Ucrania: ¿Qué quieren Putin y la OTAN? ¿y los ucranianos qué?

Giovanny Cardona Montoya, febrero 20 de 2022.

 

Se ha vuelto moda Ucrania. O, mejor dicho, está de moda preocuparnos por Ucrania. Como lo estuvo Siria: qué ya no lo está, a pesar de que se sigue desangrando en una guerra cruel que tiene mil razones por las que no para. No ha sido moda Libia, país que se diluye en una guerra civil entre tribus. Ya ni cuenta nos damos de lo que pasa en esas guerras…y en otras. El rating se lo lleva Ucrania.

La siguiente reflexión no busca corregir lo que se dice cotidianamente sobre este conflicto. Más bien, me propongo enriquecer el marco de referencia para que la comprensión de los hechos se enfoque en un escenario más amplio y complejo que lo que se destila cotidianamente en los medios de comunicación y redes sociales.

Los medios de comunicación que nos informan en Occidente -seguramente los rusos están viendo otra perspectiva-, ponen el acento en el riesgo de que Putin invada a su vecino occidental -temor que no es infundado-; sin embargo, la situación es mucho más compleja. Esta crisis en la frontera ruso-ucraniana tiene muchas aristas y yo voy a poner el acento en tres de éstas:

1.) Los rusos nunca han conocido la democracia y sus élites promueven una idea de potencia que es muy atractiva para la población;

2.) La OTAN y Rusia siguen siendo rivales geopolíticos a pesar de que la guerra fría terminó hace más de 30 años;

3.) Rusia y Ucrania comparten una  larga historia común.

1.) Rusia apenas conoce lo que es la llamada “democracia liberal”. El imperio ruso sucumbió ante la fuerza de los bolcheviques de Lenin y éstos crearon un modelo político “democrático” -mis comillas no son simbólicas-, en el cual un solo partido gobernaría. Y así lo hizo por más de 70 años. Posteriormente, con la caída de la URSS en 1991, la infantil democracia rusa dio sus primeros pasos.

Sin embargo, desde 1999, con diferentes roles -interino, presidente, primer ministro- Vladimir Putin ha gobernado al país más grande del planeta. La oposición ha sido controlada con mano dura; pero, la verdad sea dicha, a muchos rusos les gusta su “nuevo zar”. Con la reforma constitucional, todo indica que el presidente Putin pretende permanecer en el poder varios lustros más.

Bajo esta realidad de un país que cuenta con una democracia formal pero no real, Putin ha reavivado en muchos de los habitantes del país la idea de la Gran Madre Rusia. El espíritu de que Rusia es una potencia renace o pervive en los corazones de muchos rusos, de ahí que frecuentemente los medios de comunicación dan cuenta de que en grandes grupos de la población se aprueba dicha perspectiva en la política exterior de su gobierno.

Entonces, con un discurso grandilocuente de potencia militar (nuclear para ser más exactos), la élite política rusa, con Putin a la cabeza, demarca las zonas de influencia, especialmente alrededor de sus extensas fronteras en Eurasia, el Pacífico, el mar Negro y el ártico. Con especial interés Moscú vigila territorios ex-soviéticos como Bielorrusia, Kazajistán, Ucrania y Georgia. Por diferentes razones trata de evitar que otras potencias (léase OTAN, principalmente) lleguen a controlar dichos países. Entonces, Putin le echa leña al fuego.

2. A pesar de que el país socialista se disolvió -la URSS- y que en Rusia emergió el capitalismo, la OTAN y este país se comportan como potencias antagónicas. La OTAN y el Pacto de Varsovia surgieron como instrumentos de “diplomacia de guerra” entre Occidente y el comunismo liderado por la Unión Soviética. Sin embargo, ya no hay comunismo en Europa del Este, el Pacto de Varsovia se disolvió, la URSS se desintegró y el capitalismo se expandió por toda Europa Oriental. Aún así, el tratado militar de la OTAN no desapareció; al contrario, se expandió, particularmente hacia el Este de Europa. Qué alguien diga que la OTAN pervive porque le preocupa la democracia, estaría siendo muy cándido.

Así que, la crisis de Ucrania, exacerbada por las últimas acciones de Rusia, es una fogata que se alimenta de muchos leños. Si algo le da fuerza a Putin para desarrollar su política de potencia militar es la expansión de la OTAN. La otrora Unión Soviética tenía a sus enemigos armados en Alemania y Turquía, hoy Rusia ve a su némesis en los países que antes eran sus aliados en el Tratado de Varsovia. En otras palabras, la expansió de la OTAN hacia el Este legitima entre sus electores la estrategia político-militar de Putin. La OTAN le echa leña al fuego.

OTAN vs PACTO DE VARSOVIA

 

 3. Es bien conocido que el origen del pueblo ruso se halla en Ucrania (la kievskaya rus -киевская русь-) a finales del siglo IX; y que ambos territorios (Ucrania y Rusia) son habitados por pueblos eslavos con afinidad lingüística, religiosa y folklórica, entre otros. Adicionalmente, esta afinidad (aunque Rusia es pluricultural en su interior y en Ucrania conviven ortodoxos y católicos) se complementa con la historia socio-económica y política que los unió por más de tres siglos.

