Si bien los mandatarios locales que asumieron el pasado 1 de enero apenas completan dos meses en sus cargos, desde ya hay sendas denuncias y reparos contra el manejo desde el gobierno central, en cabeza del presidente Gustavo Petro. Así quedó en evidencia durante el congreso de la Federación Colombiana de Municipios (Fedemunicipios), que concluyó el pasado viernes en Cartagena y que reunió a la mayoría de los 1.103 alcaldes de Colombia.
Una de las voces que retumbó con mayor fuerza y contundencia fue precisamente la del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien advirtió que desde ya se evidencia una “desarticulación absoluta con el Gobierno”. Al denunciar que la paz total se ha convertido “en la entrega total del territorio a las estructuras criminales” y que Colombia está “nadando en droga”, Fico reclama por estigmatización, alerta por la desidia contra Medellín y Antioquia, y le pide al presidente que se reúna con los alcaldes que no son de su partido o ideología.
Usted denunció, y tuvo eco ante los alcaldes, que la paz total se estaba usando como instrumento político. ¿Qué lo lleva a concluir eso?
“Así lo han hecho y así nos lo hicieron en campaña, cuando les decían a quienes tienen allá (en las cárceles), con los que están negociando en Itagüí, que tenían que inventar cosas en contra de nosotros. Hay unas personas que nombran gestores de paz y que entran como Pedro por su casa allá. La pregunta es ¿qué están negociando?, ¿quieren negociar de verdad? Entonces metan a las víctimas en el proceso. ¿Quieren la paz? Yo le digo a esta gente, que la mayoría fueron capturados por nosotros, que dejen ya de asesinar, extorsionar, reclutar y desplazar a la gente. Déjenla vivirla tranquila. Estamos haciendo la tarea, pero es que la seguridad se garantiza con autoridad. No podemos depender de la ‘buena voluntad de los criminales’. Es muy grave lo que está pasando en materia de orden público en el país”.
Uno de los temas del congreso fue la descentralización. ¿Cuál es el balance en esa materia?
“Todos los alcaldes ya cumplimos dos meses de gobierno y se nota una desarticulación absoluta con el Gobierno. Eso es un factor común y es muy grave. La descentralización tiene que ser real y hoy hay más centralismo que el que teníamos antes. La ejecución del año pasado del Gobierno demuestra que no está llegando la plata a las regiones”.
¿Cuáles son las preocupaciones que habló con los alcaldes?
“La seguridad. La paz total se ha convertido en la entrega total del territorio a las estructuras criminales. Estamos nadando en droga. Se fortalece el Clan del Golfo, el ELN, las disidencias de las Farc y, en general, todas las estructuras criminales. Además, desfortalecen la Fuerza Pública. No vamos por buen camino. Nos llevan hacia un salto al vacío sin paracaídas.
Colombia tiene que reaccionar. Están pasando cosas muy delicadas en los territorios. Mire los problemas que tenemos alrededor de las escuelas y los parques con temas de consumo. La ciudadanía está pidiendo medidas, las tomamos y el Gobierno, por otro lado, está romantizando la droga”.
Durante su intervención en Fedemunicipios el presidente criticó que la plata de inversión e infraestructura se concentra en Medellín (hacia Rionegro) y en Bogotá (hacia la Sabana). ¿Comparte ese criterio?
“Es una gran mentira. Es un discurso que, además, es muy peligroso, porque sigue promoviendo una lucha de clases que hoy no necesita Colombia. Todo lo contrario. Necesitamos generación de riqueza. Sacar a la gente de la pobreza.
¿Para qué están posicionando ese discurso?, ¿para quitarle la plata a las regiones de las obras y las vías 4G?, ¿qué me van a decir a mí?, ¿que el túnel del Toyo pasa por El Poblado? ¡Por Dios! Va para Urabá. ¿Qué me van a decir?, ¿que Mar 1 y Mar 2 pasan por El Poblado y por Rionegro?, ¿acaso Urabá no necesita estas inversiones? Es que no es solo Antioquia, son vías nacionales. Es muy grave seguir generando esa estigmatización a sectores pudientes”.
¿Teme que esos proyectos queden en riesgo?
“Todavía hay una política errada. Si no se garantizan las vigencias futuras de todas estas obras, que son fundamentales para el país, vamos a tener los elefantes blancos más grandes en términos de infraestructura, porque son proyectos que ya están en ejecución. Esos recursos se necesitan”.
¿Ha hablado con el presidente Gustavo Petro?, ¿ha tenido la oportunidad de expresarle todas estas preocupaciones?
“No hemos tenido la más mínima posibilidad. Ni por escrito, ni un mensaje, ni una llamada y mucho menos una reunión. ¿Qué necesitamos todos los alcaldes? Hombre –que independientemente de la posición política que tengamos o que consideremos que el Gobierno no va bien, como lo piensa la mayoría de los colombianos–, hay que trabajar juntos.
Yo le digo al presidente Petro: ¿cuándo se va a reunir con los alcaldes que no somos de su partido o su ideología?, ¿nosotros no somos Colombia?, ¿o es que las ciudades que votaron a favor de nosotros no tienen derecho a los programas del Gobierno?”.
¿Siente algún tipo de arremetida contra Medellín?
“Necesitamos que el Gobierno Nacional ponga el ojo en las regiones. ¿Qué es esa desidia contra Antioquia?, ¿qué es esa desidia contra Medellín?, ¿qué es esa desidia contra las regiones? Y no lo digo yo, lo han dicho prácticamente todos los alcaldes que estuvieron en Cartagena.
Yo le planteo al presidente Petro una conversación respetuosa. Podemos pensar diferente, pero tenemos que articularnos para que nuestros municipios y nuestra gente esté bien”.
¿Qué opina de las reformas del Gobierno y su impacto en lo nacional? Recién la EPS Sura, una de las más grandes de Antioquia, dijo estar dispuesta a caminarle a la transición que propone la reforma a la salud...
“Están acabando, están matando el sistema de salud. Lo que no lograron vía ley para acabar con las EPS, lo están haciendo ahogándolas financieramente. Están quebrando clínicas y hospitales, tantos públicos como privados. La situación de salud se puede salir de control en cualquier momento. Hoy estamos en cuidados intensivos.
¿Qué pasa con Sura? La ahogaron también financieramente, como a todas las otras EPS. Puede que sí se necesiten reformas. Demos las discusiones. Pero no acabemos un sistema que ha tenido bondades. Pero uno lo que ve es un odio contra todos los sectores y un afán de cómo acabar con el sector productivo”.