Luis Ernesto Arocha y el cine experimental colombiano

Al calor del experimental

Oswaldo Osorio

La nueva edición de la Revista de cine Kinetoscopio acaba de salir y está dedicada al cine del Caribe colombiano. Este artículo hace parte del dossier especial, en el que también se encuentra una mirada panorámica al cine de la región, textos sobre Pacho Bottía, Roberto Flores Prieto y Ciro Guerra.

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Existe la idea generalizada de que La langosta azul (Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Luis Vicens, Enrique Grau, 1954) es una película experimental, la primera del país, por demás. El gran reconocimiento de los artistas que la firman parece legitimar esa creencia, así como algunas pocas imágenes con cierto tono surreal. Pero lo cierto es que se trata de un relato de ficción con todos sus elementos (personajes, acción, conflicto, argumento), aunque sin sonido. No obstante, hay que reconocerle que es un cortometraje muy distinto a ese escaso cine que se hacía por la época en Colombia y con unas significativas e inéditas intenciones estéticas y expresivas.  Continuar leyendo

Los viajes del viento, de Ciro Guerra

Huir y buscar por un mismo camino

Por: Oswaldo Osorio

Un hombre nuevo, un hombre viejo y un acordeón con cuernos cruzan el paisaje costeño urgidos por su destino. Estos elementos, ya de por sí complejos y que bien podrían funcionar como sinopsis, componen uno de los relatos más maduros y concientemente sólidos de la historia del cine colombiano. También es una de las películas más esperadas de los últimos años, gracias a la promesa que significó la ópera prima de este realizador, La sombra del caminante (2005), y con la cual comparte unas características en común: un sentido estético definido y sin titubeos, una lúcida cercanía con ciertas particularidades de la identidad nacional y una propuesta narrativa y argumental que no le hace concesiones a ese público que sólo quiere cine rápido y fácil.

De entrada es necesario hablar de lo más vistoso del filme, que es sus paisajes y su fotografía, dos cosas que muchos espectadores suelen confundir. Porque con esta cinta es muy fácil decir –y recuerden que no es una cinta fácil- que tiene una fotografía muy “bonita”, aunque seguramente el comentario está dirigido a los paisajes.

Que en esta película coincidan las dos cosas es una fortuna, pero lo cierto es que tiene una buena fotografía es por la manera como muestra estoy paisajes, por la forma en que los hace, no sólo un protagonistas, sino una condición para el desarrollo de la historia. De ahí la importancia de la expresividad y el esplendor del formato panorámico y en súper 35 en que fue filmada. Y también por eso es un filme que tiene que ser visto en cine. La visionada en video ya será una experiencia muy distinta.

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El ángel del acordeón, de María Camila Lizarazo

 La verdad, esta película no inspira mucho ni siquiera para hablar demasiado mal de ella. Es simplemente una cinta floja y malograda, incluso ingenua. No importa que su argumento sea obvio, que la historia de los rivales que se la pasan toda la vida compitiendo en habilidad para ganar el amor de la chica, ya se haya contado muchas veces (incluso con vallenatos y acordeones algo muy parecido se vio en la serie de televisión Escalona), el caso es que lo que se cuente tenga alma, sea verosímil y recreado con naturalidad.

En esta película no hay nada de eso. Las actuaciones son irregulares de principio a fin, tanto de los niños como de los adultos, a veces suenan convincentes y otras como recitando el parlamento. El tono general de la cinta es como de melodrama televisivo y la narración avanza a saltos sin la agilidad propia de un relato envolvente, de una historia de amor, rivalidad y vallenatos. Se puede rescatar de ella las logradas imágenes que consiguen con la complicidad del paisaje y la luz de la costa colombiana. Aunque por eso mismo resulta muy brusco el cambio a las imágenes documentales del reinado vallenato.

Para terminar, juego al abogado del diablo. ¿Qué pueden decir todas esas personas que dicen que el cine colombiano debe dejar de hacer películas sobre la violencia y la realidad del país, cuando las respuestas a ese requerimiento son fallidas películas como ésta? ¿Qué pueden decir al ver que el mejor cine que se ha hecho en el país, el cine que perdurará, es ése que se confronta con la dura realidad nacional y trata de entenderla y explicarla?

I.M