Con el Tratado de Pereyáslav, el 18 de enero de 1654 Bogdán Jmelnitsky  -Богдан Хмельницький- selló la unión de Ucrania con el Zar de Rusia. Desde entonces, la mayor parte de lo que hoy conocemos como Ucrania hizo parte de un mismo imperio y luego Estado, hasta 1991. Así que, no es de poca relevancia el hecho que muchos ucranianos, mayores de 30 años, hayan nacido y vivido en un país cuyas fronteras se extendían hasta el Pacífico y no en las estrechas actuales:

rusia y ucrania

Nota al mapa: la parte Occidental de Ucrania, más católica y ucranianoparlante, fue parte de Polonia entre 1919 y 1939 como resultado de la guerra polaco-ucraniana de 1918-1919. Luego, en 1939, Stalin “reunió” a los ucranianos en la URSS, apoyado en el Tratado Ribentrop-Molotov y en un pacto secreto firmado con Hitler, y reconocido por la URSS en tiempos de Gorbachov.

Pero, más allá de las perspectivas geopolíticas, deseo preguntarme si estamos teniendo en cuenta suficientemente a los ucranianos en este ajedrez. No dudo que Ucrania como Estado soberano se merece toda la autonomía para firmar tratados y establecer alianzas. Sin embargo, en lenguaje geopolítico es claro que Rusia y la OTAN se juegan una partida en la que priman sus intereses militares y económicos y, en este caso, “Ucrania aparece en la mitad del sanduche”: Rusia habla de su zona de influencia y ve a la OTAN como su enemigo; la OTAN expande sus fronteras hacia el vecindario ruso, seduciendo con el atractivo de la economía de la Unión Europea y fundamentado en la idea del derecho soberano de las naciones para firmar tratados.

Pero, ¿qué piensan los ucranianos de todo esto? Poco sabemos.

Recordemos estos hechos:

La mayor parte de la población ucraniana habla 2 idiomas (ruso y ucraniano). En el censo de 2001, se señala que casi el 30% de los habitantes de Ucrania consideran el ruso como su lengua materna. Adicionalmente, en varias ciudades, incluida Kiev, el ruso se habla a la par o por encima del ucraniano.

Más de la mitad de la población nació en la URSS, no en el Estado soberano de Ucrania; entre los mayores hay grupos poblacionales importantes que reconocen una nostalgia por el otra enorme país que habitaban.

– Al oriente del país (Donbáss, una rica zona minera del carbón) se libra una guerra civil protagonizada por rebeldes pro-rusos y el gobierno ucraniano.

– Hace 9 años Kiev se bañó de sangre cuando el gobierno de Yanukovich titubeó para llegar a un acuerdo comercial con la Unión Europea (una zona de libre comercio en el marco de un Acuerdo de Asociación), mientras, al tiempo, intentaba negociar con la Unión Aduanera de Rusia, Bielorrusia y Kazajistán. Muchos ucranianos pro-occidentales consideraban que aquel era la cuota inicial para entrar a la UE.

La región de Crimea -de facto hoy controlada por Moscú-, más allá de su valor geopolítico y militar (la Flota del Mar Negro), es un territorio poblado en su mayoría por habitantes de raíces rusas (más del 70% consideran el ruso su lengua nativa). Dicho territorio fue reubicado dentro de la URSS por Nikita Krushov en la década de los 50s, convirtiéndola en parte constitutiva de la República Socialista Soviética de Ucrania. El entonces premier soviético -de origen ucraniano- no se imaginaba que medio siglo después este territorio sería objeto de disputa político-militar entre Rusia y Ucrania.

Los ucranianos aún no terminan de construir su identidad nacional. Si bien no tiene discusión el derecho y el interés de gran parte de la población por pertenecer a la Unión Europea, el debate de fondo es geopolítico: dos potencias se disputan el control territorial de la región y a Ucrania sólo le ofrecen carnadas (Unión Europea) o amenazas (invasión rusa).

Poco importa a rusos y a la OTAN -léase Estados Unidos-, el hecho de que Ucrania es un Estado joven, una democracia en construcción. Aunque claramente la mayoría de su población es ucraniana, en algunas zonas del país dichas mayorías no son tan notorias.Adicionalmente, las minorías más grandes -rusos, bielorrusos, moldavos-, se instalaron allí cuando Ucrania hacía parte del pluricultural imperio ruso o de la Unión Soviética; o sea, no existía el Estado soberano ucraniano.

Ucrania tiene 31 años, es joven; apenas está construyendo su identidad nacional pluricultural, para lo cual debe resolver temas domésticos fundamentales como el de la coexistencia de dos lenguas, varias étnias y, al menos dos religiones preponderantes. De manera especial, hay que reconocer la brecha intergeneracional entre los mayores, nacidos en la URSS, con una visión menos pro-occidental, y los jóvenes, nacidos en la soberana Ucrania. Adicionalmente, algunos retos de política interna ya fueron internacionalizados por Rusia: la confrontación en Donbass y la separación de facto de Crimea.

Por último, en el plano internacional, Ucrania necesita que se le permita ejercer con autonomía su política exterior, que se le respete la soberanía. Sin embargo, vive en un mundo bipolar (el naciente eje Rusia-China contra el eje OTAN) y en ese contexto debe tomar las decisiones en materia de política internacional. En otras palabras, OTAN y Rusia deberían respetar el naciente proceso de desarrollo nacional de Ucrania y reconocer los complejos intereses de los ucranianos, y estos últimos deben actuar con sabiduría ante las realidades geopolíticas que les rodean.

