A veces, el espacio público —los parques, las calles y hasta los centros comerciales—exponen a las familias y al acto de amamantar, un vínculo natural, a la incomodidad y al prejuicio.
Por ejemplo, Stefany Astaiza, madre lactante, habla de la urgencia de crear espacios de ciudad en donde puedan alimentar a sus hijos tranquilas, cómodas, sin tener que esperar a llegar a casa, “sin que nos señalen por estar amamantando a nuestros bebés”.
Ese es el propósito de las tres zonas de lactancia creadas en las estaciones Hospital, San Antonio y San Javier del Metro de Medellín, que son de gran afluencia en la movilización del 1,2 millones de viajeros que usan este medio de transporte a diario.
Inicialmente se trata de un espacio señalizado, con asientos ergonómicos a la medida fabricados de material 100 % reciclable, dado que se utilizaron más de dos mil cajas de tetrapack para crearlas.
Su creación parte de la alianza entre Buen Comienzo de la Alcaldía de Medellín y el Sistema Metro y por ahora no se proyectan más estaciones.
La estrategia va más allá de adaptar el espacio: busca hacer visible la lactancia materna en el sistema de transporte público como un acto natural y de gran importancia para el desarrollo nutricional de los menores de edad.