Revivir las discusiones del Acuerdo de Paz con las Farc y objetar la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), le costó al presidente Iván Duque que la oposición a su mandato se reforzara, y que otros que se habían mostrado como neutrales, se inclinaran en su contra.
En campaña y durante su discurso de posesión el 7 de agosto de 2018, Duque convocó a un gran pacto por Colombia, prometió gobernar sin revancha e invitó a la unidad para “construir país”.
Al pasar los meses, el gobierno dio luces de su estilo con decisiones como la no representación política en el Estado (mermelada), medida que ha condicionado sus relaciones con el Congreso. Sin embargo, los reparos a la JEP, fueron el detonante para que los defensores del Acuerdo se radicalizaran.
“Duque ganó la Presidencia porque se enfrentó a Petro, pero no porque el Centro Democrático sea mayoría. El tema de la paz tiene apoyo de sectores ajenos al uribismo y eso explica por qué hay grupos políticos en su contra, quienes encontraron que si se juntan tienen ventaja, por lo menos en el Congreso, frente al Gobierno”, analizó Miguel Silva, politólogo y profesor de la Universidad Nacional.
Uribe es su mayor respaldo
La polarización ha hecho difícil llegar a acuerdos sobre los temas de Estado, atrás parecen haber quedado momentos como cuando Colombia debía responder al fallo de la Corte de La Haya sobre el litigio territorial y marítimo con Nicaragua sobre la isla de San Andrés. El expresidente Juan Manuel Santos convocó a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, integrada en especial por expresidentes, y hablaron en una sola voz.
César Gaviria, expresidente y jefe Liberal, tomó distancia de Duque pese a apoyarlo para la presidencia. No apoyó la Reforma Tributaria, su partido protagonizó el hundimiento de la de Justicia y, con las objeciones a la JEP, selló su independencia.
Santos publicó su libro “La batalla por la paz” y señaló al uribismo como obstáculo. Vargas Lleras, exvicepresidente y jefe de Cambio Radical, demandó la Tributaria y presionó para que su bancada votara negativo los reparos de Duque a la JEP.
Sus posiciones políticas, al borde de convertirse en oposición, dejan a Duque con el respaldo del Centro Democrático.
“A Duque le hace daño el radicalismo. Para gobernar no se requiere ganar una elección, sino llegar a acuerdos y no sumar conflictos, de eso se trata la política”, dijo Silva
No obstante, aunque a Duque no le ha tocado una presidencia fácil y su decisión de no dar “mermelada” lo tiene remando contra la corriente, cuenta con el casi inquebrantable respaldo de su mentor, el expresidente Álvaro Uribe; su aliado contra el Acuerdo de paz, Andrés Pastrana, y un nuevo alfil, el fiscal Néstor Humberto Martínez, quien pasó de mano derecha de Santos a respaldar los postulados del Gobierno.
El mapa de los jerarcas políticos está así: la mayoría alejados del presidente Duque, quien mantiene el discurso de unidad que asumió en las elecciones, pero, al mismo tiempo, lejos de lograr consensos que garanticen su gobernabilidad.