 

 

 

 

 

 

 

Opus Magister.

Febrero 2 de 2022. Palabras leídas en la conmemoración de los 50 años de la Institución Universitaria CEIPA,  a propósito de la presentación de la Antología de Don Antonio Mazo Mejía, fundador del Alma Mater.

 

«Un profesor trabaja para la eternidad: nunca se puede decir dónde acaba su influencia».

Henry Brooks Adams (1838-1918) novelista, historiador y periodista.

 

Si Don Antonio Mazo estuviese aquí frente a ustedes, y fuese a exponer acerca de la Obra de alguien que dejó una huella en la sociedad, probablemente comenzaría por decir que Obra viene del latín, opera, plural de opus, operis, o sea ‘obra, trabajo’. Igualmente diría que, también pertenece a la misma familia etimológica indoeuropea, op, que tiene que ver con cooperar y producir en abundancia y que dejan como resultado o consecuencia la generación de valor o riqueza.

A propósito de la Obra de Don Antonio, hace 8 años, cuando me enteré de su muerte, decía yo en este mismo blog que, a quien yo mejor recordaba era al Antonio Mazo inspirador.

Cuando hablaba a sus estudiantes o a sus colegas, se expresaba con un tono y eligiendo las palabras para dejar una lección. Mi abuela diría, no daba puntada sin dedal. Hilaba muy bien cada palabra, cada frase, cada idea.

Como les he dicho, amaba explicar la etimología de las palabras, llevarnos a sus orígenes; todo esto para decirnos que sus significados podían ser más profundos si se les conocía con propiedad. Qué, aunque el término “caro” se le asocie con precio alto, realmente se trata de un “un gran valor” y, entonces, estamos hablando de algo valioso, algo querido. Entonces, podía exclamar, ¡Caro maestro! ¡Querido maestro!

Y así, iba por la vida dando lecciones, inspirando, motivando. Era un maestro las 24 horas del día.

Así que, lo que hoy voy a presentar es “riqueza para nuestra comunidad”, vamos a compartir “valor”. Vamos a acercar parte de la Obra de Don Antonio Mazo a la sociedad. Hoy entregamos parte de la riqueza espiritual que nos dejó.

Digo parte de la Obra, porque sólo se trata de aquello que dejó en memorias y reflexiones escritas para sus pupilos. Y, que no nos sorprenda que diga pupilos, porque la etimología latina hace referencia al que se relaciona con su tutor, con su mentor y, por ende, el estudiante, el niño o la niña.

Y es verdad, Don Antonio dejó una gran Obra para sus pupilos. Sus nietos, sus hijos, sus estudiantes, sus colegas, somos de algún modo sus pupilos, porque somos seguidores del proyecto que  gestó para la Sociedad.

La Colección que hoy presentamos se compone de 5 Obras, o mejor dicho es una Obra compuesta por 5 pequeños tesoros. Cada uno de ellos creado con una intención especial, escrito en un lenguaje apropiado y dirigido a unos “pupilos” en particular.

Abueliando, Caminando Caminos, Reflexiones, Construyendo Futuro y También Era Conmigo, son cofres llenos de páginas que pueden brillar en el corazón y la mente de quienes los lean.

 Don Antonio tenía el don de la palabra, amaba el lenguaje. Gustaba él de la palabra justa y precisa, pero también de la palabra estéticamente bien elegida. Y así, por ejemplo, Abueliando, comienza con los versos de José Ángel Buesa:

Con la simple palabra de hablar todos los días,

que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,

voy diciendo estas cosas que casi no son mías,

así como las playas casi no son del mar.

Y su amor por las palabras es tan fuerte que también creo las suyas. Así, dio vida a Abueliando, una palabra que andaba por ahí, escondida entre sus amigos:

“Estoy seguro de que el Diccionario de la Real Academia no registra la acepción abueliar, de donde se deriva el gerundio abueliando. No sé tampoco a quién se le ocurrió el término, yo se lo escuché a una amiga mía, y desde entonces lo uso bastante.”

Don Antonio fue un caminante que inspiró a otros trashumantes. Por eso, en su Obra “Abueliando”, a sus nietos les recuerda que el camino apenas comienza, que la siembra es constante y la cosecha al final de la tarde. Pero los incita a degustarse cada paso del camino.

Como caminante, vio la vida como una alameda, una vereda surcada de verde que ofrecía luz y fresca sombra al viajero. Y el viaje es desde que nacemos hasta “el día que tendré que rendir el ineludible tributo a la hermana tierra”.

Caminando Caminos se trata de su vida de “arriero de la vida”, con su recorrido desde Briceño hasta su amada Medellín. Por ello, al escribir Caminando Caminos, hablaba a sus tres hijos -esos pupilos tan especiales-, con estas palabras:

Les dejo “un recuento de lo que ha sido mi vida y también algunas reflexiones, no sé si muy originales o no, lo que sí sé es que se trata de convicciones profundas con el mejor deseo de que les sean de utilidad en la vida, que sean como mi testamento espiritual para ellos, ojalá que también sirva a otros. Deseo que estas líneas sean mi mejor presencia cuando se produzca la partida definitiva, y las escribo para eso, para, a través de ellas, quedarme siempre con ustedes”

 Construyendo Futuro es una obra para los hijos que le dio La Escuela, para sus estudiantes, especialmente para los de CEIPA. Como él mismo lo dijo, con un: “lenguaje sencillo, conversacional, buscando ser inteligible y claro para nuestra juventud. Intencionalmente he evitado caer en elaboraciones que, por su fundamentación científica o su presentación muy erudita, distraigan a los lectores del objetivo fundamental,…prefiero pecar de elemental para llegar al lector, que posar de erudito corriendo el riesgo de distraer su atención o de sacrificar su reflexión, la cual deseo que lo lleve a tomar decisiones muy profundas e importantes para la construcción de su futuro.

