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El Ministerio de Relaciones Exteriores está en medio de una puja con el sindicato de la Cancillería por los nombramientos que ha hecho el gobierno de Gustavo Petro en las misiones diplomáticas de Colombia ante el mundo.
La Unidiplo, que representa al gremio de los funcionarios de carrera diplomática, alista demandas contra todos las designaciones de embajadores de carácter político que ha hecho el mandatario, bajo el argumento de que se habrían efectuado “sin cumplir los requisitos de ley”.
Y es que la llegada del ‘gobierno del cambio’ generó alta expectativa en ese sector porque el mandatario había prometido que priorizaría los nombramientos de carrera. No obstante, siguió aplicando el patrón de otros expresidentes: darle embajadas a cuotas políticas.
Desde el ministerio, el canciller Álvaro Leyva asegura que la administración sí está cumpliendo con la norma y sentencia que las críticas a esas designaciones son un “disparate”.
“Vamos en el 40%. En 100 días pasamos del 20% de la participación de los profesionales de carrera de la Cancillería al 40%, de tal manera que todo lo que se dice por ahí y se comenta no deja de ser un gran disparate”, le dijo Leyva a CM&.
Ese sector está reglamentado por el decreto 274 del 2000, que indica que el 20% de los cargos de embajadores deben otorgarse a funcionarios de carrera diplomática y consular.
Esa participación se designa para los funcionarios que hayan pasado los concursos de ingreso convocados por el Estado y que tienen un escalafón de ascensos que se da según el mérito.
Es decir, a medida que los delegados ganan más experiencia, pues van mejorando su categoría dentro del catálogo de contratos de la Cancillería.
Varias de las embajadas con tareas más robustas quedaron en manos de políticos. En Venezuela está el excongresista Armando Benedetti; en Nicaragua, el exrepresentante a la Cámara León Fredy Muñoz; en Estados Unidos, el excandidato a la Vicepresidencia Luis Gilberto Murillo; en Argentina, el exprecandidato presidencial Camilo Romero.
Incluso ha habido nombramientos polémicos como el del embajador de Colombia en México, Moisés Ninco Daza, quien no tiene ningún título profesional, y el del nuevo cónsul de Colombia en México, Andrés Hernández.