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Un emotivo homenaje se hizo ayer en el custodiado centro de El Laguito, en La Habana, por los representantes de 7.028.776 de víctimas de un conflicto armado que padece Colombia hace más de 50 años.
Los 12 afectados que se reunieron ayer con los delegados del Gobierno y de las Farc, solicitaron hacer un alto en el encuentro y sembrar un pequeño pino por la vida y la esperanza.
En un jardín el gobierno cubano dispuso el lugar, y uno a uno fueron llegando: monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Nacional Episcopal; Fabrizio Hochschild, coordinador de la ONU en Colombia; Alejo Vargas, de la Universidad Nacional; Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno; “Iván Márquez”, de las Farc, y los 12 afectados por las hostilidades, y los representantes de Noruega, Cuba, Venezuela y Chile.
Dos víctimas sembraron el árbol y luego otras dos lo alimentaron con sendas paladas de tierra. Mauricio Armitage, empresario víctima de un secuestro hecho por las Farc, habló emocionado, se le quebró la voz: “me siento orgulloso, que este árbol signifique que respetemos la vida y nos vuelva la esperanza”.
La exsenadora Piedad Córdoba, quien fue secuestrada por Carlos Castaño, dio un paso adelante y dijo que este árbol de la vida debe reflejar el interés del país por la paz y el respeto por la vida. “Una paz con justicia social”.
De la Calle y “Márquez” dieron las ‘paladas’ para sostener el árbol que todo el país espera que crezca: el árbol de la esperanza por la paz y la reconciliación.
También los representantes de Cuba y Noruega, países garantes del proceso que ya ajustó dos años, apoyaron la siembra. El diplomático Roy Chaderton, de Venezuela, regó con agua la planta y expresó que “no más paletadas para cubrir la muerte, que sean paletadas para sembrar la vida, que crezca, que fructifique. Dios mediante”. Allí quedó una placa en conmemoración del 16 de diciembre de 2014.
Monseñor Luis Augusto Castro bendijo el árbol y pidió que esa bendición llegue a todo el país y “a los que están ayudando en el proceso”. Sin embargo, con esta reflexión le solicitó al Gobierno y a la guerrilla que las conversaciones den los reales frutos para lograr el fin del conflicto. “El árbol se conoce por sus frutos”, dijo Castro.
Francia Márquez, de las comunidades negras y víctima de las bandas criminales y las Auc, cantó una canción de su autoría; la hizo al recordar cómo hombres y mujeres perdieron la vida por ese grupo armado en la masacre del Naya en 2001.
A su canto se sumaron los demás afectados y los asistentes para cerrar un acto tan sencillo como cargado simbolismos y grandes sentimientos.
Editor Área de Paz y Derechos Humanos. Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en antropología y literatura.