciona con la articulación entre los ingenieros de la ESU, del SIES-M (sistema de emergencias del 123) y el fabricante, “para que cuando lleguen los demás equipos, ya las plataformas tecnológicas estén dispuestas para la incorporación”.
El día del lanzamiento, la Alcaldía anunció que compraría otras 39 máquinas.
Al preguntarle a Muñoz por las ventajas y desventajas de esta herramienta, señaló que antes de traerla “la ESU hizo un análisis de la conveniencia de implementar esta tecnología. Se ha corroborado que la movilidad es un aspecto primordial y las pruebas han indicado que no existen problemas en ese aspecto. En cuanto a la autonomía, las baterías recargables con paneles solares lo hace muy competitivo frente a otros dispositivos; y la conectividad a través de una red GSM encriptada hace posible su integración con las demás instancias de monitoreo de la ciudad”.
Los “peros”
Tras 60 días de puesta en práctica, en la opinión pública no hay un convencimiento total de su eficacia. Andrés Rico, investigador con estudios en Defensa y Seguridad de la Escuela Superior de Guerra y docente de U.P.B., consideró que no se usa de forma adecuada.
“Al ser artefactos movibles, puede que se ubiquen en zonas de manera coyuntural, y se genera un paño de agua tibia que no soluciona el problema. Debe realizarse un proceso de articulación con la sociedad, en cuanto a que se den denuncias y acompañamiento de procesos a mediano y largo plazo de intervención, conducidas por estos sistemas tecnológicos”, expresó.
El académico añadió que este sistema requiere otros apoyos, como el mejoramiento urbanístico y aprovechamiento de los lugares donde se disponga la tecnología, porque “solo hay que recorrer las zonas rojas de Medellín para darse cuenta del abandono institucional”.
Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de Eafit, estimó que “no me cabe en la cabeza que este aparato pueda afectar a la delincuencia de Medellín. Al tener que movilizarlo en vehículos, cualquier campanero puede verlo y advertirle a los otros. Con este sistema se pierde la condición de invisibilidad de algunas cámaras fijas, por lo que no resulta útil”.
Desde su perspectiva, “es mejor adquirir drones, que incluso pueden ser más útiles en los operativos”.
El concejal Sebastián López, opositor de la Alcaldía, argumentó que “este proyecto no ha tenido impacto, porque no se ha generado una compenetración adecuada con los policías de las calles”.
Agregó que “está como rueda suelta, no logra articularse a ninguna de las estrategias de la Secretaría de Seguridad y la Policía. Hoy, Robocop es simplemente una cámara para grabar eventos”.
El exsecretario de Seguridad de Medellín (2017-2019), Andrés Tobón, dijo que “se trata de una tecnología de apoyo muy útil en eventos masivos, que requieren de sistemas de videovigilancia. Pero la manera en que se ha desplegado ha sido inflada por la Alcaldía, la mostraron como la gran tecnología al servicio de la Inteligencia que va a resolver muchos problemas, y no lo es”.
Tobón indicó que el Simim está dirigido a la atención de grandes eventos y que en nuestra urbe ya se implementó en 2017, durante la visita del Papa Francisco. “Su ubicación en parques es redundante, toda vez que estos lugares ya cuentan con cámaras”, agregó.
Este diario se comunicó con la Personería para indagar en qué va la vigilancia administrativa. Desde la entidad afirmaron que la ESU no ha dado respuesta a sus requerimientos, que tenían fecha de vencimiento del 31 de agosto.
Ayer el delegado envió de nuevo la solicitud de datos a esa institución, esperando que conteste esta semana. De no ser así, el caso podría avanzar a un proceso disciplinario, según el Ministerio Público.