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¿Qué pasa con la seguridad en Medellín? Tobón responde

El Secretario de Seguridad de Medellín explica por qué aumentaron los homicidios y cuál es la estrategia para reducirlos.

  • Andrés Tobón dice que su meta es lograr que los cabecillas de las bandas respondan por las delitos cometidos por sus subalternos. FOTO cortesía
    Andrés Tobón dice que su meta es lograr que los cabecillas de las bandas respondan por las delitos cometidos por sus subalternos. FOTO cortesía
En 4 años no se acaban las bandas: Tobón
03 de enero de 2019
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La bandera con la que Federico Gutiérrez ganó la Alcaldía de Medellín en 2015 fue la seguridad.

Desde agosto de 2017, la dependencia ha estado en manos del politólogo Andrés Felipe Tobón Villada, quien a sus 27 años, asumió la tarea de liderar la lucha contra las estructuras criminales.

Tras un año y medio de trabajo, EL COLOMBIANO buscó a Tobón para que explicara por qué aunque hay resultados importantes, como la captura de cabecillas y el decomiso de drogas y armas, la ciudad cerró el 2018 con un incremento de 8% en las muertes violentas.

El funcionario, además, explica cuál será la estrategia para mejorar los resultados en el último año de gobierno de Gutiérrez.

Cuando empezó esta administración tuvimos un pico bajo de homicidios y hoy hay un repunte. ¿Qué pasa?

“El aumento en materia de homicidios está enmarcado en el enfrentamiento entre estructuras criminales (...) La ciudad estaba en una zona de confort que, lamentablemente, se traduce en una reducción en los indicadores de seguridad —en particular el de homicidios— porque a los criminales no les conviene tener la ciudad “caliente”.

Cuando hay estructuras criminales que ya no tienen las órdenes directas de los cabecillas y coordinadores (porque fueron capturados), no existen acuerdos claros de cómo estar en el territorio a nivel criminal. Eso lastimosamente tiene una serie de detonantes como un ligero aumento en los homicidios que nos duele.

Medellín hoy tiene una tasa de homicidios de 24,75 por cada 100 mil habitantes, que es dolorosa. Y sí, hace 6 años la tasa era de 50, pero que pasemos de 50 a 24,75 sigue siendo igual de doloroso”.

¿Lo que quiso decir es que los homicidios habían bajado porque no había suficiente persecución

a las bandas?

“Yo no sabría decir si fue por eso directamente, pero sin duda había una zona de confort para ellos y cuando eso ocurre tienen la posibilidad de generar cierto tipo de arreglos informales que seguramente pudieron haber bajado los homicidios”.

¿Quiénes son los responsables de esa alza?

“Diferente a lo que pasa en otras ciudades, en Medellín el homicidio es un delito que vincula a las estructuras criminales. La participación de temas de convivencia, violencia intrafamiliar y de género frente al homicidio va a la baja y eso es importante para el análisis.

Cerramos el año con un aumento del 8% en los homicidios en general, pero los de mujeres, por ejemplo, tuvieron una reducción del 34%.

El 70% de los homicidios de Medellín son por arma de fuego, el 22% con arma cortopunzante.

El 70% de los homicidios están relacionados con enfrentamientos entre estructuras criminales, el 6% por hurtos, el 17% convivencia, el 3% género, 3% violencia intrafamiliar y 1% otros”.

¿Hay variaciones en las zonas donde ocurren más homicidios?

“Sí hay una variación, sobre todo después de la priorización de las zonas a atacar.

En julio de 2018 en la comuna 13 teníamos un aumento, respecto al año 2017, de 113% en los homicidios. Hoy el aumento es del 90% (82), es decir, hay una tendencia a la baja.

En Robledo, que estuvo muy activo a principio del año, en abril alcanzamos un pico de aumento del 81% respecto al año 2017, y cerramos con una disminución del 23%.

En Altavista estuvo compleja la situación en mayo, cuando estuvo el momento más crítico y llegamos a un aumento del 475% y cerramos con un aumento del 105%. Entonces realmente donde se han logrado intervenciones estructurales en contra de quienes generan el homicidio, se ha logrado una disminución del delito.

En general en Medellín, en junio alcanzamos el 30% de aumento de homicidios respecto al 2017 y cerramos en 8%. Entonces el segundo semestre tuvo una tendencia a la baja relacionada con la persecución al delito”.

Pero que en Altavista haya 105% más homicidios y en la comuna 13, 90% más, es un alza muy grande...

“Sigue siendo muy grave, pero ya hay herramientas y evidencias claras de que sí se persigue la criminalidad tenemos la capacidad de lograr una reducción de los homicidios.

Lastimosamente los homicidios se han generado por el enfrentamiento entre estructuras y por lo que han ordenado los cabecillas desde las cárceles, como ‘Pesebre’, quien tiene intenciones en la comuna 13 después de la pérdida de control criminal que tuvo en Robledo. Las estructuras históricas de Robledo hoy tienen una capacidad muy baja frente a lo que tenían a comienzos de 2018.

Si miramos (las bandas de) ‘el Acopio’, ‘el Diamante’, ‘la Imperial’, no es lo mismo hablar de ellas en enero que en octubre. Los cabecillas 1, 2 y 3 de esas estructuras están todos en la cárcel y los coordinadores también. La persecución ha sido bastante fuerte y obligó a ‘Pesebre’ a que se concentrara en la comuna 13 donde hay estructuras sobre las que todavía tiene poder como son ‘la Torre’ y ‘el Coco’”.

¿Qué ha pasado con la Secretaría desde que usted asumió el control?

