Opus Magister.

Febrero 2 de 2022. Palabras leídas en la conmemoración de los 50 años de la Institución Universitaria CEIPA,  a propósito de la presentación de la Antología de Don Antonio Mazo Mejía, fundador del Alma Mater.

 

«Un profesor trabaja para la eternidad: nunca se puede decir dónde acaba su influencia».

Henry Brooks Adams (1838-1918) novelista, historiador y periodista.

 

Si Don Antonio Mazo estuviese aquí frente a ustedes, y fuese a exponer acerca de la Obra de alguien que dejó una huella en la sociedad, probablemente comenzaría por decir que Obra viene del latín, opera, plural de opus, operis, o sea ‘obra, trabajo’. Igualmente diría que, también pertenece a la misma familia etimológica indoeuropea, op, que tiene que ver con cooperar y producir en abundancia y que dejan como resultado o consecuencia la generación de valor o riqueza.

A propósito de la Obra de Don Antonio, hace 8 años, cuando me enteré de su muerte, decía yo en este mismo blog que, a quien yo mejor recordaba era al Antonio Mazo inspirador.

Cuando hablaba a sus estudiantes o a sus colegas, se expresaba con un tono y eligiendo las palabras para dejar una lección. Mi abuela diría, no daba puntada sin dedal. Hilaba muy bien cada palabra, cada frase, cada idea.

Como les he dicho, amaba explicar la etimología de las palabras, llevarnos a sus orígenes; todo esto para decirnos que sus significados podían ser más profundos si se les conocía con propiedad. Qué, aunque el término “caro” se le asocie con precio alto, realmente se trata de un “un gran valor” y, entonces, estamos hablando de algo valioso, algo querido. Entonces, podía exclamar, ¡Caro maestro! ¡Querido maestro!

Y así, iba por la vida dando lecciones, inspirando, motivando. Era un maestro las 24 horas del día.

Así que, lo que hoy voy a presentar es “riqueza para nuestra comunidad”, vamos a compartir “valor”. Vamos a acercar parte de la Obra de Don Antonio Mazo a la sociedad. Hoy entregamos parte de la riqueza espiritual que nos dejó.

Digo parte de la Obra, porque sólo se trata de aquello que dejó en memorias y reflexiones escritas para sus pupilos. Y, que no nos sorprenda que diga pupilos, porque la etimología latina hace referencia al que se relaciona con su tutor, con su mentor y, por ende, el estudiante, el niño o la niña.

Y es verdad, Don Antonio dejó una gran Obra para sus pupilos. Sus nietos, sus hijos, sus estudiantes, sus colegas, somos de algún modo sus pupilos, porque somos seguidores del proyecto que  gestó para la Sociedad.

La Colección que hoy presentamos se compone de 5 Obras, o mejor dicho es una Obra compuesta por 5 pequeños tesoros. Cada uno de ellos creado con una intención especial, escrito en un lenguaje apropiado y dirigido a unos “pupilos” en particular.

Abueliando, Caminando Caminos, Reflexiones, Construyendo Futuro y También Era Conmigo, son cofres llenos de páginas que pueden brillar en el corazón y la mente de quienes los lean.

 Don Antonio tenía el don de la palabra, amaba el lenguaje. Gustaba él de la palabra justa y precisa, pero también de la palabra estéticamente bien elegida. Y así, por ejemplo, Abueliando, comienza con los versos de José Ángel Buesa:

Con la simple palabra de hablar todos los días,

que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,

voy diciendo estas cosas que casi no son mías,

así como las playas casi no son del mar.

Y su amor por las palabras es tan fuerte que también creo las suyas. Así, dio vida a Abueliando, una palabra que andaba por ahí, escondida entre sus amigos:

“Estoy seguro de que el Diccionario de la Real Academia no registra la acepción abueliar, de donde se deriva el gerundio abueliando. No sé tampoco a quién se le ocurrió el término, yo se lo escuché a una amiga mía, y desde entonces lo uso bastante.”

Don Antonio fue un caminante que inspiró a otros trashumantes. Por eso, en su Obra “Abueliando”, a sus nietos les recuerda que el camino apenas comienza, que la siembra es constante y la cosecha al final de la tarde. Pero los incita a degustarse cada paso del camino.