En Construyendo Futuro, Don Antonio “cede” ante la realidad de “lo inmediato y lo concreto” en que vive la juventud de hoy, pero lo hace como una táctica de abuelito para atraer a sus nietos, sin saber ellos que lo que les espera es una reflexión profunda y no la mesada del domingo.

Para que veamos la profundidad y actualidad de su mensaje, podemos repasar:

“La costumbre de utilizar la palabra “hombre” como sinónimo de persona en la cual está tradicionalmente incluido el género femenino, me lleva a utilizar mucho el género masculino, pero entiéndase que estoy escribiendo tanto para los jóvenes como para las jóvenes, que ninguna se sienta excluida, desde ya presento excusas por las omisiones en que pueda incurrir.”

Aquí, con profunda humildad, advierte que lo importante no son las formas, mucho menos las apariencias, sino la sinceridad del corazón con la que se habla.

También, “Era Conmigo” es una obra dedicada a todos los caminantes que le acompañaron a lo largo de la vereda:

“Porque ellos han vivido y compartido conmigo sus vidas, y, sobre todo, porque su presencia en las horas más angustiosas que son inevitables en toda existencia, ha sido presencia que fortalece, solidaridad que hermana y razón para vivir; estas líneas les van dedicadas para decirles una vez más, que ellos le han dado sentido a mi vida y plenitud total y fecunda, y que son ellos quienes le dan lustre y resplandor a todo lo vivido y a lo que aún falta por vivir.”

Por último, “Reflexiones”. Este es un cofre compuesto por tres compartimentos. Esta Obra recoge las notas que el trashumante escribe al final de cada tarde y que guarda para releer a otros caminantes al final del largo viaje.

Dice Don Antonio:

“Fueron brotando así espontáneamente, al igual que brotan del alma los recuerdos, deseos y vivencias, o de las plantas, flores y semillas.

Surgieron del hombre que soy, y del maestro que siempre he querido ser.

Ser hombre, persona, es una condición que tenemos que asumir; ser maestro es una vocación que se lleva en el alma.

Hombre y maestro nunca están terminados, son un proceso continuo, un permanente buscar, un angustioso inquirir, un siempre querer ser más, y cada vez mejor; como la corriente de los ríos, es algo que “está pasando siempre, pero que nunca pasa”.

 

Y de ese Maestro en permanente construcción, Don Antonio nos deja esta reflexión:

Nada más parecido a un buen amigo que un buen libro; nos sirve desinteresadamente, lo encontramos siempre dispuesto a orientarnos, y nos espera siempre.

Los libros enseñan, divierten, iluminan, aconsejan; ellos guardan para nosotros el esfuerzo de muchos pensadores que en ellos nos dejaron su legado.

 

Y ese es Don Antonio: el pensador que, a través de estos libros, nos deja gran parte de su legado. ¡Disfruten su Obra!

 

 

 

A problemas globales, soluciones globales: el planeta es más que una sumatoria de países.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 28 de 2021.

 

Si bien, China y algunas otras naciones tienen una historia milenaria o, al menos, de siglos, es con la paz de Westfalia en 1648, que Europa siembra las bases de la idea de los estados nacionales y, en consecuencia, se abren para la geopolítica mundial las ideas de soberanía y de fronteras. Lo que nació como un acuerdo de reyes y cortes europeas para sacar al Papa del juego del nombramiento de soberanos, terminó siendo fuente para lo que hasta hoy se reconoce como el eje  de la geopolítica en todo el planeta: las relaciones entre estados nacionales soberanos.

¿Tienen los Estados soberanos el monopolio del ejercicio geopolítico?

Aunque la geopolítica tiene diversas definiciones (Haushofer, Kjellen, Wallerstein, Ratzel, Ritter, entre otros), se puede decir que ésta se ocupa de estudiar los países como entes geográficos y la puja por el control de los territorios, entendido dicho control generalmente como acción de los Estados soberanos. Sin embargo, la realidad mundial, especialmente desde comienzos del siglo XX, ha gestado actores diversos que hacen parte de algunas dudas “de origen heterodoxo” sobre el monopolio de los Estados en materia de geopolítica.

Por ejemplo, algunos críticos del desarrollo del capitalismo señalan que la expansión de las compañías multinacionales por el planeta les da a éstas un poder que intimida incluso a gobernantes. El club de las compañías multinacionales más grandes del planeta está conformado por empresas que tienen un valor bursátil superior al PIB de muchos países.

De otro lado, el desarrollo de la diplomacia de la paz y la cooperación internacional en el marco de la arquitectura de la ONU trajo consigo la aparición de organismos multilaterales que se ocupan de temas que afectan a todos los países. Ahora, si bien, pertenecer o no a estos organismos es una decisión soberana, en muchos casos es sumamente costoso no adherirse.

