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Mientras maestros se preparan para la presencialidad, Ocde alerta por tareas pendientes

La normalización de la educación en el país reanuda el debate sobre las asignaturas pendientes del sector.

  • La estabilidad laboral de los docentes en el país está 6 puntos por debajo del promedio de la Ocde, es uno de los puntos de revisión prioritarios. FOTO juan a. sánchez
    La estabilidad laboral de los docentes en el país está 6 puntos por debajo del promedio de la Ocde, es uno de los puntos de revisión prioritarios. FOTO juan a. sánchez
Estabilidad y formación docente deben dar un giro
05 de junio de 2021
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Con la promesa de la ministra de Educación, María Victoria Angulo, de que en julio todo el cuerpo docente de básica y media del país estarán vacunados, los profesores se asoman hacia el restablecimiento de la presencialidad tras 14 meses de virtualidad y sus conocidas dificultades, con el reto de garantizar que “volver a la normalidad no signifique retornar al status quo”, tal como lo plantea la Ocde en su publicación más reciente de Teaching in focus, refiriéndose a las deudas y conversaciones pendientes sobre el oficio de la docencia en los países que integran dicha organización.

Con motivo de la pandemia la Ocde actualizó algunos de los hallazgos que arrojó la Encuesta Talis, la única a nivel internacional que aborda las condiciones de la enseñanza y el aprendizaje, y que ya en julio de 2019, cuando fue publicada, entregó pistas inquietantes sobre las condiciones laborales de los docentes en Colombia y su percepción del oficio.

Entre los resultados de Talis en el país resaltan que el 55 % de los profesores consultados manifestaron sentir estrés laboral, y el 14 % estrés severo. Según el informe, este grupo tiene 70 % más probabilidades de querer abandonar la docencia en los próximos cinco años.

Las tres causas principales de estrés laboral que reportaron los maestros colombianos fueron el exceso de exámenes y trabajos por corregir, así como tareas administrativas (58 %); ser señalado como responsable del rendimiento de los estudiantes (59 %); y el esfuerzo para mantener la disciplina en el aula (51 %), esta última relacionada con el hecho de ser uno de los nueve países con mayor tamaño promedio de los grupos (28 alumnos por salón en primaria y 30 en secundaria). Los resultados de las tres causas mencionadas estuvieron muy por encima de la media de los países que integran la Ocde.

El profesor de la Institución Marco Fidel Suárez, Diego Feria Gómez, líder del Proyecto Educativo “Arroyos de Barranquilla” señala que “se han sobredimensionado las problemáticas y subestimado el potencial de reinvención de maestros y estudiantes”.

Dice el educador que percibe que en la discusión sobre el futuro modelo de la educación en el país deberían tener más voz los profesores, teniendo en cuenta –sostiene– que las grandes experiencias de aula del país, reconocidas incluso a nivel internacional, han sido iniciativas de maestros en medio de contextos complejos.

Tareas inaplazables

Frente a los retos inmediatos y futuros que plantea esta radiografía, exacerbada por los traumatismos de la pandemia, los expertos consultados centran las obligaciones del país respecto al oficio de la enseñanza en tres frentes: reorientar el enfoque de la formación docente, mejorar las condiciones laborales y revitalizar su rol en la sociedad.

Fabio Jurado, profesor de la Universidad Nacional y exdirector del Instituto de Investigación en Educación, expone que es necesario abordar la calidad docente desde el inicio de la formación profesional. Por ejemplo, aumentar el grado de exigencia (puntaje en exámenes de admisión) para optar al ingreso en una licenciatura.

Al momento de hacer especializaciones también es necesario mayor rigurosidad, apunta el experto, pues dice que el sistema actual incentiva más la cantidad que la pertinencia de las mismas.

“Durante todo este proceso –amplía Jurado– van surgiendo profesionales con deficiencias en competencias elementales como la comprensión lectora, la escritura y habilidades pedagógicas. Hoy se ha avanzado en reorientar la oferta de educación continua con mayor pertinencia y calidad con programas de maestría reconocidos”.

El docente dice que estas grietas en la formación explican, en parte, las barreras que encontraron los docentes, sobre todo del sector oficial, para incorporar herramientas digitales y adaptarse a nuevos modelos de educación.

Con esto concuerda Luz Karime Abadía, coodirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Javeriana. “El 48 % de los rectores en instituciones oficiales creen que sus docentes carecen del conocimiento técnico para integrar la tecnología en su quehacer pedagógico”, dice.

Abadía insiste en que “en general, además de los problemas operativos (déficit de conectividad y falta de herramientas) la pandemia desnudó falencias ante la exigencia de adaptarse a una nueva realidad, porque el currículo y el método de enseñanza es el mismo hace 50 años, está obsoleto. El presente y futuro de la educación exige enseñar habilidades y eso obliga a ampliar completamente la concepción de experiencia de aula que tenemos”.

Los expertos coinciden en que entre las asignaturas prioritarias para repensar la educación pospandemia es revalorizar el rol del maestro en la sociedad, y el punto de partida para ello es garantizar mejores salarios para atraer, retener el talento y lograr una renovación necesaria. La Ocde dice que Colombia necesita renovar uno de cada tres docentes durante esta década.

El Laboratorio de Economía indica que el salario promedio de enganche en las ciencias de la educación es el más bajo en Colombia ($1.173.433).

Además de mejores salarios, Angélica Galarza, doctora en Sicología del Observatorio de Educación de Uninorte, añade que la oferta de beneficios a los maestros, por ejemplo para atender la salud mental, debe ser más robusta.

“La exigencia y presión social de los docentes, ejerciendo muchas veces roles múltiples en contextos socioeconómicos complejos, merece recibir mejor atención. La Cepal señala que en pandemia solo dos países de la región, Chile y Uruguay, demostraron una estrategia sólida de servicio sicosocial a sus maestros. Aquí carecemos incluso de un diagnóstico de la problemática. En la nueva realidad de la enseñanza pospandemia tenemos que intentar esos cambios”, insiste.

63
millones de docentes reportan grandes daños a su oficio en pandemia: Unesco.
88 %
de los docentes en el país aseguran tener autonomía para enseñar en el aula: Talis.
Infográfico

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