“Lo primero que se hizo en la Secretaría cuando yo llegué fue articular realmente cuál era la posición estratégica en materia de persecución del delito. Esa tarea tenía que partir de una base y era saber a quién estamos persiguiendo, y ya no hay diferencias entre Policía, Fiscalía y Ejército de cuántas bandas tenemos y quiénes son los cabecillas. En ninguna otra parte del país pasa eso.

La política criminal de nosotros arranca por la desarticulación de estructuras criminales y por la persecución definitiva, que tiene que desembocar en la reducción de indicadores”.

¿Y cómo está el panorama criminal de la ciudad?

“Medellín tiene 84 grupos delincuenciales comunes organizados (GDCO), de ellos 73 hacen parte de los 10 grupos delictivos organizados (GDO) que tienen presencia en la ciudad. Ellos son los que participan de manera más activa en el homicidio, con la modalidad de sicariato, por supuesto; los que participan de manera activa en el hurto, extorsión, desplazamiento intraurbano.

La ciudad concentra el 43% del total de las GDO del país, (10 de 23), y esas organizaciones constituyeron el origen del crimen organizado del país. Aquí, de manera muy triste, se consolidó el centro logístico y organizativo criminal que se extendió a lo largo y ancho del país. De hecho, las otras 13 GDO que tienen presencia en Colombia, tienen relación con las estructuras de Medellín y muchas de ellas recibieron, en su momento, un apoyo que les permitió fortalecerse”.

¿Cuál es su estrategia contra las bandas?

“En Medellín todas estas son estructuras pluridelictuales: participan activamente de múltiples delitos de acuerdo a la capacidad que tengan de ejercerlos en el territorio.

Por eso empezamos a explorar varios mecanismos de carácter jurídico que nos permitieran a nosotros tener una persecución que le apuntara a la acción mediata, múltiple imputación, concurso de delitos y a la persecución de la renta criminal (lavado de activos y extinción de dominio).

Esa estrategia se desata en el segundo semestre. Hay dos casos ya que son exitosos en materia de acción mediata que se convierte en piloto nacional de imputación de estructuras criminales, y es el caso de “Juancito” y “Pastrille”. A “Juancito” se le imputaron nueve homicidios por autoría mediata en calidad de cabecilla; es decir, ni siquiera porque él los haya ordenado, sino porque en su calidad de cabecilla, la estructura de la que hacía parte cometió una serie de delitos de los cuales él también es responsable.

A “Pastrille”, jefe de sicarios de “la Agonía”, no solo se le imputan los tres homicidios que se le han comprobado, sino que la fiscal del caso está recogiendo evidencias de otros seis homicidios que le van a imputar, porque como jefe debe responder por las acciones de sus sicarios”.

¿En Medellín todavía existe el pacto del fusil?

“Yo no tengo conocimiento de que exista un pacto del fusil. Nosotros históricamente hemos escuchado mucho eso en la ciudad (...) Yo creo que lo que se ha producido, a través de la persecución criminal, es un nivel de desorden y de zona de confort rota que me parece muy difícil, desde el análisis, que exista un pacto así. A las autoridades en Medellín no les interesa, en lo más mínimo que haya pactos entre criminales”.

Hace algunos meses la Personería emitió una alerta por el aumento del desplazamiento intraurbano. ¿Qué pasó?

“Eso va muy ligado con las disputas entre bandas. La realidad es que el primer trimestre de 2018 estuvo muy complicado por los enfrentamientos de estructuras y eso, por supuesto, atemoriza a la gente, que luego se pasa de barrio.

Rechazamos de manera contundente que los criminales generen miedo y terror en las comunidades”.

¿Cuáles son las rentas criminales de las bandas?

“La número uno es la droga. No solamente el microtráfico que tiene incidencia directa en las GDCO sino también en el narcotráfico que es en la que participan las GDO.

Ahí hay que elevar una discusión nacional. Combatir esa renta en un país inundado en droga, como estamos hoy, tiene complejidades elevadísimas (...) La droga no la cultivan en Medellín, lo que se consume llega de otra parte.

Pero hay otros delitos: la extorsión es un tema que para la criminalidad representa una gran fuente de renta y control. Las estructuras no solo extorsionan porque generan dinero sino como una herramienta de control territorial, de presión a las comunidades. Y si bien los indicadores dicen que el delito va a la baja, para nosotros no es una realidad porque sabemos que el subregistro es altísimo”.

¿Cómo se ha comportado el indicador de hurtos?

“En hurto de vehículos hay una disminución marginal, del 3%, no es importante.

El de motos subió en 2018, pues en 2017 se logró una reducción del 40% en ese delito con una articulación con Policía y Fiscalía. La estrategia fue la persecución de un delito que es la receptación. Lastimosamente en 2018 los operativos que se hicieron contra el delito, siguiendo el mismo modelo, no han sido aceptados por la Rama Judicial.

A octubre, la operatividad en capturas por hurto a motos subió 4% y tenemos, no obstante, un aumento en el hurto de motos del 20%, lo que da cuenta de que el problema no está en la operatividad, sino en la respuesta judicial.

Frente al hurto a personas, tenemos un problema importante. El año cerró con 20.607 denuncias por ese delito. Pero la unificación de los sistemas de denuncia de Fiscalía y Policía nos obligó a que 2018 fuera el año cero en materia de hurto a persona; es decir, no se puede comparar. Por eso esperamos los resultados de nuestra encuesta de victimización, para entender cómo lo percibe la gente”.

¿Hay algo que no vaya a lograr al terminar su gestión?

“Acabar con las bandas”.

¿Tiene aspiraciones a la Alcaldía?

“No” .

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