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Las deudas, la angustia y las llamadas de los bancos recordando las cuentas en mora de los créditos y de los avances de las tarjetas llevaron a que Claudia Gutiérrez tomara la decisión de emigrar a Estados Unidos y dejar atrás su vida en Colombia.
Empacó maletas y junto a su esposo y familia arribó a tierras gringas en julio de 2022. Allí su vida quedó instalada y espera, como todos los migrantes del mundo, asegurarse un futuro, porque su pasado en Colombia le trae malos recuerdos.
Cuatro años antes, en diciembre de 2018, vio una oportunidad de negocio que le daría grandes réditos a poco riesgo. Fue por medio de Laura Malagón —excompañera de trabajo— y David Alexánder Díaz —esposo de Laura— que conoció la empresa Hersq Asesorías y Consultorías Empresariales S.A.S.
David la convenció de invertir dinero en esa compañía, de la que es subgerente, según el Registro Único Empresarial. Se trata de una empresa dedicada a actividades de administración empresarial, comercio de farmacéuticos y práctica médica sin internación.
Entre tanto y por esas mismas épocas, Giovanni Morales también quiso invertir plata en esta empresa, como solía hacerlo en sus negocios como independiente en el que incluía compra y venta de lotes a constructores. Conoció a la pareja Díaz-Malagón y tras escuchar la propuesta de inversión de David se decidió.
Si bien Claudia y Giovanni no se conocían, ambos —según le contaron a EL COLOMBIANO— sintieron confianza de invertir su dinero en Hersq por el estilo de vida que llevaba la pareja: caro, de camionetas de alta gama, de vivir en un exclusivo sector de Bogotá, de lucir las mejores marcas de ropa.
A los dos les vendieron la idea de negocio que consistía en que necesitaban recursos para aplicar a licitaciones públicas con entidades del Estado, como la Policía, y que el rendimiento del capital que invirtieran sería de hasta el 20 % mensual y, un año después, se les devolvería el monto aportado.
Claudia, en total, invirtió $125’500.000, mientras que Giovanni lo hizo con $250’000.000. Pero, como dice el dicho, de eso tan bueno no dan tanto. A ambos, David les pagó sus rendimientos los dos primeros meses, pero a principios de 2019 empezaron las demoras y las excusas.
“Me dijeron que tenían problemas con el banco y Laura no me respondía las llamadas. Luego, me mandaban fotos de cuentas de banco de cheques en canje, pero una semana después un amigo que trabajaba en Bancolombia me dijo que lo que hacía era firmar un cheque de Davivienda a Bancolombia y de Bancolombia a Davivienda para que apareciera en canje. Nunca me volvió a pagar”, relata Claudia.
Asimismo, Giovanni asegura que cuando le hicieron el primer pago le dijo a su entonces novia que invirtiera $40 millones. Y hasta ahí llegó la dicha. Porque después de eso, reclama, “no me pagaron y David me decía que tranquilo, me llevaba a reuniones y decía que estaba haciendo negocios con la Policía, pero después de varios meses así no me volvió a contestar el celular”.
Estas historias se entrelazan en dos denuncias penales que se interpusieron contra David Alexánder Díaz Gómez en 2019 por los delitos de estafa y captación ilegal de dinero ante la Fiscalía General de la Nación. Una en Bogotá y otra en Cali (Valle del Cauca). ¿Por qué en la sucursal del cielo?
Pues resulta que Claudia y Giovanni no fueron los únicos a los que no les pagaron los rendimientos prometidos. “No fue uno ni fueron dos”, dice el “Santo Cachón”, pero en este enredo la letra de esta canción tendría que terminar en “¡fueron 23!” las personas que señalan a David de no haber devuelto sus inversiones.
Lo cierto es que en las dos seccionales de la Fiscalía existen dos procesos abiertos por captación ilegal, estafa, omisión de reintegro y transferencia ilegal de cheque. Además de un listado completo que incluye testimonios, pruebas y la cantidad de dinero que cada una de las víctimas invirtió en lo que comúnmente se conoce como un negocio piramidal.
Miles de millones embolatados
Esas 23 personas residían, para entonces, en Bogotá y en la capital del Valle. En la lista de personas que se declaran estafadas —que conoció este diario— aparecen cifras que oscilan entre los $10 millones y los $2.800 millones. En total, la cifra asciende a la bicoca de $9.686’512.000.
