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A ratos se les contempla como monumentos al olvido, otras la prueba del dominio que llegaron a tener en Medellín y otras zonas de Antioquia y el país, los capos de la pesadilla nacional del narcotráfico.
Mucho de su dinero se convirtió en suntuosidades como Las Águilas o La Manuela, en el oriente, y Nápoles, en el Magdalena Medio, que eran las casas campestres preferidas del capo Pablo Escobar. En Medellín se dio el lujo de construir varios edificios, entre ellos el Mónaco, donde montó su residencia.
Ni hablar del sueño de su socio, Rodríguez Gacha, quien adquirió la finca El Pomar, en la loma del Chocho en Envigado, para hacer una mansión que obligara a Escobar a “envidiársela”, andaba en ese sueño cuando fue abatido por la policía.
De ese...
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