Los ingentes esfuerzos que hizo China para lograr su adhesión a los acuerdos del GATT-OMC (2001), reflejan la importancia que, la que ya era una gran potencia comercial del mundo le daba a ser parte del sistema multilateral de comercio. El argumento más simple es que mientras el coloso asiático no pertenecía a la OMC, el resto de naciones del planeta no tenían la obligación jurídica de otorgarle la condición de Nación Más Favorecida (NMF) que sí se otorgan entre sí los firmantes de dicho acuerdo multilateral.

De otro lado, la existencia de bloques de integración, especialmente el caso de la Unión Europea, es una evidencia particular del ejercicio de funciones soberanas por parte de entes supranacionales conformados por países que las ceden de manera voluntaria. Para ampliar la reflexión sobre soberanía y supranaconalidad, les recomiendo este artículo.

Por último está el hecho de que diversos países se están rompiendo por dentro. De la descentralización a la autonomía regional y de ésta a la independiencia. Son volcanes en ebullición países como  Bélgica, España o la misma Italia y han hecho erupción otros, como Etiopía, Yugoslavia, Checoeslovaquia y la URSS. Los Estados soberanos son seres vivos en permanente transformación endógena. Sobra decir que aún quedan casos a “medio resolver” o sin resolver como Taiwán, Palestina, Cosovo o el Tíbet que, en medio de su ambigua identidad, ejercen protagonsimo geopolítico.

 A crisis globales, soluciones globales.

 Para que el concepto de soberanía tuviera sentido práctico fue necesario que se aplicara el principio de No Injerencia, que consiste en la inhabilidad de cualquier país a inmiscuirse en los asuntos domésticos de otros (ver artículo 2.7 de la Carta de la ONU). Sin embargo, otros principios como “intervención humanitaria” o “derecho de injerencia” tienen una creciente aceptación en la jurisprudencia internacional para justificar la intervención de un país en otro sin la aprobación del segundo, cuando motivaciones humanitarias así lo requieren. Obviamente las diferentes experiencias en las que algunos países han acudido a este argumento, no han estado exentas de debates o han sido fuente de conflicto.

Pero ahora el asunto que deseo presentar se relaciona con la forma como la Globalización ha permeado o, incluso, derrumbado las fronteras nacionales y los gobernantes no se han dado cuenta o se niegan a aceptar el hecho y las consecuencias al interior de sus “territorios soberanos”. Me refiero a un conjunto de fenómenos que la literatura ya reconoce como “problemas globales”, o sea que sus dimensiones y especialmente sus consecuencias no reconocen muros físicos o metafóricos; en otras palabras, adquieren un carácter transnacional. Hago referencia a temas como Amenaza Nuclear, Calentamiento Global, Narcotráfico, Pandemias, Migraciones y Refugiados, entre otros.

Cada país toma la decisión de usar o no energía nuclear y, preocupantemente, ha crecido el número de naciones que decidieron tener armas nucleares como instrumento de disuación. El punto es que si se presenta un accidente nuclear -ni qué hablar de una guerra-, las consecuencias se expandirán por países que no tuvieron ninguna injerencia en la decisión de poseer dicho armamento. Recuerdo que fue Suecia y no El Kremlin, quien prendió las alertas cuando hace 35 años se presentó el accidente en la estación nuclear de Chernobyl. Quienes estábamos en Ucrania o Bielarrusia en ese momento fuimos informados de los hechos, cuatro días después de que se inició el incendio.

Con el calentamiento global sucede lo mismo. Los gases de efecto invernadero los producen principalmente algunas naciones, Estados Unidos, China, Rusia, Australia, entre otros. Pero las consecuencias son globales. Colombia, que es relativamente un menor contaminante, no se libra de las consecuencias de los actos de los demás países del planeta. Para invertir el ejemplo, la acelerada deforestación en Colombia reduce las capacidades del planeta de absorber los gases de efecto invernadero.

Pero, para resolver este problema delegamos en cada nación por separado para que haga su aporte a la solución. Y aquí hay dos problemas: el primero es que no todos cumplen sus compromisos o, incluso, no se comprometen. El segundo es que muchos países no pueden resolver de manera aislada su problema. Y hay miles de ejemplos:

– los países industrializados tendrán en 10 años, el 70% de su parque automotor convertido a eléctrico o híbrido; sin embargo, sus empresas seguirán vendiendo carros a gasolina por todo el planeta. Y obviamente, la clase media de India y China, que se ha movilizado en transporte público o en bicicletas, pues, querrá comprar esos carros.

– Colombia depende en un 70% de las exportaciones de hidrocarburos; para abandonar dicha industria debería fortalecer su sector agrícola y agroindustrial aprovechando las ventajas que tiene para ello -suelos fértiles, mano de obra, experiencia, variedades climáticas, ubicación geográfica, etc.-. Sin embargo, ni con la firma de decenas de TLC tendrá acceso a otros mercados con productos de las cadenas del azúcar, los granos o los lácteos. Es imposible.

– Y así, las naciones del Medio Oriente o Rusia dependen de la exportación de hidrocarburos, otros de la ganadería; las empresas contaminantes generan millones de empleos, etc. Hay muchos ejemplos para que “cada país en particular” no haga lo suficiente para salvar el planeta.

