Un Congreso a media máquina y enfrascado en discusiones que no dieron celeridad a los proyectos fue lo que se vio este año.
Por eso se cayeron iniciativas como las reformas Política y de Justicia o la Anticorrupción que, de una u otra manera, nació de la consulta que se realizó el 26 de agosto del año pasado y que logró 11,6 millones de votos.
Para el analista político y docente de la Universidad Sergio Arboleda César Niño, el balance es más agrio que dulce.
¿Pero, por qué resulta así? Los analistas consultados para este informe señalan que hay dos razones para que la velocidad de la legislatura no fue la esperada. Una, que el gobierno no logró cercanía ni buenas relaciones con el Congreso, representado en su ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez.
La segunda razón, para ellos, está en las seis objeciones que presentó el presidente Iván Duque contra la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en la que se tardaron por lo menos dos meses dándoles trámite para que, finalmente, fueran hundidas.
Sin mermelada
A esto se le suma, que Duque, desde que asumió dijo que no repartiría mermelada, es decir, representación política en el Gobierno, entes descentralizados o contratos para sumar apoyos y aprobar los proyectos de ley en su mandato.
Al consultarle a Pedro Luis Pemberthy, analista político y docente de la Universidad Nacional, si este corto balance de proyectos aprobados en esta legislatura se debió a que no se repartieron cargos, por ejemplo, manifestó que es probable, pues es “la dura realidad de la clase política, que se acostumbró a recibir plata o favores para funcionar, pero que finalmente acabó con el sano ejercicio de la política”.
El analista fue más allá y cuestionó la manera de hacer política de este gobierno. “Que no reparta no quiere decir que la política del presidente sea totalmente pulcra, sino que se reparte, en alguna media, el tarro de galletas con los de su lado”.
Pesos y contrapesos
“El gobierno ha tenido dificultades para promover su agenda en el Congreso debido a que no ha logrado construir una bancada mayoritaria”, señala el docente de Ciencia Política de la Universidad Nacional sede Bogotá, Miguel Silva Moyano, quien destaca que las mayorías se unieron alrededor del Acuerdo de Paz, lo que se tradujo en una derrota para el Gobierno, pues ese fue el principal “contrapeso” contra las objeciones, por ejemplo.
Sobre esto, el analista Niño coincide en que el gobierno lleva 10 meses agrios de mandato, sobre todo por dos puntos: “Uno, porque están enlodados los asuntos del Acuerdo de Paz y, dos, debido a la perspectiva del gobierno de cara al futuro, que parece que no tiene los mejores aires”.
Además, Niño agrega que “hay una dificultad de gobernabilidad, que no es sana para sacar adelante los proyectos del gobierno” y que se puede entender a raíz de las dificultades del gobierno “con las altas cortes, el Congreso e incluso la rama judicial”.
Pero el balance no es del todo agrio, como lo plantea el docente catedrático de la Universidad Nacional Jaime Zuluaga, quien destaca que, finalmente, el gobierno logró lo que esperaba, sobre todo por la aprobación, con modificaciones, del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y porque “sacó adelante proyectos secundarios como la Ley TIC, la creación del Ministerio del Deporte y la Ley de financiamiento” (vista por los críticos como una reforma tributaria), sostiene Zuluaga Nieto, al destacar que pese a que “el balance es bastante pobre, es significativo, pues con estas puede mantener alineado su modelo”.