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“Ya existe una base mínima para el acuerdo nacional”: Iván Cepeda niega parálisis en diálogos por elecciones

El congresista, uno de los más cercanos al presidente Petro y quien ha tomado un papel protagónico en el proceso, desmiente que la construcción del acuerdo esté en pausa por la campaña electoral. Explica los avances del proceso.

  • En medio de los diálogos, el congresista ha centrado sus esfuerzos, entre otras, en abonar el camino para concretar las reforma rural y agraria. FOTO Camilo Suárez Echeverry
    En medio de los diálogos, el congresista ha centrado sus esfuerzos, entre otras, en abonar el camino para concretar las reforma rural y agraria. FOTO Camilo Suárez Echeverry
25 de septiembre de 2023
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Desde hace casi 3 meses –a través diferentes canales y por medio de distintos actores–, el presidente Gustavo Petro viene hablando de un “gran acuerdo nacional”. Sus reuniones con partidos y gremios son una muestra de ese esfuerzo, no solo para tramitar con éxito sus ambiciosas reformas en el Congreso, sino para apaciguar los ánimos, bajarle la presión al país y –por ahí derecho–, conseguir gobernabilidad y atajar el descontento contra su gestión.

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Sin embargo, aún son pocos los resultados y, a medida que se acercan las elecciones y cada sector trata de sacar réditos, el diálogo parece congelarse. Contrario a las versiones y ruidos que empantanan la construcción del acuerdo, el senador Iván Cepeda (Pacto Histórico) –uno de los más incondicionales a Petro y quien tiene un rol preponderante en las conversaciones, incluso por encima del ministro de la política, Luis Fernando Velasco–, ratifica en entrevista con EL COLOMBIANO que el proceso sigue y ya hay “una base mínima”.

Aunque admite que las elecciones dificultan los contactos, desmiente que se tenga que “poner en paréntesis” y detalla en qué va el proceso.

¿Qué rol puntual está jugando en la construcción del acuerdo nacional?

No voy a tratar de hacer definiciones ni precisiones sobre tal o cual responsabilidad puntual. Lo que sí puedo decir es que esta es una orientación que ha dado el presidente, incluso desde el inicio del Gobierno y, como tal, se asume como una tarea central, que hace parte del núcleo y del programa de gobierno.

Es mi deber como integrante de la coalición en el Congreso, pero también como dirigente del Pacto Histórico –que además está ocupándose de los asuntos de la paz–, prestarle a esto la mayor atención y en consecuencia actuar. Eso hay que hacerlo en oportunidades de manera abierta y pública, y en otras de manera discreta y confidencial, y creo que eso es lo que procede en este caso.

¿El presidente le dio la misma instrucción a todos sus aliados?, ¿o a usted le asignó alguna tarea particular?

El presidente lo ha dicho claramente como orientación general. Yo no soy en esto infidente. Las decisiones del presidente, la manera en cómo ordena los asuntos dentro de la bancada y dentro del Gobierno son temas que no son para estar discutiéndolos públicamente. Simplemente señalo que este es un asunto principal y como dirigente político del Pacto Histórico lo asumo en esa perspectiva y actúo en consecuencia.

Su gran agenda en el acuerdo es la paz, pero también se le ha visto muy de cerca de gremios como Fedegán para tratar de acordar una reforma rural integral. ¿Cómo va esa tarea?

Efectivamente hay dos asuntos que son centrales. El primero es el diálogo con la oposición política, que es neurálgico para este propósito. No podemos expresar una voluntad de querer construir un acuerdo nacional y comenzar excluyendo o apartando de esa posibilidad a quienes tienen una visión opuesta y distinta al Gobierno. A eso yo le otorgo un papel central.

Lo segundo es que el acuerdo nacional no es estrictamente o solamente político, es un acuerdo político, económico y social. O sea que aquí el diálogo con los gremios es fundamental. Y acá toco el tema de la reforma rural integral, que es parte central del proyecto.

Dentro de ese aspecto el diálogo entre el campesinado, los pueblos indígenas y afrodescendientes, y los principales detentadores de la tierra en Colombia –que son el sector ganadero–, también es fundamental. El Gobierno ha definido que una línea estratégica en esta materia es buscar un entendimiento mediante la compra de tierras para lograr la reforma agraria.

La presencia del doctor José Félix Lafaurie y de ahora del doctor Fabio Valencia Cossio en mesas de diálogo de paz es fundamental, porque allí se pueden generar procesos y dinámicas de diálogo que contribuyan a ese acuerdo nacional.

¿Qué tan cierto es que la construcción de ese gran acuerdo se puso en pausa mientras pasan las elecciones de octubre?