– El tema de los refugiados es lo mismo. Las familias huyen de tierras que inunda el mar -refugiados ambientales-; otros abandonan sus países porque el fruto de sus cultivos no se vende en los mercados o tiene precios irrisorios. Otros escapan de las balas de una guerra en Siria, en la que participan Estados Unidos y Rusia y que se alimenta del mercado mundial de armas.

La actual pandemia -y no sólo ésta- nos coloca en una situación similar. La vacuna es la solución, entonces, los países más pudientes se abastecieron de suficientes vacunas para sus habitantes. ¿Y África? En tanto el virus encuentre caldo de cultivo en territorios de baja tasa de vacunación, el riesgo de que nos siga afectando a través de mutaciones críticas estará latente. En este momento enfrentamos la nueva variante -Ómicron-, se halló en África, entonces, la solución “inteligente”: se suspenden los vuelos desde ese continente. ¿En serio?

Somos un mundo globalizado, hay gente que tiene familiares en África, hay negocios con África, hay turismo de ída y vuelta con África…, quienes viven en ese continente son personas como nosotros.¿Qué son estas soluciones? ¿En qué estamos pensando?

Screenshot_20211128-133250_2

Una reflexión para terminar.

Este es un planeta que afronta sus mayores retos como entidad unitaria. La vida en el planeta (animales, humanos y vegetales) está en serio  peligro desde que el actual tren de producción y consumo, aunado a un increible crecimiento demográfico, deterioró las condiciones de vida: calidad del aire y del agua, incremento de temperaturas y reducción extrema de los suelos aptos para la vegetación -agrícola o forestal-.

Adicional a lo anterior, las armas de destrucción masiva penden como una espada de damocles sobre nuestras cabezas. Y, para terminar, el inevitable riesgo de las pandemias que, por muchas razones, pueden aparecer y ser una afrenta para la vida de los humanos y de otras especies.

Todo lo anterior me lleva a sugerir una tesis: la praxis de las relaciones internacionales hace agua frente a las realidades que enfrentamos. Los Estados soberanos en las actuales condiciones de economías de mercado y bajo el espíritu de lo que hemos establecido como eje del desarrollo -la posesión de bienes, el acceso a servicios y la acumulación material-, no son capaces de enfrentar con efectividad estos problemas globales.

El planeta no es un conjunto de países; es un sistema simbiótico de especies vivas -de origen animal o vegetal- que requieren de ciertas condiciones de aire, agua, clima y otros elementos, que aseguren el balance ideal para mantener la vida. Y esas condiciones se están perdiendo; en el último siglo a causa especialmente de la acción de la especie humana.

A problemas globales, soluciones globales. Si el multilateralismo democrático y la supranacionallidad no se fortalecen, la humanidad no saldrá bien librada de esta crisis. Los Estados soberanos todos, cual archipiélago, ya demostraron su incapacidad. La filosofía y la arquitectura de la Cooperación Internacional deben subir a otro nivel para estar acordes con los retos que enfrentamos.

Y un elemento central de esta redefinición tiene que ver con la democratización de dicha arquitectura, no sólo en términos de valorar los países más pequeños o los más pobres. También hay que preguntarse por el rol de otros actores: las comunidades locales y las originarias, las organizaciones y los movimientos sociales, las autoridades locales, entre otros. Ya está claro que los gobiernos centrales no ejercen una suficiente y adecuada representación de los intereses de la totalidad de los pueblos y culturas que habitan el territorio así denominado “soberano”.

O nos entendemos como sistema simbiótico o naufragamos.

 

Calentamiento global o la crónica de un desastre anunciado.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 1 de 2021.

 

Cada vez que hay una cumbre del Medio Ambiente, por lo menos desde la de Río en 1992, es evidente que los gobiernos se toman más en serio el tema. Pero, las evidencias posteriores a cada cumbre también demuestran que el creciente interés es inferior al reto. ¿Por qué esperar que la COP26 Glasgow no nos decepcione una vez más?

1. Génesis de la crisis.

En 1856, la científica Eunice Foote  demostró a través de un experimento, por primera vez, que el dióxido de carbono se calienta más que el aire que respiramos y que dura más tiempo caliente; por lo tanto, se deduce que una atmósfera de este gas elevaría la temperatura del planeta. Y, ahí nace la teoría del calentamiento global.  Pero, ¡oh sorpresa!, tres años después Edwin Drake encontró petróleo al oeste de Pensilvania y, entonces, comenzó la carrera ascendente de la industria del petróleo en Estados y Unidos…y en el mundo, por supuesto.

reservas de petroleo no convencional

Cien años después (en 1959), Edward Teller, físico reconocido de su época, advirtió que el uso incontrolado de las fuentes de energía fósiles estaría creando un efecto invernadero, el cual podría descongelar glaciales, incluso los cascos polares. Ya para 1965, la comunidad científica norteamericana se tomaba el tema muy en serio, lo que explica la carta que enviaron a Lindon B. Johnson, advirtiendo el peligro y clamando porque se tomaran medidas importantes.

2. ¿Cómo llegamos aquí?

