Estados Unidos frenó la deportación del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso a Italia y abrió la posibilidad de que, pese a los problemas que hubo con la solicitud de extradición a Colombia, pueda llegar al país.
La noticia la confirmó ayer a EL COLOMBIANO el abogado defensor de Mancuso, Jaime Alberto Faeres, quien manifestó que junto a su cliente estudiaban la estrategia que seguirían en este proceso, pues la justicia norteamericana también plantea la posibilidad de que permanezca en Estados Unidos.
Para Faeres esta podría ser la mejor opción para quien fuera uno de los comandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), ya que, según lo expresó, para su defendido volver a Colombia sería un riesgo.
“Lo que queremos como defensa es buscar un lugar que le brinde garantías. Estados Unidos puede ser, porque en Colombia no hay garantías. Existe la posibilidad de venir, pero eso sería una locura, sería un suicidio”, le dijo a este diario el abogado de Mancuso, quien insistió en que aún no hay una decisión en firme sobre cómo serán las medidas que tomen a partir de la decisión de la justicia estadounidense.
Lo que sí tiene claro Mancuso, dijo el abogado, es que “siempre hemos pensado en cumplirles a las víctimas” e incluso, detalló, que tiene en su poder unas cartas que les envió el exparamilitar a los magistrados que llevan el proceso, las mismas que les serían enviadas a los togados una vez Mancuso aterrizara en Italia.
Una vez conocida la decisión del gobierno de Estados Unidos, José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización internacional Human Rights Watch (HRW), indicó que aunque “quedan muchos obstáculos judiciales por superar, esta decisión otorga una nueva oportunidad para lograr el retorno del exjefe paramilitar a Colombia”.
Vivanco también aseguró que Colombia no puede quedarse de brazos cruzados y debe dar “todas las garantías para que se respeten los derechos humanos de Mancuso” y cumplir con su proceso de verdad a las víctimas de los paramilitares en el país.
Entre otras opciones que maneja la defensa está la de continuar el proceso de extradición a Italia por vía judicial, amparado en el tratado contra la tortura, que es acogido tanto por Italia como por Estados Unidos.