“Lo que hizo Díaz fue ‘jinetear’ ese dinero. Es un término que se usa cuando una persona utiliza plata de otras para invertirlo en un negocio para después no devolver las utilidades y no pagar la inversión. En este caso, David como representante de Hersq, los convenció de que invirtieran con la excusa de que necesitaba dinero para financiar la ejecución de contratos”, explica el abogado Juan Manuel Sáenz, apoderado de los 23 denunciantes.
Por otro lado, Sáenz cuenta que por estos hechos también se instauró una demanda civil en el Juzgado 30 civil de Bogotá, a nombre de Claudia Gutiérrez. De hecho, en ese proceso hubo un fallo proferido por la juez Camila Andrea Calderón que ordena a David Díaz a pagar la suma de $293’144.164 y la subasta de sus bienes. Esta decisión fue de primera instancia y fue apelada, por lo que el Tribunal Superior de Bogotá está revisando el expediente para confirmar o modificar la decisión tomada.
Escuchar esta sentencia, del 19 de julio de 2022, fue de las últimas cosas que hizo Claudia en el país antes de partir a tierras norteamericanas.
Entre tanto, de esta situación también tiene conocimiento la Superintendencia de Sociedades, entidad ante la que se interpuso una queja —en poder de EL COLOMBIANO— en la que se pide una investigación administrativa por captación contra la empresa Hersq Asesorías y Consultorías Empresariales SAS. En este otro proceso están relacionados David Díaz, su esposa Laura Malagón y Gonzalo Rozo Reyes, actual gerente de la empresa.
Aprovecharse de la fama
No fue un tema de mera inocencia o descuido de parte de las víctimas, lo que pasó fue que, al parecer, la empresa Herqs se valió de su trayectoria en el sector público para sustentar las promesas con las que aparentemente estafó a las 23 personas.
Resulta que, según el Sistema Electrónico de Contratación Pública, Hersq Asesorías y Consultorías Empresariales firmó 13 contratos con 12 entidades del Estado entre Ministerios y Entidades Prestadoras de Salud. Por ejemplo, con Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se firmó por un valor de $24’616.630 y con la Subred Integrada de Servicios de Salud Sur (Bogotá) por un monto de $184’625.100 (Ver gráfico).
Y como si fuera poco, Herqs fue protagonista durante la pandemia cuando firmó un contrato con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres bajo el concepto de adquirir elementos de protección requeridos como batas, guantes, respiradores y tapabocas. Contrato que se fijó por una suma de $15.300’000.000.
Valiéndose de la fama de ser un contratista reconocido, Herqs habría pedido dinero a sus víctimas para seguir con el negocio legal y darles regalías, pero de eso no se vio ni un peso.
¿Solo queda la resignación?
A casi cinco años de haber incursionado en un negocio que les prometía ganacias a manos llenas, la vida de estas personas se puso en pausa y hoy luchan por salir del hoyo en el que quedaron sumergidos.
“Esta situación me afectó tanto que por eso me fui del país porque yo vendí mi apartamento para meter la plata allá, mi familia hizo avances en las tarjetas de crédito para invertirla y un familiar hipotecó la casa. Me sentí responsable y en tres meses asumí los intereses de todos”, recuerda Claudia.
Por su parte, Giovanni asegura, sin matices, que terminó “perdiendo mucho billete. Yo me quebré. Tenía un carro marca Audi y una moto, pero perdí todo y ahora estoy embargado por las deudas”.
Luego de estos años, casi no tiene esperanza de que le devuelvan sus $250 millones, pero dice que cuenta su historia para advertir a otras personas para que no repitan su experiencia, que además está marcada por las demoras que el abogado Sáenz resume en que “esto se mueve a la velocidad de la rama judicial de Colombia”. Porque, como si fuera poco, el fiscal que llevaba la investigación del caso, se jubiló este año.
EL COLOMBIANO llamó insistentemente y le dejó mensajes a David Díaz, Laura Malagón y Gonzalo Rozo para que dieran su versión sobre los hechos aquí narrados, pero al cierre de esta edición no se pronunciaron al respecto.
Una empresa que se volvió fantasma
La empresa Herqs nació bajo un modelo de captación de dinero público que consiste en promover la compañía como un núcleo de inversión para financiar la ejecución de contratos multimillonarios de suministros durante la pandemia a instituciones públicas y privadas a cambios de recibir intereses. Aprovechando eso, luego habrían captado dinero de las víctimas y se esfumaron. Actualmente, la sociedad cerró el establecimiento de comercio radicado en Bogotá y desde hace un tiempo no actualiza su página en internet y mucho menos su información judicial para recibir las notificaciones de las denuncias por posible estafa.
Periodista con cinco años de experiencia en medios de comunicación.
Periodista de la sección Actualidad.