Hacia el siglo XVIII, los recursos del planeta eran suficientes para atender el “espíritu de consumo” de la población mundial de la época: alrededor de 1500 millones de personas que necesitaban techo, vestido, alimento, transportarse, etc. Su tren de consumo era inferior a la capacidad de la tierra para regenerar la vida: animales, plantas, bosques. La tala de bosques, el pastoreo, el transporte de la época (apena surgía el vehículo mecánico a base de combustible fósil) eran procesos degradantes de proporciones aún adecuadas para este planeta.

Para producir los satisfactores de las necesidades humanas, las personas requerimos ciertos materiales y una cantidad X de energía, los cuales son extraídos de los sistemas ecológicos. Pero, de otro lado, los mismos sistemas ecológicos tienen cierta capacidad para reabsorber los residuos que se derivan de aquellos procesos de producción de bienes y servicios. Adicionalmente, la producción requiere de ciertos espacios físico, lo que implica ocupar territorios, incluso, desalojando especies de los mismos: población animal, vegetación, bosques.

Para medir el impacto de la actividad del ser humano sobre sobre la biocapacidad del planeta, Rees y Wackernagel (1996) formularon una unidad de medida denominada Huella Ecológica, la cual calcula “la superficie necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una determinada comunidad humana, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de la localización de esta área”

De esta fórmula se deducen actividades asociadas a las áreas requeridas y la reducción de la capacidad de la tierra de absorber los residos:

Cultivos: área para producir los vegetales que se consumen.

Pastos: área dedicada al pastoreo de ganado.

Bosques: área de explotación para producir la madera y el papel.

Mar productivo: área para producir pescado y marisco.

Terreno construído: áreas urbanizadas u ocupadas por infraestructuras.

Área de absorción de CO2: bosques.

Todo iba bien, era una situación manejable, hasta que entró el siglo XX. La huella de carbono se ha multiplicado por 10 desde la década de 1960. La revolución industrial iniciada en el siglo XIX, el acelerado crecimiento demográfico y una cultura de sobrevaloración del tener sobre el ser conforman la base de lo que hoy se conoce como la crisis del calentamiento global.

La industrialización desmedida, la urbanización, el creciente uso de combustibles fósiles y una cultura de consumo sin límites, de una población mundial que se ha multiplicado por cinco en el último siglo, son los detonantes de una crisis que consiste en la incapacidad del planeta de mantener nuestro estilo de vida. Inspirados en una idelogía de producción y consumo ilimitados, la población ha adoptado un tren de vida inviable, basado en la posesión de bienes materiales.

Ya los gobiernos han aceptado que no podemos permitir que que la temperatura del planeta ascienda más de 1,5 grados C antes de 2030, con respecto a la era preindustrial, para lo cual debemos reducir la emisión neta (emisión menos absorción) de gases de efecto invernadero a cero -hoy es de 50 mil millones de toneladas-. Sin embargo, la temperatura ya ha subido 1.2 grados C y el reloj sigue su marcha. Los gases acumulados crecen y el calentamiento global no se detiene.

La emisión neta de gases de efecto invernadero y el calentamiento global se deben estudiar desde dos variables complementarias: la emisión de gases y la capacidad del planeta de absorberlos.

3. La emisión de gases.

Los principales gases de efecto invernadero son:

Dióxido de carbono (CO2). Se da por la quema de combustibles fósiles, residuos sólidos, árboles y material biológico. También por la producción de cemento.

Metano (CH4). Este se genera en la ganadería principalmente, también en producción y transporte del carbón y en la descomposición orgánica que se produce en la agricultura.

Óxido nitroso (N2O): agricultura, combustión de petróleo y  carbón y durante el tratamiento de aguas residuales.

Gases fluorados, los cuales surgen de procesos industriales.

En 2017, el CO2 fue responsable del 82% de los gases de efecto invernadero, seguido del metano (10%) (Agencia de Protección Ambiental de E-U). El lento desarrollo de las fuentes de energía limpias, al igual que el cambio de patrones de comportamiento –reciclar, caminar, usar bicicleta, reducir consumo de carne, etc.- responde a intereses económicos, debilidad en las normas ambientales y hábitos y arraigados de los seres humanos.

bicycle-2471178_640

4. La capacidad de absorción de los gases.

Los bosques y terrenos agrícolas cubren gran parte de la tierra y sirven para almacenar o absorber de modo natural importantes cantidades de CO2, impidiendo que éste salga a la atmósfera, lo que los convierte en neutralizadores parciales de la actividad contaminante del hombre, generando lo que se denomina la emisión neta de gases de efecto invernadero: gases emitidos, menos los absorbidos.

Sin embargo, no es fácil desacelerar la deforestación, ni lograr mejores prácticas forestales y agrícolas para la reabsorción de gases de efecto invernadero. Los bosques cubren el 31 por ciento de la superficie terrestre mundial. La deforestación y la degradación de los bosques continúan ocurriendo a un ritmo alarmante, lo que contribuye significativamente a la pérdida constante de biodiversidad.

Desde 1990, se estima que se han perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque por conversión a otros usos de la tierra, aunque la tasa de deforestación ha disminuido en las últimas tres décadas. Entre 2015 y 2020, la tasa de deforestación se estimó en 10 millones de hectáreas por año, frente a los 16 millones de hectáreas por año en la década de 1990. La superficie de bosque primario en todo el mundo ha disminuido en más de 80 millones de hectáreas desde 1990.

