Los Otros, de Alejandro Amenábar

“Lo único que se mueve aquí es la luz, pero lo cambia todo”

Por: Mario Fernando Castaño

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Es complicado hablar de una película en la que se intuye que la mayoría de personas la han visto y no pensar en los que no lo han hecho, teniendo en cuenta que su final es la clave de todo. Lo más obvio sería advertir al lector desprevenido que no caiga en un spoiler que se puede limitar a una sola frase y que pueda arruinar la sorpresa. Decidí entonces hablar de ella sin tocar el final que es casi como caminar sobre papel de arroz, pero es que es de esto que se alimenta esta historia, contar mucho acariciando la esencia y generando el suspenso.

Todo se desarrolla en 1945, en las islas Channel, Jersey, cerca de las costas francesas de Normandía en el Canal de la Mancha, al término de la II Guerra Mundial. Grace (Nicole Kidman) espera el regreso de su esposo en un caserón que bien podría pertenecer a una época victoriana de mansiones encantadas. Vive allí con sus dos pequeños hijos Anne (Alakina Mann) y Nicholas (James Bentley), en donde reciben a unos inesperados sirvientes, la señora Bertha Mills (Fionnula Flanagan) y el señor Edmund Tuttle (Eric Sykes), junto a una joven muda llamada Lydia (Elaine Cassidy) y estos, al asegurar que ya habían trabajado en la casa anteriormente, son contratados por Grace, quien les indica unas exigentes reglas, como el mantener las puertas bajo llave, respetar el silencio y una de las más importantes, siempre tener las cortinas cerradas debido a que sus hijos son hipersensibles a la luz.

El actor Tom Cruise, cautivado por la dirección del chileno- español Alejandro Amenábar (Tesis,1996), le propone dirigir su propia versión estadounidense de Abre los ojos (1997) para la película Vanillla Sky (2001). Éste se niega, pero la insistencia de Cruise tiene éxito más adelante al comprar los derechos y producir junto con Miramax el nuevo proyecto del director para plasmar en pantalla Los Otros en 2001. Amenábar, el responsable de escribir, dirigir y hasta musicalizar la cinta, impone la condición de grabar con su propio equipo de producción eligiendo como locación Las Fraguas, en Cantabria, España.

La historia, a pesar de ser un guion original, bebe de varias referencias teniendo como base la novela Otra vuelta de tuerca (1898) de Henry James o la película Los inocentes (1961), que es una adaptación de la misma obra; además toma elementos muy característicos del estilo de Alfred Hitchcock para aplicar su dosis de suspenso, teniendo en cuenta que el director no solo sigue su estilo argumental, sino que escoge una rubia como protagonista y le pone como nombre Grace, por lo que es imposible no relacionar a Grace Kelly, una de las musas del maestro del suspense.

Además, su ambiente de casas encantadas recuerda aquellos clásicos del género de fantasmas, incluso algo del cine oriental enfocado en lo sobrenatural, sin embargo, todos estos elementos combinados crean una nueva atmósfera que se hace diferente dentro de códigos visuales y argumentales ya conocidos, pero que traen sorpresas de una manera efectiva e inteligente al tomar su propia forma y estilo y, a pesar de tener de cerca la exitosa película El sexto sentido (2000), que posee una historia similar, logró cautivar al público, ganando 8 premios Goya de los quince a los que estaba nominada, incluyendo Mejor sonido, Mejor fotografía, Mejor Dirección y Mejor Película.

La película también sirvió como un nuevo punto de partida para la actriz australiana Nicole Kidman por su destacada participación siendo un pilar básico para la historia. La presencia blanca, frágil y hermosa de su personaje contrasta con su temple de autoridad y convicción religiosa basada en el castigo divino, ocultando de esta manera su frustración y soledad al enfrentar la ausencia de su esposo y la responsabilidad de hacerse cargo ella sola con la crianza de sus hijos. La actuación de los niños es impecable, mientras Anne se ve como una figura rebelde frente a la autoridad y el amor distante de su madre, Nicholas se presenta temeroso y siempre opacado por su hermana, todo esto producto de la ausencia paternal que es reemplazada de cierta manera por Bertha, la sirviente, y que complementan una misteriosa presencia con el jardinero y la joven muda que los acompaña.

El argumento de la historia se va decantando poco a poco pero no logra bajar el interés por la misma, los pertinentes diálogos, el manejo efectivo de la iluminación junto con el color y esas escenas de miedo que, a pesar de manifestarse en eventos sobrenaturales predecibles, como puertas que se cierran solas, sonidos de pasos o un piano que se toca a sí mismo, más que buscar un susto fácil logran generar en el espectador un frío que sube como dedos helados caminando por la espalda.

El final es lo que más destaca y extrañamente, incluso haciendo una revisión, el impacto es casi el mismo y esto es el resultado de una historia construida con un muy buen sustento a nivel argumental. El espectador se deja sorprender por ese clímax que se acepta sin más, debido a que la credibilidad y la lógica de los hechos son definitivos y contundentes.

Los otros, dentro de su belleza melancólica, es una obra magistral que marca un punto de partida para el cine español dentro del género de terror, como pueden ser El Laberinto del Fauno (2006), de Guillermo del Toro, o El Orfanato (2007), de Juan Antonio Bayona. Además de proponer algo diferente que ya venía contaminado con películas en las que reinaban los clichés. Es una historia que invita a reflexionar sobre muchos aspectos de la vida y, por qué no, de la muerte, en donde se entrelazan de una manera en la que podríamos convivir con esas presencias que nos acompañan, nos observan y susurran en nuestros oídos, dándonos a entender cuánto les importamos para poder existir sin que valga la pena saber si somos ellos o los otros.

 

 

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