No hay tal premisa. Lo primero es que quien lidera esta política y define sus tiempos, sus cronogramas y calendarios es el propio presidente. Como se verá, el presidente realiza todo tipo de acercamientos y diálogos sin que eso se anuncie como parte de una agenda, sino que él va anunciando esos diálogos de una manera, a veces, inesperada.

Por ejemplo, el presidente a estas alturas ha sostenido encuentros –esto ya ha trascendido a la opinión pública–, con líderes empresariales muy poderosos, lo ha hecho en el exterior, y también ha venido sosteniendo otra clase de reuniones, así que el trabajo por el acuerdo nacional no se pausa, ni se aplaza, es un trabajo permanente.

Por supuesto el debate electoral y la campaña genera una situación que en algunos casos puede dificultar esos contactos. Es evidente que la agenda de las campañas a veces no es coincidente con la de los diálogos políticos, pero el hecho de que haya elecciones no significa poner en paréntesis el trabajo favorable a un acuerdo nacional. La campaña electoral genera unas vicisitudes, pero el trabajo por el acuerdo nacional es permanente, no se detiene y eso lo muestra el propio presidente.

El acuerdo trasciende el trámite exitoso de las reformas en el Congreso. ¿Qué es realmente lo que esperan con estos diálogos?

Esta no es una coalición momentánea y coyuntural. De lo que se habla aquí es de la posibilidad de un entendimiento y un consenso básico entre las fuerzas que tienen mayor influencia y los factores de poder más influyentes en la sociedad. Lo anterior, no solamente desde el punto de vista político y económico, sino también de los movimientos sociales y de muchos sectores que tienen posibilidad de contribuir sobre los grandes problemas que hay en la sociedad colombiana.

Ese acuerdo debe significar una acción sostenida en el tiempo de carácter estructural y profundo, que permita encontrar una solución sostenible a largo plazo de esos problemas. Por lo tanto no es simplemente un diálogo –repito–, momentáneo o sujeto a un contexto, sino que busca una salida estratégica a problemas que ha tenido el país por mucho tiempo.

Esta no es una idea nueva. No se le puede atribuir al Gobierno ni al presidente. Es una vieja aspiración de la sociedad colombiana y creemos que a estas alturas ya han madurado algunas condiciones necesarias para abordarla.

¿Es un diálogo con todos los actores, con sectores de oposición y figuras políticas?

Sí, figuras, pero no solamente políticas, sino que es un proceso que tiene distintas dimensiones, puesto que los problemas que tiene el país no se circunscriben solamente a la esfera de la política, sino que tienen otros aspectos que deben ser tratados y resueltos con sujetos que no están solamente en el mundo que conocemos como el mundo político.

El presidente lleva alrededor de tres meses hablando del acuerdo nacional, ¿a hoy hay algún acuerdo tangible?, ¿cuál es el balance?

Yo diría que los resultados se ubican en tres dimensiones. En primer lugar, en lo que ha mostrado el Gobierno como disposición y como acciones tendientes a ese acuerdo. Han comenzado determinados procesos de concertación y se han visto, no solamente con la coalición que hizo en el primer año para gobernar y para conformar el gabinete, sino también para sacar adelante las reformas en el Congreso y para, por ejemplo, avanzar en la reforma agraria y en la reforma rural.

En segundo lugar, porque existe un debate en el país que ya comienza a despertar una sensibilidad favorable a este acuerdo nacional. Y tercero, porque el Gobierno comienza a diseñar una ruta para hacerlo posible. Así que en distintos aspectos ya existe una base mínima para este acuerdo.

¿Y hay alguna metodología o cronograma para tener resultados o avances sobre el gran acuerdo?

Eso todavía está en discusión y en consideración del presidente. Él será, si hay ese tipo de anuncios, quien procederá a plantearlos al país.

¿Cómo ve la convocatoria de marchas del próximo miércoles justo a un mes de las elecciones?

Este no es un asunto nuevo. El presidente desde hace mucho tiempo ha señalado que la movilización social es parte del trabajo que realiza el Gobierno para hacer realidad las reformas. Es un proceso que no es excluyente ni contrario al diálogo. Me parece que es bastante inoficioso intentar encontrar una contraposición entre ambas cosas, como también la oposición hace sus movilizaciones. Todo es perfectamente legítimo, siempre y cuando se inscriban en el ejercicio pacífico.

¿No es inquietante, por decir lo menos, las marchas previo a las regionales?

Tampoco lo veo como parte de una agenda electoral. Es un asunto que tiene que ver con el cumplimiento del programa de gobierno y en eso no hay que llamarse a ningún engaño: el presidente tiene la firme decisión de buscar sacar adelante las reformas. La invitación es dialogar y a concertar también. Que no se excluyan una y otra cosa.

Javier González Penagos

Comunicador social y periodista de la Universidad Central, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de las universidades Externado y Columbia.

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