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Andrés Tobón Villada, con dos años y medio al frente del cargo, es el secretario de Seguridad que más ha durado en Medellín, desde que se creara ese despacho en la Alcaldía en 2012.
Ahora que terminó su misión (2017-2019), conversó con EL COLOMBIANO sobre los logros y tareas que quedaron pendientes, con las cuales tendrá que lidiar su sucesor en la secretaría, el general (r) José Gerardo Acevedo Ossa.
A juicio de Tobón, lo más importante en ese puesto es “no aflojar” en el combate directo contra el crimen organizado, principal responsable de los asesinatos en la capital antioqueña.
¿Cómo describiría el mapa del crimen organizado de Medellín al principio y al final de su gestión? ¿Qué transformaciones hubo?
“Al inicio no había un mapa claro para las autoridades, por lo menos no unificado, cada institución de seguridad y justicia tenía su propia manera de mirar lo que pasaba en Medellín. Y esto beneficiaba a los criminales, porque en medio de la confusión siempre gana el perseguido. Hoy tenemos un mapa criminal totalmente claro, las autoridades saben cómo funciona el crimen organizado. La mayoría de miembros del Cuerpo Colegiado de la Oficina y de la Alianza de Estructuras Criminales (las dos facciones enfrentadas de ‘la Oficina’) están capturados, varios de ellos con condenas. Lo más importante es haber puesto las cartas claritas sobre la mesa, no solo para la institucionalidad, sino para la gente de Medellín, que sufría lo que pasaba, pero no lo entendía. Hoy lo entiende, y cuando hay entendimiento, es más posible la solución del problema”.
Aunque su administración dio golpes importantes, la Alcaldía que llegó tendrá que enfrentar a las mismas bandas. ¿Qué recomendación le da al nuevo secretario de Seguridad?
“Que no se puede aflojar, las estructuras criminales tienen la misma capacidad de la hidra que combatió Hércules, de recambiar sus cabezas. No se puede frenar este combate, y tampoco se puede olvidar que así como con Hércules, esto no solo le corresponde a la Policía o al héroe, sino a todos los que hacemos parte del andamiaje, para que las cabezas sean cortadas y cauterizadas sus heridas. Si se baja un segundo la guardia, ellos ganan”.
Cuéntenos tres cosas que hayan faltado por terminar en su administración...
“Uno, que todavía siguen pendientes muchos criminales por capturar, si bien se logró la captura de 161 cabecillas. Otro asunto pendiente tiene que ver con algunas infraestructuras para la seguridad: ya quedó licitada la estación policial de Guayabal, al igual que las de Aranjuez y El Poblado, y es importante que también salgan adelante las de La América y Robledo, para que cada comuna tenga su propia estación; falta la construcción del Centro de Comando y Control para Medellín (C4), que implica la ampliación del 123 y del sistema de vigilancia de cámaras, es momento de haya un edificio propio para el mejor aprovechamiento de esta tecnología y ya hay un predio para su construcción en el barrio Sagrado Corazón. Y tres, quedó faltando que en Medellín se normalice la persecución judicial de las rentas criminales; si bien logramos golpes importantes con los bienes extinguidos, lo cierto es que el crimen organizado tiene mucho más dinero del que le hemos podido arrebatar”.
¿Qué cabecillas quedaron pendientes de capturar?
“Los del cartel de cabecillas más buscados de GDO (Grupos Delincuenciales Organizados): alias ‘Colmillo’, de ‘Caicedo’, un hombre muy poderoso; ‘el Gomelo’, de ‘Picacho’; ‘Toño’, el que queda de la línea de ‘Carlos Pesebre’ en ‘Robledo’; ‘el Indio’, de ‘Trianón’, muy importante en el sur del Valle de Aburrá; ‘Titi’, de ‘la Unión’; y los de los grupos de Bello (’Alber’, ‘Pocho’ y ‘el Flaco’)”.
¿Qué zona de la ciudad ha sido la más difícil de controlar en términos de delincuencia?
“San Javier, no por su gente, sino por las confrontaciones entre estructuras criminales, como ‘la Agonía’, ‘el Coco’, ‘la Torre’ y ‘Betania’. Y La Sierra, un territorio con una altísima influencia de la banda ‘la Sierra’”.
Elija tres programas de seguridad que usted considere que deberían seguir en la nueva Alcaldía.
“Uno, el sistema de justicia cercana al ciudadano, con fortalecimiento de las Inspecciones de Policía, Comisarías de Familia y Casas de Justicia, esto favorece la confianza del ciudadano en el Estado. Dos, ‘Parceros’, un programa que diseñamos de la mano de las autoridades judiciales que conocen el problema, fuimos a la casa de 1.080 chicos y chicas que los criminales tenían engañados con el discurso de que no eran parte de la ciudad y que para ellos no había futuro; hoy saben que Medellín los quiere y sí tienen futuro, esto quedó como Acuerdo Municipal y tiene los recursos para funcionar. Y tres, el mantenimiento de la política criminal, la primera de carácter local que tiene el país, con resultados evidentes en materia de la reducción de la capacidad de daño de las estructuras criminales de la ciudad”.
Estar en el cargo le ayudó a conocer la ciudad más profundamente, si la pudiera describir como una persona, ¿cuáles serían sus defectos y cualidades?
“Medellín es hermosa, con un futuro prometedor, inteligencia, capacidades y recursos para hacer lo que se proponga, pero tiene un pasado que no ha sido capaz de superar. Un pasado oscuro, criminal, dañino, de mucho dolor, que a veces hace como si quisiera volver a él, pero quiere superarlo y trabajar hacia adelante. Medellín hoy más que nunca tiene la oportunidad de superar esa oscuridad que tiene en su corazón, para soñar con ser esa sociedad resiliente que logra superar lo peor”.
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