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La mortalidad materna lleva 20 años a la baja

  • Colombia lleva dos décadas reportando descenso en las cifras de mortalidad materna, según los datos del Ministerio de Salud y el INS. FOTO Colprensa
    Colombia lleva dos décadas reportando descenso en las cifras de mortalidad materna, según los datos del Ministerio de Salud y el INS. FOTO Colprensa
17 de diciembre de 2020
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Aunque en un mundo ideal la cifra debería estar en cero o muy cerca, los datos muestran que en Colombia la mortalidad materna sigue siendo un desafío, pese a que los reportes vienen a la baja desde hace al menos 20 años, según el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud (INS).

Pero, ¿qué es la mortalidad materna y por qué es un indicador relevante en la salud pública? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la muerte de la madre durante su embarazo, el parto o en los 42 días posteriores al “parto o puerperio o su manejo, pero no por causas accidentales”.

El país, por ejemplo, pasó de tener una tasa de 100 maternas muertas por cada 100.000 nacidos vivos en 1998 a 61,2, con corte a la semana epidemiológica 49 de este año (del 29 de noviembre al 5 de diciembre), según el Boletín Epidemiológico Semanal del INS.

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Sin embargo, ha tenido años con tasas por debajo de 50, como en 2016 (49), 2018 (42,8) y 2019 (46,73). El panorama en el mundo, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es preocupante, pues a diario mueren al menos 830 mujeres, 21 de ellas en la región de las Américas.

Si se quiere entrar a calificar, lo más grave del asunto es que, de acuerdo con la OMS, en su mayoría son muertes “por causas prevenibles relacionadas con el embarazo, el parto y el postparto”. Entre estas se pueden mencionar “hemorragias, infecciones o abortos peligrosos”, según la OMS.

Al respecto, Jaime Arias, exministro de Salud, sostiene que este ha sido un reto histórico, pese a que alrededor del 90 % de los partos se atienden en la institucionalidad, es decir, en clínicas, hospitales o centros de salud.

Esto, para él, “significa que persisten grandes fallas en la atención del parto y la etapa prenatal”. Además, agrega Arias, “deberíamos estar cerca a cero mortalidad materna”.

En el mundo, por ejemplo, entre algunos territorios con reportes más cercanos a cero, como lo plantea Arias, aparecen Bielorrusia, Polonia, Noriega e Italia con una tasa de dos muertes por cada 100.000 nacidos vivos, según la OMS.

¿Qué ha hecho Colombia?

Augusto Galán, director del observatorio Así vamos en salud, explica que el logro de Colombia está en que se priorizó como una apuesta de nación desde el nivel central, acompañando a las regiones. “Se trazó una política que se ha venido manteniendo”, dijo Galán, al destacar que entre 2002 y 2003 “empezó ese trabajo desde la dirección de Salud Pública” del Ministerio.

EL COLOMBIANO consultó al Ministerio de Salud para conocer cuáles son las tareas que se han realizado en las últimas dos décadas, pero al cierre de la edición no hubo respuesta.

Sin embargo, la OPS destaca que uno de los logros alcanzados en esta materia tiene que ver con la implementación de sistemas de vigilancia que permiten conocer en tiempo real las notificaciones de casos y actuar de manera efectiva, respondiendo al quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio, el cual tenía que ver con mejorar la salud materna en el mundo.

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Entre otras tareas adoptadas, recuerdan los consultados, se puede mencionar el documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) 140 de 2015, el cual tenía como meta bajar la tasa de mortalidad a 45, teniendo en cuenta el dato de 1998 (100) como línea base.

Este documento planteaba, por ejemplo, que el país debería garantizar que al menos el 90 % de mujeres puedan acceder a cuatro o más controles prenatales. No obstante, Colombia no ha estado solo en esta tarea, pues ha contado con apoyo y acompañamiento de organizaciones multilaterales, como la OPS.

Gina Tambini, directora de la OPS en Colombia, ha dicho que “reducir la mortalidad materna es nuestra prioridad. Salvar las vidas de las mujeres y de los recién nacidos permite que se logren sociedades más justas, sostenibles y que nadie se quede atrás”.

En el caso de Antioquia, vale la pena mencionar que con corte a la semana epidemiológica 49 de 2020, se ubica como el octavo departamento con una mejor tasa, pues es de 42,6 y reporta 32 casos.