Según la FAO, tan sólo en América Latina la tala de bosques entre 1990 y 2000 tuvo una tasa anual que fluctuó entre 0,1% en Chile y 5% en países como Uruguay, Salvador o Paraguay. Para alcanzar una media de 0,5% anual de deforestación de la extensión forestal en el subcontinente .

En síntesis:

En un circuito dialéctico que integra al desarrollo de las fuerzas productivas con la búsqueda de la maximización de la riqueza, avanza la espiral de producción y consumo que parece no agotarse, pero que encuentra sus límites en la capacidad finita que tiene el planeta de renovarse.

 

¿Gerente de empresa o Gestor de equipos y redes de conocimiento?

Giovanny Cardona Montoya, octubre 16 de 2021.

Es probable que la la categoría Sociedad del Conocimiento haya sido propuesta por primera vez por Peter Drucker en una obra de 1959. Y lo hizo para argumentar cambios fundamentales en los procesos de producción, los cuales se consolidarían posteriormente con el auge de la informática y particularmente con la aparición y masificación de las autopistas de la información y las comunicaciones (Drucker, 1993).

Según Drucker, ya en la década de 1950 era evidente que al interior de las empresas emergía un grupo de trabajadores que más que interactuar con los factores tradicionales de producción (la tierra o las herramientas), lo hacían con la información. Se trataba de individuos que recibian datos, los sistematizaban, analizaban y, a partir de allí, proponian o tomaban decisiones. Hoy, con mayor razón, es evidente que la gestión de la información y el conocimiento es uno de los mayores activos de cualquier empresa.

Sin embargo, en las instituciones educativas aún proliferan las metodologías de reproducción de conocimiento, dinamizadas por actividades de transmisión magistral de la información, lo que no se compadece con la actual realidad social y económica, en la cual el acceso a la información se ha flexibilizado enormemente; donde el volumen de ésta crece exponencialmente, a la vez que los autores se multiplican sin la mediación de procesos editoriales.

En contraposición a lo que aún sucede en las escuelas y universidades, los retos que enfrentan as personas en el mundo laboral se relacionan más con la generación, el procesamiento, el análisis, el uso o la deconstrucción de información, que con la memorización de datos o reproducción de aquella.

En consecuencia, la capacitación de gerentes y estrategas organizacionales debe pasar de ser la preparación para ejercer cargos, a la formación de competencias para desempeñarse en ambientes cambiantes, inciertos y globalizados y liderar equipos y redes que resuelvan problemas recurriendo a soluciones innovadoras, tanto en el nivel de procesos como de productos o servicios.

Hace un par de décadas, Brunner (2000) sentenciaba lo que ya estamos viviendo de un modo más evidente:

1) Acumulación cada vez más acelerada del conocimiento, producto del constante progreso científico técnico y la aparición de nuevos modos de producción del conocimiento,

2) Inversión creciente en capital intangible -educación, capacitación, I+D, software, capital organizacional, redes y coordinación-;

3) La innovación como motor del crecimiento económico;

4) La revolución digital y la creación de nuevos instrumentos para producir, archivar, procesar, transmitir y usar el conocimiento;

5) Transformación del empleo y nuevos requerimientos de calificaciones y competencias profesionales.

trabajar con tecnologia

A partir de estos postulados se puede deducir que los procesos productivos han pasado de ser actividades estandarizadas para la producción en serie, a dinámicas complejas que articulan diversidad de variables y se mueven en ambientes inciertos y abiertos. Todo ello conlleva que los gerentes pasen de ser administradores de recursos a lideres y gestores estratégicos de la información y el conocimiento organizacional.

La competitividad vista desde el interior de la organización y en la relación de ésta con su entorno, parte de la capacidad de los equipos de trabajo de crear valor a partir de la gestión del conocimiento organizacional, lo que implica asegurar que el conocimiento individual y la información que fluye por los canales de la empresa, se transmitan e intercambien de manera inteligente, esto es, en función de sus propósitos estratégicos. En lenguaje de Nonaka y Takeuchi (1995), se trata de asegurar una espiral virtuosa por la que fluye el conocimiento tácito y el explícito, transformándose en agregación de valor.

Si bien Porter (1990) reconoce tres tipos de estrategias genéricas -de costo, de foco o de diferenciación), todas éstas deben tener como base piramidal, la innovación, la cual es el resultado exponencial de procesos oportunos y efectivos de gestión de la información y el conocimiento; lo cual exige estrategas capaces de organizar, acompañar y evaluar el desempeño de equipos de trabajo y de redes intra e interempresariales generadoras de valor.

redes de conocimiento

Incluso, los precursores de la teoría del Océano Azul señalan la posibilidad de que la innovación en valor expanda la frontera de un mercado y cree segmentos nuevos en los cuales la empresa innovadora se instala solitaria, ausente de competencia (Kim & Mauborgne, 2006).

En síntesis, en la sociedad del conocimiento las empresas son equipos de personas capaces de buscar y utilizar información para producir nuevo conocimiento (investigación) que permita agregar valor a procesos, bienes y servicios (desarrollo) para su adecuado aprovechamiento (innovación).

Dicha capacidad de gestionar información y crear conocimiento se concreta en dinámicas en las cuales los estrategas de las empresas logran consolidar equipos de trabajo que se conecten y co-creen en red, incluso con talento humano de otras organizaciones que hace parte de la misma cadena de valor: socios, proveedores, clientes, etc.