¿Para qué meterse con Zohan?

Salido de la rica cantera de Saturday Night Live, el actor Adam Sandler es entre todos esos comediantes uno de los menos talentosos y poco creativos, y sin embargo, uno de los que mayor éxito tienen. La clave del humor de sus primeras películas era el infantilismo, puro y llano. Al parecer, ya pasados sus cuarenta años, se vio forzado a cambiar la débil lógica de su humor y de la mentalidad infantil pasó, de golpe, a la sexuada en su variante más explícita y vulgar.

Su última película, No te metas con Zohan, tiene un humor casi incomprensible, salvo si se tiene la mentalidad de un arrecho adolescente con poco seso bajo su despeinado cráneo. Un buen ejemplo de esto es cuando se despide de la chica, primero agitando la mano y luego, como si fuera otra mano, con el pronunciado bulto que tiene en su entrepierna. Ni hablar de cuando coge cosas con sus caderas, incluso estando desnudo. Tiene algunos buenos y oscuros chistes (los visuales, porque los verbales son aún más burdos y elementales), como cuando juegan con el gato, pero en general, es otro monumento al mal gusto y vulgaridad de Hollywood. 
o.o