En 2010, por ejemplo, el departamento reportaba una tasa de 41,7 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, lo que reflejó una reducción frente a 2009, cuando el indicador llegó a 50,1.

Y, si se comparan los datos pasada una década, se puede ver que la región logra, preliminarmente, una reducción de la tasa de mortalidad de 7,5 casos.

Este es un desafío que sigue estando en la agenda. Por ello, al revisar el Plan de Desarrollo Antioquia 2020-2023, del actual gobernador, Aníbal Gaviria, planteó que la tasa global departamental superó las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); sin embargo, en algunas regiones no se logró.

“En este caso, en 2018 se presentó que las subregiones Norte y Magdalena Medio no han superado la meta global de los ODS y tuvieron tasas por encima de 70 muertes por cada 100.000 nacidos vivos; siendo prioridad poder determinar cuáles son las causas, en términos de variables de contexto y determinantes que afectan el indicador, para su priorización”, se lee en el documento.

A superar inequidades

Pese a que el indicador resulta positivo, Galán destaca que no se pueden ignorar las inequidades en salud, que principalmente se enfocan en la falta de acceso a los servicios médicos en las zonas alejadas. “Esto también se ve en la ruralidad, pero eso hace parte de un asunto mayor y es la ausencia del Estado en algunos de nuestros territorios”, comentó.

Lo planteado por el analista coincide con los datos de, por lo menos este año, publicados por el INS en el Boletín Epidemiológico.

Allí se puede observar que esta realidad se vive en regiones como Amazonas, donde la tasa en lo corrido de 2020 es de 284 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, seguido de Guainía (233), Chocó (224), Vichada (218), Vaupés (177), La Guajira (166), Magdalena (137) y Putumayo (104). Las más bajas las tienen Quindío, con 18,8, seguido de Tolima (19,1), Huila (23,4) y Bogotá (28,1).

Al respecto, el INS señala que “las principales causas de muerte son la hemorragia obstétrica con el 16,0 % y el trastorno hipertensivo asociado al embarazo con 14,4 %, seguido por neumonía por covid 19 con el 12,8 %”.

Sin embargo, no es una realidad que solo se viva en el país y basta con revisar las cinco tasas más alta de mortalidad materna en el mundo: Sudán del Sur (1.150), Chad (1.140), Sierra Leona (1.120), Nigeria (917) y la República Centroafricana (829).

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En América, de acuerdo con datos de la OMS, la tasa más alta está en Bolivia (155), seguido de Venezuela, hasta donde los reportes oficiales lo han permitido, se ha logrado establecer que la tasa de mortalidad materna des de 125. Por otra parte, Chile, con 13, seguido de Uruguay (17) y Argentina (39), tienen las tasas más bajas en la región.

Frente al porqué es tan complejo lograr reducir la mortalidad en zonas vulnerables, Andrés Rodríguez, médico que hace su rural en el corregimiento Puerto Jordán, en el municipio de Tame (Arauca), explica que, entre algunas razones, hay una ausencia cultural por hacer un control durante el embarazo y la otra complejidad está en las dificultades para acceder a los servicios de salud.

Plantea, por ejemplo, que se ha encontrado con maternas en fincas que están a dos o tres horas de los centros urbanos, lo que se convierte en una dificultad para ir al médico “y la telesalud, en estos casos, no funciona, porque no hay conectividad ni acceso”.

Además, agrega el profesional, la pandemia también podría dejar un aumento de la mortalidad por las dificultades para acceder a servicios médicos, “especialmente durante las cuarentenas que fueron más estrictas”.

Por su parte, Carlos Tirso Murillo, exscecretario de Salud en Chocó, destaca que allí y en general en el andén del Pacífico colombiano, la principal dificultad está en la debilidad de una prestación de servicios de salud de manera constante, dado que hay lugares distantes y deben acudir a las brigadas de salud.

No obstante, no son suficientes, pues no garantizan que haya controles prenatales ni establecer hábitos y estilos de vida saludable. “Esto también está asociado a la ausencia de saneamiento básico y agua potable”, agrega Murillo, al señalar que la presencia de grupos armados ilegales también dificulta la prestación de los servicios”.

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