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Mientras en la disputa a la Alcaldía de Medellín se invierten hasta 2.087 millones de pesos en vallas, publicidad y pautas –según el tope establecido por la Ley–, al mismo tiempo, una campaña más discreta a las Juntas Administradoras Locales (JAL) se hace puerta a puerta, en los barrios de la ciudad, sin abultados recursos ni propaganda electoral. Su contienda es clave, son el poder más cercano a la comunidad y sus votos son la columna vertebral del caudal de los grupos políticos.
De esta forma, los partidos pelean por 147 curules que tiene Medellín, en donde cada convergencia tiene la opción de presentar siete candidatos por comuna. Los cupos son limitados y discutidos dentro de las colectividades. Para partidos como el Centro Democrático, el Liberal y el Conservador fue más difícil entregar los avales para esta entidad que para las otras listas.
Estas elecciones en el 2015 las dominó el uribismo. Tienen 52 curules, ganaron siete corporados en Poblado, seis en Belén y cinco en Laureles. Esto se ve reflejado en la composición del Concejo y la Asamblea, donde son mayoría. Por ello son valiosas, ya que en caso de transformarse, cambiarían el mapa político.
No es muy visible. De esta elección se habla poco. Se ve relegada por la campaña a la Alcaldía, a la Gobernación, al Concejo y a la Asamblea. Sin embargo, para el director de Ciencia Política de la UPB, Carlos Builes, es importante porque es el momento en que “las pequeñas comunidades eligen quién gestiona, administra y mantiene relación con el poder municipal”.
Sumado a lo anterior, su valor radica en la estructura de los grupos políticos y los votos. Para el Consultor Político José Fernando Valencia es “una forma de tener equipo haciendo campaña todos los días en lugares a los que los aspirantes a Concejo, Asamblea o Congreso solo pueden ir cada 15 o 20 días”.
Además añadió que si el líder barrial es reconocido “le permite tener legitimidad al grupo político al momento de acercarse al territorio, así hacen más fácil su visibilidad”.
Las estrategias
La forma de ganar votos para esta elección es distinta. Según los aspirantes, no cuentan con abultadas sumas de dinero y lo que prima es llevar el mensaje casa a casa, entre tintos, con amigos y por sus plataformas digitales personales.
Por ejemplo, el aspirante a la JAL de la comuna 3, Juverney García, busca votos “visitando las casas”. En el mismo sentido, señaló que invita a cada encuentro a su “fórmula” el candidato al Concejo Babinton Flórez para que lo conozcan los líderes barriales y les comparta sus propuestas.
Sumado a lo anterior, para el candidato a la JAL de Belén por el Centro Democrático, Santiago Gómez, quien hace parte del equipo del senador Nicolás Pérez y la aspirante al Concejo Lina García Gañán, para ganar votos es clave tener “validadores”, es decir, “un candidato a alguna corporación superior que apoye la aspiración para evidenciar que podrá traer recursos y obras”.
Por su parte, Hami Gómez, candidato del Polo a la Comuna 7, explicó que simplemente la campaña se hace caminando en las calles del barrio y entregando volantes.
Con ello, pretende traducir el programa ideológico del partido a lo barrial. Y así apoyar al aspirante al Concejo Amaury Nuñez.
De forma similar, el candidato de la comuna 13 por el liberalismo, Julián Velázquez, expresó que hace campaña con poco dinero, aún así organiza eventos y recorridos para candidatos al Concejo Bernardo Alejandro Guerra y a la Asamblea, Andrés Mesa.
En la campaña en redes, la estrategia también tiene doble vía, un legitimador de lado y lado. El aspirante a edil de la comuna 1, Anderson Rúa, apoya al candidato al Concejo Daniel Duque, y decidieron hacer un video juntos, en el que presentan conjuntamente las aspiraciones y propuestas.
Finalmente, cabe resaltar que en estas elecciones se disputa el micropoder y con este se define como se pintará el mapa para las siguientes elecciones.