Mientras el Gobierno de Estados Unidos defendió este martes la salida definitiva de sus tropas de Afganistán bajo el argumento de que no se iba a mantener eternamente una guerra (ver paréntesis), desde Colombia se dejó en claro –entre otras cosas– que dentro del proceso de llegada de los 4.000 afganos que se recibirán en territorio nacional no podrán trabajar ni estudiar.
En efecto, Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, explicó que ya hay un derrotero sanitario y de seguridad que se está definiendo para su arribo, en la medida en que “se trata de ayudar a unas personas buenas que han tenido unas dificultades respecto a su país original y que tenemos que darles la mano en una labor humanitaria”.
El funcionario admitió que aún no se conoce el número exacto de afganos que estarán entre tres y seis meses en el país, tal y como lo anticipó EL COLOMBIANO, y que arribarán desde Estados Unidos, Italia y Alemania.
Los pormenores
Espinosa afirmó que las personas que lleguen lo harán de forma progresiva. Es decir, no se despachará un solo vuelo con las 4.000 personas. Además, explicó que ya es un hecho que una vez arriben tendrán que permanecer 14 días en confinamiento y que no podrán trabajar ni estudiar, debido a que sus permisos son transitorios.
“Hay todo un mecanismo que se está estableciendo para efectos de establecer pruebas PCR al ingreso al país, un aislamiento obligatorio por 14 días, vacunación y unas coberturas que permitan amparar a la población, disminuir el nivel de riesgo y brindar asistencia”, confirmó el directivo.
Pero este no es el único frente en el que se trabaja junto al Ministerio de Salud. Desde esa cartera se están alistando para la atención en salud mental y posibles dificultades físicas que presenten los afganos.
En lo que tiene que ver con la seguridad, la Fiscalía General de la Nación, la Policía y el gobierno estadounidense trabajan en conjunto para vigilar que las personas que entren no tengan antecedentes judiciales que obstaculicen su ingreso. En efecto, Espinosa resaltó que estas personas han trabajado con Estados Unidos. “No son refugiados, son población en tránsito” que, afirmó, ya tienen procesos migratorios en curso con el país norteamericano.
También ratificó que para proteger al máximo al país se diseñó “un mecanismo estricto con el Departamento de Estado de Estados Unidos, con la Embajada (de ellos) en Colombia, y se está siendo juicioso en cuanto a unas revisiones de seguridad a nivel internacional, pero también a nivel nacional”.
Este tema es clave, porque permite mantener al país blindado ante cualquier tipo de riesgo de seguridad. De hecho, es una medida similar a la que ya aplican otras naciones receptoras como España o Alemania.
Para Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario, “hay que recordar que los afganos vienen de tránsito, no van a permanecer indefinidamente en Colombia, por lo que esto no representa nada negativo”.
No obstante, en caso de que alguno se quisiera quedar, lo cual es una posibilidad, bajo el modelo acordado con el gobierno de Joe Biden no se podría, según Espinosa.
Una de las razones es que de no ser por el convenio temporal, normalmente un afgano requiere de visa para entrar a Colombia, cosa que no se les va a pedir en este caso.
Por otro parte, aunque ellos no podrán trabajar, eso no quiere decir que vayan a estar siempre confinados en un lugar en específico. “Tendrán su libre locomoción y sus posibilidades de asistir a culto, pero una vez se agote el término máximo la idea es que puedan estar en su lugar de destino, que es Estados Unidos”, resaltó el director de Migración.
Para todas estas actividades, además de las entidades ya mencionadas, también trabajan el Ministerio de Defensa, la Cancillería y la Vicepresidencia de la República, todas con la intención de “preservar la vida e iniciar su fase de documentación”, concluyó.
¿Listas las ciudades?
Aunque la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez la semana pasada dijo que lo ideal es que los afganos “en principio estén concentrados en la misma ciudad”, y todo apunta a que sea Bogotá, en los últimos días la baraja de ciudades se ha movido sin estar ninguna confirmada. Los aspectos que se estudian para confirmarlas, de acuerdo con Espinosa, son cuatro: composición familiar de los afganos, necesidades humanitarias que tengan, conectividad aérea y oferta hotelera de cada ciudad.
Una de las que se mantiene firme en su propósito de albergarlos es Medellín, pero hay propuestas similares desde Barranquilla y Cali.
En todo caso, las ciudades que el Gobierno y Estados Unidos definan —entre las que también está Bucaramanga— tendrán que articularse con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
La razón es que no se descarta que en el primer contingente de afganos que llegue a Colombia haya menores de edad, a quienes se les debe dar una atención diferencial a la de los mayores.
4.000
migrantes afganos es el tope máximo que acordó recibir el Gobierno Nacional.