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Las notas y panfletos extorsivos para comerciantes, ganaderos y mineros del Bajo Cauca, así como los mensajes de texto para reclutar a menores de edad, habrían sido las claves con las que la inteligencia de la Policía y del Ejército lograron ubicar a José Gabriel Castañeda Vargas, alias 40, cabecilla político y cuarto hombre en importancia del grupo armado ilegal Los Caparrapos.
La operación militar que terminó con la captura de esta persona se dio en la vereda Juan Martín del municipio de Cáceres, Antioquia.
“Esta persona era el encargado de todo el lineamiento criminal de este grupo para darle insumos a la lucha y estructura armada que lidera alias Caín. También era el encargado de hacer alianzas criminales para enfrentar al Clan del Golfo y coordinar las rentas criminales”, agregó el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército.
A finales de enero, EL COLOMBIANO entrevistó a alias 40, quien entre otras afirmaciones, habló sobre las extorsiones que los Caparrapos hacían en la región del Bajo Cauca y sobre la existencia de menores de edad en las filas de ese grupo armado ilegal.
Aunque en ese momento “40” afirmó que los Caparrapos se defendían de una expansión del Clan del Golfo, para las autoridades es innegable que esas dos estructuras armadas son las responsables de desplazamientos forzados, homicidios selectivos, reclutamiento de menores, ataques a la Fuerza Pública y otro tipo de delitos en la región de Bajo Cauca y el sur de Córdoba.
Hasta la publicación de este diario sobre Los Caparrapos, el alias de 40 no era muy conocido por la opinión pública, solo entre los pobladores de municipios como Tarazá, Cáceres y Caucasia que sufrieron por sus actividades criminales, no solo de esta época, también cuando perteneció al Bloque Mineros de las Autodefensas.
“En el 2006 se desmovilizó como miembro del estado mayor del Bloque Minero. Lleva una trayectoria criminal de más de 20 años”, añadió el comandante de la Séptima División del Ejército.
Alias 40 tenía una orden de captura en su contra por el delito de concierto para delinquir agravado. Su detención fue legalizada y un juez de la República lo envió a la cárcel.
Ahora, las autoridades centran sus esfuerzos en “Caín”, “Evangélico” y “Flechas”, los tres principales cabecillas de los Caparrapos.