Aunque la discusión inicial de la larga campaña para las elecciones de 2022 se ha centrado en las alianzas que están naciendo, hay un tema que, con el pasar de los días, se convertirá en prioritario para partidos y colectividades: su peso en el Congreso, sabiendo que las mayorías allí dan margen de maniobra, tanto si se es de oposición como si se es de gobierno.
Por supuesto, aún es pronto para hablar de decisiones que se hayan tomado, pues el ajedrez político apenas se está moviendo para la conformación de las alianzas y, a partir de ellas, armar listas que cautiven los votos de los colombianos.
Sin embargo, hay una situación que también se evidencia desde ya y que será clave a la hora de armar las listas: varios partidos están sin sus principales electores y necesitan capitalizar esos votos.
Cabezas idas
Son distintos los motivos, pero en el lapso de dos años y medios los partidos Centro Democrático, La U, Polo Democrático y Alianza Verde vieron cómo sus senadores más votados dejaban de ser –al menos de momento– una posibilidad para liderar de nuevo las listas en 2022.
En el caso del Centro Democrático, como se sabe, en 2018 el más votado (no solo del partido sino de todo el país) fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez, con 875.554 votos. Para poner en perspectiva este resultado, la segunda fue Paola Holguín, con 58 mil votos. En cuanto a la Alianza Verde, el más votado fue Antanas Mockus, con 540.783 votos. Jorge Robledo repitió, en 2018, como el senador que más apoyos obtuvo en el Polo Democrático con 226.099. Y La U contó, gracias a Roy Barreras, con 110.358 votos.
Esos cuatro senadores obtuvieron, pues, 1.752.794, cerca la décima parte del total de 17 millones de votos que se registraron ese año en las elecciones legislativas. Una cantidad para nada despreciable de votos que estarán en disputa para el próximo año.
¿Pero por qué? En el caso de Uribe, por su renuncia en agosto del año pasado a su curul en medio del proceso por supuesto soborno de testigos. Sin embargo, aquí es importante aclarar algo: si la juez 28 de Conocimiento de Bogotá acoge la solicitud de la Fiscalía de precluir el caso, el expresidente podría buscar de nuevo llegar al Legislativo. Aun así, en repetidas ocasiones, este ha dicho que no lo ve como una posibilidad.
En cuanto a Mockus, su salida se dio después de que el Consejo de Estado declarara la nulidad de su elección, después de que esta fuera demandada al considerar que Mockus estaba inhabilitado. Esto por haberse lanzado al Senado cuando aún figuraba como representante legal de Corpovisionarios, que celebró dos contratos con entidades públicas en 2017.
Los casos de Barreras y de Robledo son similares. Ambos decidieron dejar sus partidos: La U y el Polo Democrático, respectivamente. El primero, está acercándose a Colombia Humana, el movimiento de Gustavo Petro. Y el segundo, decidió crear su propio partido (que aún no tiene personería jurídica): Dignidad.
Las opciones
Estos movimientos en el ajedrez político dejó a los partidos con una pregunta: ¿qué hacer? EL COLOMBIANO consultó a varios analistas políticos sobre esto y la conclusión generalizada es que no hay un solo camino, sino que depende de las particularidades de cada colectividad.
Para la profesora Patricia Muñoz Yi, directora de posgrados de Ciencia Política de la U. Javeriana, hay un punto importante: la debilidad de los partidos y la pérdida de capacidad movilizadora. Esta situación llevó a que haya grandes electores, pero que su caudal de votos sea más por la persona, que por el partido que los acompaña.
Ante esto, Muñoz ve cuatro opciones: “Buscar a los principales liderazgos que quieran la reelección, incluir en las listas figuras reconocidas por fuera de la política, promover figuras de los partidos pero que están en otras corporaciones (como concejos) y echar mano de líderes de sectores sociales subrepresentados”.
En esa misma línea, Yan Basset, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario, cree que “lo que tendrán que hacer es una campaña de partido, promoverlo como tal y hacer un trabajo de equipo, aunque es un poco difícil”. Es decir, que haya una cohesión entre los candidatos más allá de los intereses particulares.
Por último, el docente de la Universidad del Norte José Penso, la discusión depende de dos factores: el partido y el personaje. ¿A qué se refiere? A que “hay partidos que tienen bases sólidas, como el Centro Democrático, el Partido Conservador, el Liberal e incluso la Alianza Verde, pero hay otros partidos, como La U, que tienen liderazgos individuales”.
Así, para los primeros, es menos retador no contar con estas caras tan reconocidas y deja a las colectividades en una posición en la que pueden “hacer un trabajo interesante para aminorar el impacto de esas ausencias y evitar que se vayan los votos”.
Pero hace un paréntesis para hablar del Polo, que “sufre por ambos lados: si bien tiene una tradición muy arraigada, por el fortalecimiento de las opciones de centro izquierda ha disminuido su influencia en la ciudadanía, que también la afecta la salida de sus líderes. Hoy en día tiene poca relevancia en el escenario político por lo que tendrán que hacer un esfuerzo muy grande el próximo año”.
Con ese panorama, los partidos tendrán que empezar a discutir cuáles son sus opciones para las elecciones legislativas a fin de no perder relevancia en una rama clave para la gobernanza: la legislativa