Por germán Jiménez morales
Estafadas. Así se sienten 72 personas que entre 2016 y 2018 le entregaron $6.983 millones al grupo constructor Invernorte, sin que a la fecha hayan recibido los apartamentos y locales que compraron, ni recuperado un solo centavo de las cuotas que cancelaron.
Por ello, en junio de 2018 le revelaron a la Superintendencia de Sociedades que los accionistas y directivos de esas empresas son dueños de 77 inmuebles, los cuales, dicen las víctimas, se deberían liquidar para que les devuelvan la plata que metieron en los fallidos negocios inmobiliarios. En forma simultánea, le pidieron a la Fiscalía que investigue a los edificadores por presunta captación masiva e ilegal de dinero. Los denunciantes evidenciaron que en 23 proyectos de Invernorte los lotes estaban hipotecados, embargados o con ambas limitaciones de dominio.
El lío mayor lo tiene el predio de New York, de 3.543 metros cuadrados. Quienes dicen ser los dueños reales instauraron en Fiscalía una denuncia por presunta falsedad en documento público y estafa agravada contra quienes terminaron vendiéndole el lote a Invernorte. Esta última firma, a su vez, tampoco puede disponer del bien porque la empresa Dismaco le embargó ese terreno.
Según la Secretaría de Gestión y Control Territorial de Medellín, New York se vendió sin tener licencia de construcción ni permiso de ventas y en las promesas de compraventa no se indicaba la fecha de entrega material de los inmuebles. La idea era levantar 172 apartamentos, 371 parqueaderos, 61 locales y 42 oficinas.
“Era difícil no dejarse seducir por ese proyecto. Estaba en el Centro, en zona de renovación urbana, con precios de metro cuadrado atractivos, grandes posibilidades de valorización, una sugestiva sala de ventas y un brochure muy elegante”, comenta bajo reserva el comprador de un apartamento de 60 metros cuadrados, que con parqueadero y cuarto útil valía $233,5 millones, de los cuales entregó $55,8 millones entre julio de 2016 y junio de 2018.
Este cliente, que forma parte de un grupo en Whatsapp de 135 víctimas de Invernorte, afirma que el dueño, el vendedor y los demás empleados de la constructora se volvieron fantasmas desde octubre de 2017 y que a él ni siquiera lo dejaron entrar a las oficinas que la empresa tenía en el barrio Rosales.
Igual de perdida quedó otra compradora de un apartamento de 81 metros cuadrados, a la que ni los dueños de Invernorte ni los antiguos vendedores le dan razón de los $155 millones que entregó entre abril y diciembre de 2016. Un sentimiento similar quedó plasmado en la denuncia que uno de los afectados puso el 11 de julio de 2018 ante la Fiscalía.
Allí anota que suspendió en junio el pago de las cuotas del apartamento que adquirió, porque al visitar el lote de New York un vigilante le dijo que, como él, “muchas personas iban en busca de alguna información porque habían vivido lo mismo que yo, que de Invernorte no respondían mensajes de correo electrónico ni llamadas, y además ya sabían que la empresa no contaba con sede propia en el Valle de Aburrá”.
Jorge Willsson Patiño, representante legal de Invernorte no accedió a hablar con EL COLOMBIANO. Solo se pronunciará ante las autoridades, dijo a través de su abogada .
