En medio del debate de moción de censura que enfrentó esta semana en el Congreso, al canciller Álvaro Leyva le enrostraron, una vez más, un posible conflicto de interés porque la actividad económica de su familia está relacionada con litigios migratorios, uno de los temas que aborda el Ministerio de Relaciones Exteriores.
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El caso implica al hijo de Leyva, Jorge Iván Leyva Valenzuela, quien trabaja para la firma Urdaneta y Valenzuela SAS, que ofrece servicios de derecho migratorio.
Ante otra advertencia por un supuesto conflicto de intereses, el canciller respondió de forma jocosa e irónica, alegando que su hijo, “el niño”, tiene 54 años: “Que haga lo que le dé la gana”.
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“No, es que mi hijo, el niño, tiene 54 años. Entonces que haga lo que se le dé la gana. De tal forma que, si hay alguna duda, ¿por qué no hacen una comisión de investigación, a ver?”, reclamó el ministro de Relaciones Exteriores, quien dijo estar “absolutamente tranquilo” ante eventuales procesos: “A mí me pueden hurgar por encima y por abajo”.
En octubre pasado, en respuesta a un derecho de petición que radicó el representante del Centro Democrático, Andrés Forero, quedaron al descubierto supuestos conflictos de intereses por las actividades económicas de su familia,
El documento indica que María Rosario Valenzuela Pardo, la esposa del canciller, y su hija María Angélica Leyva Valenzuela, son socias de una compañía de litigios migratorios internacionales que tiene sede en Londres, Reino Unido.
La empresa se llama Portulive Consulting Limited Liability Partnership y facilita las reclamaciones de la ciudadanía portuguesa para las personas que tienen ascendencia con ese país y que viven por fuera de ese territorio europeo.
La Cancillería aseguró que “al momento de posesionarse, el señor ministro de Relaciones Exteriores no tenía conocimiento alguno de las situaciones relacionadas y, en todo caso, ninguna de ellas constituye causal de conflicto de interés previo, por lo cual no haría podido declararlas como tal”.