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¿Hacia dónde apuntan las biodiverciudades del país?

Las ocho capitales elegidas por el Minambiente para desarrollar su estrategia de sostenibilidad tienen algunos avances y mucho por recorrer.

  • Montería espera ser la ciudad más sostenible del país para 2030, entre sus propuestas para lograrlo está el plan de recuperación del río Sinú, así como las regiones cercanas de los 16 municipios que atraviesa. FOTO jaime pérez
    Montería espera ser la ciudad más sostenible del país para 2030, entre sus propuestas para lograrlo está el plan de recuperación del río Sinú, así como las regiones cercanas de los 16 municipios que atraviesa. FOTO jaime pérez
07 de noviembre de 2020
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Montería se convirtió oficialmente hace dos semanas en la octava ciudad seleccionada por el Ministerio de Ambiente para llevar a cabo la estrategia de biodiverciudades, concepto del cual viene hablando reiteradamente el Gobierno desde que el presidente Iván Duque lanzó esta estrategia en enero pasado en Davos, en medio del Foro Económico Mundial.

Esta semana el ministro de Ambiente, Carlos Correa, en reunión con Patricia Llombart, embajadora de la Unión Europea, reiteró que una de las once acciones estratégicas para convertir a Colombia en referente ante el mundo en materia de desarrollo sostenible, es el desarrollo de las biodiverciudades.

Pero, ¿a qué hace referencia el concepto de biodiverciudad? Carlos Salazar, coordinador de investigación del Instituto Sinchi, explica que son “ciudades que emprenden acciones concretas para proteger la biodiversidad que las rodea; que optimizan los servicios ecosistémicos (agua potable, bosques que regulan el clima, etc) y que planifican sus dinámicas poblacionales”.

Aunque son parámetros esenciales, dice, ninguna ciudad en Colombia lo ha logrado hasta ahora de manera más o menos óptima debido al sistemático conflicto por los recursos.

De manera que, según precisó Correa, se espera que Barranquilla, San Andrés, Montería, Medellín, Quibdó, Bucaramanga, Villavicencio y Leticia alcancen en los próximos años un desarrollo sostenible mediante acciones concretas como, la reducción de la huella de carbono, programas de economía circular, la restauración y protección de la biodiversidad urbana y la mitigación y adaptación al cambio climático.

El gobierno eligió a Barranquilla como primera biodiverciudad por el potencial de desarrollo que tiene al ubicarse cerca de la desembocadura del Magdalena en el Mar Caribe, contar además con la ciénaga de Mallorquín y estar frente al Parque Isla Salamanca, una zona protegida de más de 500 kilómetros cuadrados.

Recuperar la ciénaga, y en consecuencia sanear los cuerpos de agua que tiene la ciudad, podría ofrecerle a Barranquilla, según explica la doctora en ecología de Uninorte Juanita Aldana, una transformación sin precedentes.

“Podríamos atacar uno de los grandes riesgos para la salud pública, con potencial impacto en más de 300 mil personas por la contaminación del agua, repercutiría en la producción pesquera y en la recuperación de especies”, explica.

Por ahora, como parte de la recuperación de espacios verdes, Barranquilla logró ser reconocida en febrero por la ONU como una de las 59 ciudades más arborizadas del mundo, gracias a un programa de arborización y restauración de sus 4 bosques urbanos.

Lo que ofrecen otras urbes

Medellín, que se unió formalmente a este programa en agosto, ya tenía tarea adelantada, con un plan que espera, según la Alcaldía, ofrecer en 2022 3.000 nuevas hectáreas de zonas verdes en la ciudad.

Por ahora, según evalúa Urban GreenUP, proyecto de la Unión Europea para el desarrollo, aplicación y replicabilidad de Planes de Re-naturalización Urbana, actualmente tiene acceso a 3.6 metros cuadrados de espacio público tales como plazas, parques y zonas verdes, un déficit de más de 6 metros cuadrados según la recomendación de la OMS.

La secretaría (e) de Medio Ambiente, Sandra Muñoz, dijo respecto a esta estrategia propuesta por Minambiente que la ciudad se compromete a reforzar su plan de manejo de cuencas y microcuencas hídricas y a recuperar espacios públicos en medio del proceso de expansión de la capital antioqueña.

Otras ciudades aventajadas con algunas estrategias son Manizales y Montería, ambas incluidas, junto a Villavicencio, entre la competencia internacional de WWF We love Cities que busca resaltar estrategias de los gobiernos locales en materia de sostenibilidad.

Según responde la secretaria de Ambiente de la capital caldense, Natalia Escobar, la ciudad está focalizada en convertirse en la primera biodiverciudad del Eje Cafetero, para lo cual destinó una inversión de $21.000 millones.

Tiene varios frentes para lograrlo: “la planta de tratamiento de aguas, el sistema público de bicicletas eléctricas, la conservación de 4.932 hectáreas en la reserva Río Blanco y un programa de promoción y desarrollo de economía local a partir de la rehabilitación de la plaza de mercado para apoyar comerciantes y campesinos de la región”.

Montería, por su parte, tal como resaltó el mismo ministro Correa en su visita a la ciudad, quien además fue alcalde allí entre 2012 y 2015, tiene una de las estrategias más ambiciosas de sostenibilidad urbana del país.

La capital de Córdoba tiene un plan a 2022 para crear un sistema de parques urbanos con 250.000 nuevos árboles. Pero la más importante apuesta es la recuperación del río Sinú como ruta de transporte, esto va de la mano con la estrategia Agrópolis Sinú, que busca optimizar la producción agrícola de más de 300 mil hectáreas.

A través de esta estrategia de biodiverciudades el Gobierno podrá ofrecer apoyos a iniciativas como negocios verdes, búsqueda de nuevas tecnologías o innovación. Sin embargo, parece apuntar principalmente a que las ciudades un papel más activo y concreto en cuanto a la lucha contra el cambio climático.

Esto, partiendo de las recomendaciones que hace la Cepal que indica que al ser las urbes las responsables de la producción de gases de efecto invernadero y requerir hasta el 80% de la energía producida, deben asumir acciones específicas, con enfoque diferencial de acuerdo a los territorios, que le permita a los países cumplir con los acuerdos suscritos a nivel internacional.

90%
de los habitantes de las ciudades respira un aire que no cumple con las normas sanitarias según la OMS.
237
millones de toneladas de CO2 produce Colombia anualmente.

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