Como caminante, vio la vida como una alameda, una vereda surcada de verde que ofrecía luz y fresca sombra al viajero. Y el viaje es desde que nacemos hasta “el día que tendré que rendir el ineludible tributo a la hermana tierra”.

Caminando Caminos se trata de su vida de “arriero de la vida”, con su recorrido desde Briceño hasta su amada Medellín. Por ello, al escribir Caminando Caminos, hablaba a sus tres hijos -esos pupilos tan especiales-, con estas palabras:

Les dejo “un recuento de lo que ha sido mi vida y también algunas reflexiones, no sé si muy originales o no, lo que sí sé es que se trata de convicciones profundas con el mejor deseo de que les sean de utilidad en la vida, que sean como mi testamento espiritual para ellos, ojalá que también sirva a otros. Deseo que estas líneas sean mi mejor presencia cuando se produzca la partida definitiva, y las escribo para eso, para, a través de ellas, quedarme siempre con ustedes”

 Construyendo Futuro es una obra para los hijos que le dio La Escuela, para sus estudiantes, especialmente para los de CEIPA. Como él mismo lo dijo, con un: “lenguaje sencillo, conversacional, buscando ser inteligible y claro para nuestra juventud. Intencionalmente he evitado caer en elaboraciones que, por su fundamentación científica o su presentación muy erudita, distraigan a los lectores del objetivo fundamental,…prefiero pecar de elemental para llegar al lector, que posar de erudito corriendo el riesgo de distraer su atención o de sacrificar su reflexión, la cual deseo que lo lleve a tomar decisiones muy profundas e importantes para la construcción de su futuro.

En Construyendo Futuro, Don Antonio “cede” ante la realidad de “lo inmediato y lo concreto” en que vive la juventud de hoy, pero lo hace como una táctica de abuelito para atraer a sus nietos, sin saber ellos que lo que les espera es una reflexión profunda y no la mesada del domingo.

Para que veamos la profundidad y actualidad de su mensaje, podemos repasar:

“La costumbre de utilizar la palabra “hombre” como sinónimo de persona en la cual está tradicionalmente incluido el género femenino, me lleva a utilizar mucho el género masculino, pero entiéndase que estoy escribiendo tanto para los jóvenes como para las jóvenes, que ninguna se sienta excluida, desde ya presento excusas por las omisiones en que pueda incurrir.”

Aquí, con profunda humildad, advierte que lo importante no son las formas, mucho menos las apariencias, sino la sinceridad del corazón con la que se habla.

También, “Era Conmigo” es una obra dedicada a todos los caminantes que le acompañaron a lo largo de la vereda:

“Porque ellos han vivido y compartido conmigo sus vidas, y, sobre todo, porque su presencia en las horas más angustiosas que son inevitables en toda existencia, ha sido presencia que fortalece, solidaridad que hermana y razón para vivir; estas líneas les van dedicadas para decirles una vez más, que ellos le han dado sentido a mi vida y plenitud total y fecunda, y que son ellos quienes le dan lustre y resplandor a todo lo vivido y a lo que aún falta por vivir.”

Por último, “Reflexiones”. Este es un cofre compuesto por tres compartimentos. Esta Obra recoge las notas que el trashumante escribe al final de cada tarde y que guarda para releer a otros caminantes al final del largo viaje.

Dice Don Antonio:

“Fueron brotando así espontáneamente, al igual que brotan del alma los recuerdos, deseos y vivencias, o de las plantas, flores y semillas.

Surgieron del hombre que soy, y del maestro que siempre he querido ser.

Ser hombre, persona, es una condición que tenemos que asumir; ser maestro es una vocación que se lleva en el alma.

Hombre y maestro nunca están terminados, son un proceso continuo, un permanente buscar, un angustioso inquirir, un siempre querer ser más, y cada vez mejor; como la corriente de los ríos, es algo que “está pasando siempre, pero que nunca pasa”.

 

Y de ese Maestro en permanente construcción, Don Antonio nos deja esta reflexión:

Nada más parecido a un buen amigo que un buen libro; nos sirve desinteresadamente, lo encontramos siempre dispuesto a orientarnos, y nos espera siempre.

Los libros enseñan, divierten, iluminan, aconsejan; ellos guardan para nosotros el esfuerzo de muchos pensadores que en ellos nos dejaron su legado.

 

Y ese es Don Antonio: el pensador que, a través de estos libros, nos deja gran parte de su legado. ¡Disfruten su Obra!

 

 

 

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