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El Gobierno dejó a un lado el diálogo y decidió jugar a varias bandas para contener la crisis. Esto quedó en evidencia con su plan para tratar de salvar la golpeada reforma a la salud, que implementó a través de dos frentes: el primero, con la negociación directa con los congresistas para pescar votos; y, el segundo, a través de Twitter, el ‘arma’ a la que más recurre el presidente Gustavo Petro.
Esa red social se ha convertido en una especie de lugar de ‘despacho’ para el Jefe de Estado y ahora decidió utilizarla para insistirle al país que la reforma a la salud que propone es necesaria. Y es que en medio del debate que desató ese proyecto, Petro publicó un estudio con el que aseguró que el sistema de salud colombiano ocupaba el puesto 74 a nivel mundial, pero resultó ser información tergiversada.
Después de que el Mandatario difundió esa tesis, el exministro de Salud y Educación, Alejandro Gaviria, lo corrigió y aclaró que el sistema de salud está en el puesto 35. Tras esa corrección, Petro publicó un nuevo informe sin importar que tuviera fecha de 2018 –cuando el mundo ni siquiera había enfrentado el covid-19–, en el que ahora señalaba que el sistema colombiano está en el puesto 81 y no 74.
El Presidente puso esos imprecisos planteamientos sobre la mesa para tratar de lanzarle un ‘salvavidas’ a su desahuciada reforma a la salud justo después de ver los frutos de su primera estrategia implementada: logró que el viernes se radicara la ponencia de la reforma al convencer a un congresista conservador y a otro de La U de que desobedecieran a los jefes de sus partidos.
Se le infiltró a los tradicionales
Al conseguir que la reforma fuera radicada en la Comisión Séptima a última hora y justo antes del receso de Semana Santa, el Gobierno vio los resultados del plan de infiltración en los partidos que puso en marcha desde hace una semana cuando los jefes del Conservador, Efraín Cepeda; Liberal, César Gaviria; y La U, Dilian Francisca Toro, decidieron no respaldar el proyecto.
Como respuesta a ese veto a su reforma, Petro dio vía libre a su gabinete para negociara directamente con los congresistas en el Capitolio y por fuera de él. La tarea en el Legislativo quedó a cargo del ministro del Interior, Alfonso Prada, que hizo ‘lobby’ para conseguir las firmas que permitieron la radicación. Y, por fuera, la misión fue para la ministra Carolina Corcho.
Precisamente contra la Ministra de Salud apareció una denuncia en la que la señalan de presuntamente negociar el voto del representante liberal Germán Rozo, quien es ponente de la reforma a la salud.
La denuncia fue hecha por el diputado de Arauca Juan Quenza, quien aseguró que Corcho visitó ese departamento para una audiencia pública sobre la reforma el 30 de marzo pasado y, según él, en lugar de visitar el Hospital San Vicente de Arauca, se reunió con fichas políticas de Rozo para conquistar su respaldo.
“Es curioso que se hayan reunido con la ministra (Corcho) en la ‘casa de la confianza o casa de la tramoya’ con solo su equipo de trabajo de campaña y no llevarla al hospital”, cuestionó el diputado Quenza. La ministra Corcho, por su parte, aseguró que solo se trató de un evento social.
Y es que aunque Rozo no firmó la ponencia que se radicó, podría votar a favor de la misma, pero este diario conoció que César Gaviria le advirtió –como al resto de su bancada– que todo el que apoye la reforma será sancionado con un año sin voz ni voto.
Al que sí logró convencer el Gobierno para que firmara fue al representante godo Gerardo Yepes, quien acompañó la ponencia en contravía de las órdenes de Cepeda. “Lo que hice fue abrir el espacio al debate, no cercenarlo. No es que se haya aprobado la reforma a la salud, solo se radicó su ponencia positiva”, defendió Yepes en diálogo con este diario.
El congresista también señaló que firmó porque cree que es necesario discutir la reforma al considerarse “víctima” del sistema, porque asegura que la muerte de su hermana Luz Dary Murillo Caro, en 2018, fue por “falta de atención oportuna” de una EPS en su tratamiento de cáncer de seno en Ibagué. “No le echo la culpa a la EPS, pero fue muy mala la atención”, dijo Yepes.
Pese a ese primer ‘guiño’ al Gobierno, Yepes aclaró que votará acogido a lo que determine el partido en bancada.
Esta estrategia de convencimiento también la llevó a cabo el Gobierno en las filas de La U y quedó expuesta con la firma del representante Camilo Esteban Ávila, quien también firmó la ponencia y no se arrepiente de haberlo hecho.
Ávila le dijo a este diario que es consciente de lo que firmó y le pidió a Toro que lo deje votar en libertad. “Estoy de acuerdo con lo que firmé. Todo el mundo ha dicho que el modelo de salud requiere una reforma (...) La reforma recoge los puntos que planteó el partido y los que hacen falta entrarán por medio de proposiciones en la Comisión”, dijo.
Y aunque Ávila trató de justificar su decisión, lo cierto es que Toro le hizo un duro llamado de atención público y desautorizó su firma. “La firma de Ávila en la ponencia de la reforma a la salud no fue consultada conmigo como directora; el representante firmó bajo su responsabilidad”, señaló la Directora de La U.
Por ahora, Petro logró que se generaran tensiones al interior de los partidos, pero más allá de desgastar su poder político, esto no se traduce directamente en votos de los congresistas, por lo que la prueba final será dentro de una semana, cuando se empiece a discutir la reforma, espacios para los que los jefes de los partidos también alistan su contragolpe.
Periodista, apasionado por la historia, la geopolítica y los documentales. Hago preguntas desde que tengo uso de razón. Egresado de la Universidad Eafit.