Mery Janneth Gutiérrez y Hollman Morris serían llamados a explicar el rol que tuvieron en el supuesto desalojo irregular de un local que cumplía funciones culturales en la localidad de Chapinero, en una zona central de Bogotá, ubicada en la carrera 7 con calle 45 y su posterior derribamiento para abrir un parqueadero.
Ambos fueron denunciados ante la Fiscalía por Celia Elizabeth Manosalva, una de las supuestas afectadas.
En el lugar quedaba un edificio de seis pisos usado con fines residenciales y en el sótano quedaba desde finales de la década de 1990 un bar de encuentro que primero se llamó Bardos y posteriormente se convirtió en el Café Bar Gata a GO-GO. Este solía ser visitado por intelectuales que se deleitaban con las exposiciones y las muestras de distinto tipo de expresiones culturales. Por ejemplo, según cuenta Martín Morales, quien fungió como administrador, iban personajes como la historiadora Diana Uribe o el periodista Martín de Francisco. Adicionalmente, en un espacio aledaño funcionaba un estudio de grabación.
De acuerdo con Morales, al llegar la pandemia tuvieron que cerrar y eso los llevó a emplear estrategias para mantenerse a flote y disminuir los gastos del establecimiento. Una de ellas fue permitirle a un habitante de calle que usara el sitio de vivienda a cambio de que velara por la seguridad.
Hay algunas nebulosas en la versión tal vez por la naturaleza de este personaje que entró en escena, pero, según relató Morales, este le contó después que un día llegó Mery Gutiérrez, a nombre de la Corporación Gestión y Desarrollo, y le ofreció $10 millones de pesos a cambio de salir del domicilio y de ñapa le entregó un celular que, de acuerdo con el testimonio, habría estado interceptado.
El proceso de salida de los demás habitantes habría sido gradual y con presuntas presiones de la hoy ministra designada, hasta quedar los dolientes del bar como último bastión.
Pero un día en que la pareja estaba por fuera, al llegar hallaron una reja de metal instalada alrededor y varios vigilantes de una empresa privada cuidando de que nadie flanqueara la entrada.
Morales acudió a la policía del sector y luego se hizo presente con los uniformados, instante en el cual llegaron también Gutiérrez y Morris. Entonces, la cabeza de Gestión y Desarrollo explicó que solo estaban haciendo valer su derecho, porque la entidad había comprado el inmueble por 1.600 millones de pesos.
Al contrario, Morales le aseguró a EL COLOMBIANO que su esposa era la propietaria del local del negocio de entretenimiento que él regentaba y según la revista Cambio, parte de los ocupantes eran también dueños y otros pagaban un arriendo que depositaban en un banco, pero llegó un momento en que el propietario no cobraba y al depositar cheques en el banco, estos empezaron a rebotar.
Según documentos, la titular inicial del edificio fue una empresa que luego le transfirió el bien a una pareja señalada como presuntos cerebros de una pirámide ilegal de captación de recursos y los cuales defendió Gutiérrez.
Morales califica el hecho como un despojo y advierte que en las diligencias en las que participaron Gutiérrez y Morris no se acreditó ninguna orden de desalojo avalada por juez ni la presencia de un policía inspector. Todo habría sido orquestado valiéndose de las influencias de Morris, quien además de haber sido concejal y gerente de Canal Capital, se ha destacado como aliado cercano del actual presidente Petro.
El hombre, quien se ha desempeñado como líder de Chapinero y gestor cultural, acompaña sus aseveraciones con videos en lo cuales son visibles los rostros de Mery Janeth Gutierrez, Hollman Morris y los señalados clientes legales de ella en el caso judicial que se mencionó.
La edificación fue demolida y en su lugar, hoy funciona un parqueadero público y lavadero de carros y motos.