La formación y educación de niños y jóvenes es un trabajo conjunto. Es fundamental que las pautas que se brindan en el hogar estén en sintonía con las líneas educativas de las instituciones educativas. La educación sexual es un asunto que no se exime de este trabajo en equipo, en el hogar y en el colegio debe darse el mismo idioma para formar y educar en lo afectivo, el contacto con los otros.
Carlos Santiago Cano Rodas, terapeuta familiar y de pareja y tutor y conferencista del programa Protege tu Corazón, explica que “cuando se habla del abordaje de la sexualidad desde la instituciones educativas debe tenerse en cuenta que son los padres los primeros educadores en este afecto que es tan esencial en el ser humano. La participación de la escuela debe ser permanente y debe ser una función que todos los adultos debemos asumir”.
El profesional resalta que este trabajo conjunto debe darse con un diálogo permanente entre el colegio y los padres, para evitar que se hable de situaciones diferentes y se terminen generando confusiones. “Una situación problemática se presenta con instituciones educativas que brindan esta educación sin la orientación debida de los papás, generando un choque entre los conceptos y los criterios que se deben tener en cuenta”, dice.
El psicólogo Jorge Mario Méndez destaca que un programa de educación sexual debe contar con la sintonía en el binomio padres-colegio, “es la manera más acertada de lograr un proceso de formación con bases sólidas, además no debemos olvidar que la familia es el primer colegio”, comenta.
Agrega que las instituciones educativas deben estar abiertas al diálogo, “y a recibir todas las dudas e inquietudes que sobre este tema surjan. No es una cuestión de sonrojarse, es de estar preparados para lo que los niños y jóvenes puedan indagar. Las dudas pueden saltar desde la afectividad manifestada por un abrazo, una caricia, hasta métodos anticonceptivos o el proceso de la genitalidad”.