Esta semana se cumplió un año del inicio del plan piloto de desminado humanitario en la vereda Orejón del municipio de Briceño, Norte de Antioquia y desde entonces se han identificado cinco zonas peligrosas y destruido 33 artefactos explosivos, según el último reporte de la Dirección Contra Minas.
A pesar del beneficio que esto significa para la comunidad de esa vereda, los pobladores consultados por EL COLOMBIANO no se sienten del todo satisfechos y dicen que aún hay varios lugares con sospecha de minas e incluso las tres zonas (Cero Capitán, Chirí Alto y Chirí Bajo), no han sido entregadas a la población.
“El año pasado el ritmo fue diferente, pero desde que anunciaron que habían acabado la primera fase, todo cambió, todavía se dice que hay explosivos en las zonas que supuestamente estaban listas, por eso no han sido entregadas a la comunidad”, dice una mujer cercana a la Junta de Acción Comunal de Orejón, quien prefirió no dar a conocer su nombre.
Algo similar piensa Hernando Moreno, quien también habita en la vereda y asegura que “ha pasado demasiado tiempo como para que aún tengamos caminos con riesgo de explosivos. Yo por mi lado ya no le presto atención si avanzan o no, me dedico a trabajar y tengo claro por donde meterme y por donde no”.
Según se publica en la página de la Dirección Contra Minas, en Orejón se han liberado de explosivos 14.713 hectáreas, y actualmente se encuentran en la segunda fase de trabajos, que no solo comprende ultimar detalles para entregar los primeros tres polígonos libres de sospecha de explosivos, también la exploración de otros terrenos con posible presencia de minas antipersonal y avances en apoyos a la comunidad con proyectos productivos.
Por su parte las Farc, por medio del frente 36, tienen en la zona a alias “Yira Castro”, quien reemplazó a “Olmedo” en la tarea de desminar Orejón; la insurgente por medio de su cuenta de Twitter aseguró que “ya se trabaja en la segunda fase del desminado” e incluso “ingresó nuevo personal” para cumplir con la tarea.
Sobre las actividades alternas al desminado, la comunidad reconoce que han recibido diferentes ayudas para tener proyectos productivos y agradecen la intervención en la zona: “hemos recibido elementos para trabajar, hay proyectos de ganadería, huertas caseras y nos dieron muchas herramientas, aunque acá como en todos lados, tener contento a todos es muy difícil”, comenta Hernando.