Cuando un niño no puede estar con su madre por circunstancias laborales u otras situaciones, los padres optan por acudir a las salas cunas o los jardines infantiles, en donde se le brinda estimulación y protección. Para Paula Moreno Carabalí, madre de Samantha, una niña de cinco años a quien ha tenido desde los 12 meses en un jardín infantil, este espacio ha sido un gran apoyo para ella, porque además del cuidado les enseñan valores.
En estos lugares se reciben bebés entre los tres y seis meses para darles la atención necesaria mientras la mamá está ausente. Por eso, cuentan con condiciones especiales para ofrecerles la alimentación, estimulación y cuidado.
“Es importante que en esta etapa se les continúe dando la leche materna, sea que se la dejen o que la madre pueda ir a alimentarlo en su hora de lactancia. De allí que es importante elegir un sitio cercano a la casa o el trabajo, que permita ir cada cuatro horas a alimentarlo”, señala Olga Francisca Salazar Blanco, docente de la Universidad de Antioquia y miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría.
La especialista enfatiza en potenciar el vínculo seguro materno, por medio de los cantos, las rimas, el arrullo y brindar una atención inmediata de sus necesidades, en especial a los menores de seis meses, quienes aún no han establecido rutinas para comer o para sus necesidades físicas. También la ficha de alimentación tiene que ser realizada por un nutricionista infantil.
“Si un niño tiene hambre se le debe calmar el hambre dándole alimento, no ponerlo a esperar para que aprenda y madure el estómago o el pulmón llorando; si está mojado, cambiarlo inmediatamente, porque esto puede ocasionarles daño en la piel o infecciones”, detalla Salazar Blanco.
Es importante tener presente que el lugar elegido le permita como padre participar de las rutinas y algunas actividades para que se familiaricen con este espacio. Se recomienda que inicialmente los dejen en una jornada mientras se da el proceso de adaptación. Además, observar bien la capacitación del personal que está al cuidado de los niños y la cantidad de personas disponibles para atenderlos.
“Estos lugares deben cumplir con los requisitos mínimos legales definidos por la Secretaría de Educación de cada municipio. El proceso allí no puede ser igual al que hace una cuidadora sin ningún tipo de formación desde lo pedagógico. Debe haber una propuesta de estimulación temprana adecuada desde las dimensiones cognitiva, socio afectiva, motriz y comunicativa”, afirma Billy Santamaría Mondragón, psicólogo y rector del Centro Educativo Infantil Arlequín.
Es importante, además, revisar que el lugar ofrezca un apoyo adecuado para los padres, por medio de un acompañamiento para calmar sus inquietudes y que les entreguen reportes oportunos para conocer su evolución.