Hola Galileanos!!
Al nacer el nuevo año nacen también muchas ideas, iniciativas, deseos y anhelos de hacer las cosas que siempre quisimos y que no hemos puesto en marcha. Eso, claro, incluye a la astronomía, que cada vez parece ganar más adeptos, interesados o amigos aunque, en muchos otras condiciones y latitudes, parece acumular detractores, enemigos y contradictores.
Y es que justamente esa condición de balances, los mismos que podemos adosar a la condición humana, propician las preguntas del nuevo año y animan a dejar cerradas las posibles respuestas a lo que no logramos realizar en los pasados. En otras palabras, los observatorios astronómicos caseros, las observaciones celestes en fincas o lugares cuidadosamente buscados, incluso la compra del mejor telescopio posible llegan de nuevo al escenario, y es aquí cuando me abordan aquellas preguntas que pocas veces me atrevo a responder.
En este sentido, ¿qué tal si ustedes se animan a responder algunas de las preguntas que verán a continuación?
- ¿Se puede vivir de la astronomía en nuestras latitudes?
- ¿Qué objetivo tiene pasar horas enteras mirando en el cielo los mismos objetos de siempre?
- ¿Porqué parece que quienes hacen observación astronómica son como de otro mundo?
- ¿Tienen relación las religiones, la física, la astronomía y las creencias asociadas a la observación del cielo?
- ¿Es cierto que para hacer astronomía debo tener equipos muy caros, grandes, pesados e importados?
- ¿Porqué algunos observadores del cielo hablan más de política y religiones que de la ciencia que dicen promover?
- ¿Tiene futuro la exploración espacial en los próximos años?
- ¿Es verdad que Donald Trump quiere reducir o acabar con la NASA?
Como ven, hay un poco de todo, y más allá de la lista que acaban de leer, estoy atento a las nuevas y múltiples preguntas que ustedes puedan tener tras escarbar un poco más a fondo lo que a todos nos pasa por la cabeza. Ahora, y en línea con el título de esta entrada, quiero poner en referencia la perspectiva de la astronomía como espectáculo, es decir, la que se convierte en fiesta, en evento lúdico o en oportunidad para el encuentro, la conversación y el regocijo propiciado por la misma naturaleza.
Los divulgadores de la ciencia, entre quienes me incluyo, pasamos largas horas pensando y probando métodos, estrategias y actividades que permitan mejorar lo que decimos y hacemos, con el fin de que quienes nos escuchan, leen u observan puedan unirse a nuestra causa con pasión desbordante, ánimo intenso y alegría extrema. A veces es fácil ganar el objetivo, aunque en otros momentos la tarea se vuelve compleja, difícil y más retadora de lo calculado.
En este nuevo año los retos de la divulgación se incrementan y vuelven más complejos. Muchos canales de televisión, blogueros, youtubers y demás han diseñado estrategias poderosas para ganar audiencias, captar tu atención y llevarte paso a paso por sus caminos. Todos, sin duda, tienen grandes intenciones con respecto a la divulgación de la ciencia y de la astronomía en particular, y es aquí cuando lanzo mi reflexión: ¿Es mejor divulgador quien responde a todas las preguntas de la lista? ¿Se volvió la ciencia, su divulgación o su ejercicio, una exposición mediática y del espectáculo, más allá de la continua necesidad de apreciar, entender, responder y formular nuevas preguntas?
La cultura del espectáculo tiene grandes ventajas y momentos de verdad. Bien vale la pena identificar la línea de contenidos que más nos atraiga, impregne y colme de las mejores respuestas. En tanto sigan llegando nuevas preguntas, sabremos que vamos en la vía correcta.
Felices cielos para todos!!