El director de la Unidad para las Víctimas, Alan Jara, se reunió este sábado con la comunidad de Mapiripán (Meta) para honrar la memoria de las 49 personas que murieron hace 19 años en la masacre del mismo nombre.
La conmemoración está enmarcada en el proceso de reparación colectiva iniciado entre la Unidad para las Víctimas y los sobrevivientes de ese municipio. Esto, pues varios de ellos salieron como desplazados, debido a las múltiples masacres que grupos paramilitares perpetraron en la zona.
La primera de ellas ocurrió entre el 15 y el 20 de julio de 1997, cuando paramilitares llegaron al aeropuerto cercano de San José del Guaviare y, con la ayuda del Ejército, se transportaron por vía terrestre al municipio de Mapiripán.
Allí permanecieron durante cinco días y dejaron un número aún indeterminado de muertos, aunque según una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2005, la cifra se estima en 49.
En 1998, el mismo grupo armado perpetuó varias masacres en zonas aledañas: Caño Jabón, Puerto Alvira y La Cooperativa, con lo que la ola de terror continuó por varios años más.
”Entiendo que no es posible reparar lo irreparable, pero queremos ayudar a los que más han padecido la violencia para que sigan adelante”, agregó Jara.
Reparación colectiva
Hace dos años la Unidad para las Víctimas realizó un acercamiento con esa comunidad, con el fin de evaluar el daño ocasionado por los más de 50 años de conflicto en la región.
Dicho proceso se encuentra actualmente en fase de alistamiento, lo que involucra reunir y asegurar el compromiso de las entidades que harán posible la ejecución del plan de reparación colectiva.
“Estamos trabajando por hacer posible la reparación en una comunidad que ha sufrido mucho. Siendo del Meta, conozco bien la situación y desde la Unidad para las Víctimas estamos trabajando por resarcir a estas familias”, había indicado Jara.
En ese municipio del sureste del Meta hay 3000 víctimas que esperan su reparación, de acuerdo con el registro de la Unidad.
El desplazamiento forzado es la principal afectación que han padecido sus residentes, después de varias masacres paramilitares en la zona.