Las primeras puntadas de una posible negociación para la compra de aviones para fortalecer la flota de la Fuerza Aérea Colombiana la dio su propio comandante, el general Ramsés Rueda, el pasado 13 de julio, minutos antes de la exhibición del escuadrón Thunderbirds de los Estados Unidos en el aeropuerto de Rionegro, Antioquia, donde la FAC celebraba un siglo de existencia.
“Estamos trabajando en un plan para sustituir las aeronaves que por tiempo de vida merecen un reemplazo y para fortalecer esta capacidad, porque nuestra prioridad es la salvaguarda de la soberanía, la integridad del territorio nacional y la defensa de los colombianos”, dijo Rueda en ese momento.
El alto oficial añadió que tienen una matriz en la que analizan diferentes equipos en Europa y en América para presentar las mejores opciones ante el Gobierno para que elijan lo que le convenga al país.
Rueda fue más allá y reveló que los Tucanos y Súper Tucanos, aviones que hacen parte de la fuerza nacional, no serán reemplazados porque “necesitamos aeronaves de superioridad aérea, es decir aviones jet, de alto rendimiento, de gran capacidad de armamento y que respondan a las expectativas de los colombianos. El F16 es una de las aeronaves que cumple esas expectativas”.
En ese evento de Rionegro también se celebró la Feria Aeronáutica 2019, un espacio comercial en el que representantes de diferentes empresas aeronáuticas buscaban oportunidades de negocio con delegados de varios países. Por parte de Colombia estuvieron durante la jornada de aquel sábado 13 de julio el presidente Iván Duque, el ministro Lorenzo Guillermo Botero y la cúpula militar.
El general Rueda enfatizó que de esa feria participaron comitivas y aeronaves europeas como el Gripen, de bandera sueca, también los españoles con su Eurofighter, y de ambas casas fabricantes recopilaron la mayor cantidad de información acerca de su versatilidad en los aires.
Las explicaciones de Rueda pasaron desapercibidas en medio de la efervescencia y calor de la exhibición de los poderosos Thunderbirds estadounidenses que con sus piruetas hicieron una demostración de su poderío, coordinación y talento. Lo que desempolvó el testimonio del comandante de la Fuerza Aérea Colombiana fueron las declaraciones telefónicas que el también general Andrew Croft, comandante del ala 12 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, le dio a la revista Foreing Policy.
El testimonio del oficial puede entenderse como un impulso final a la negociación que se ha adelantado entre ambos países, lo que dejaría por fuera a los Gripen y los Eurofighter. De acuerdo con la revista, serían 15 aviones F16 los que hay en la carpeta de negociación por lo que Croft señaló que “sería un gran avance no solo por su capacidad para defender su espacio aéreo soberano”.
Esta frase es consistente con lo mencionado por el propio Rueda sobre la “salvaguarda de la soberanía” y lo que se menciona en la Política de seguridad y defensa 2019, que no es más que el derrotero trazado por el Ministerio para este año en el que se mencionan los objetivos y metas para este año.
Por ejemplo, en su página 46 sostiene que el propósito de dicha política es “generar las condiciones de seguridad y convivencia que preserven y potencialicen los intereses nacionales, la independencia, soberanía e integridad del Estado” y que para garantizar esa soberanía debe consolidarse la capacidad de disuasión.
Esta capacidad de disuasión es un término acuñado en la Guerra Fría y cuyo significado se asocia a intentar que un posible adversario desista de ejecutar una maniobra o acción militar que afecte la soberanía de una nación.
“Es necesario fortalecer las capacidades militares y su articulación conjunta para disuadir las amenazas y asegurar la defensa en el ámbito terrestre, marítimo, fluvial, aéreo y en el ciberespacio. Estas capacidades deberán converger en un sistema militar que las integre y sincronice para emplearlas con alta efectividad”, se lee en el apartado 6.2.1.5 titulado Fortalecer las capacidades militares de defensa para la disuasión.
Añade el documento que en caso de una agresión contra Colombia el Gobierno Nacional estará preparado con las capacidades de defensa para contener y repeler a la fuerza agresora, así como para realizar contundentes contrataques a la misma, de tal manera que se mantenga la integridad territorial y se doblegue la conducta hostil.
Esto, en últimas y según conocedores del tema, tiene un nombre: Venezuela.
Negocio de alto vuelo
“Vender algo como un F-16 a una nación como Colombia construye esa relación a largo plazo y también evita que los rusos o los chinos les vendan un sistema que luego se vuelve muy difícil o imposible de mantener”, dijo Croft a Foreign Policy.
La Fuerza Aérea, en un comunicado divulgado en las últimas horas, precisa que desde hace cuatro años adelanta un análisis completo para definir cuáles serían las plataformas más idóneas para reemplazar los Kfir considerados como la primera línea de defensa aérea del país ya que por su capacidad de armamento.
Sin embargo, lo que han de tener en cuenta a la hora de la negociación es si se incluye lo que se conoce como aviónica, es decir todos los instrumentos de tecnología para un mejor desempeño de la aeronave. Lo que se busca es que estos aparatos sean acordes a las necesidades del país.
Aunque el F16 es el mejor avión caza de los Estados Unidos, el modelo de negocio que tienen con estas aeronaves es mucho mas rentable de lo que se ve ya que, como en los juguetes de temporada, todo se vende por separado. La industria militar estadounidense ofrece aeronaves con varias horas de vuelo a países cuya flota aérea está obsoleta o no aguanta otra repotenciación, como el caso de los Kfir israelíes que están en nuestro país.
Entonces, ofrecen un fuselaje de un modelo reciente, pero la aviónica es dos generaciones más antigua. Es como si, guardadas las proporciones, a una carrocería de un Ferrari 2019 se le adecuara un sistema del año 2010.
“Ellos están vendiendo el modelo E o F, pero ellos en este momento tienen el modelo H. Pasa igual con los motores, no venden el que están usando sino un motor anterior, porque no pueden armar a los demás países con las mismas capacidades”, explica una fuente de la Fuerza Aérea.
Las negociaciones se mantienen en reserva, al igual que el precio. En octubre del año pasado el propio ministro Botero le dijo al Congreso que el Gobierno no pensaba destinar 1.1 billones de pesos en batería antiaérea ya que, según dijo no había presupuesto. Con el tema de nuevo en la mesa habría que preguntarse si ya hay partida para ello y si esto sería un nuevo comienzo de una carrera armamentista en la región.