El regreso a las andanzas de un antiguo extraditado dejó al descubierto una compleja red de narcotráfico que involucra a traquetos y exguerrilleros de las Farc, empeñados en exportar cocaína camuflada en carne congelada, por una ruta que comienza en los campos de coca del Cauca, pasa por el mar de San Andrés y termina en las convulsas calles de Estados Unidos.
El presunto cerebro de la operación, según la Fiscalía, es Ángel Javier Varón Castro (“Ángel” o “el Gordo”), un ganadero de Florencia, Caquetá, con negocios en el Eje Cafetero, Antioquia y la Costa Caribe.
Según el expediente del caso, conocido por EL COLOMBIANO, fue capturado en 2012 y extraditado por cargos de narcotráfico. En EE.UU. se declaró culpable y un juez federal de Washington lo condenó a seis años de cárcel en 2015.
Tras pagar la pena, regresó a Colombia y al parecer retomó sus actividades clandestinas, a juzgar por los seguimientos que las autoridades le vienen haciendo desde 2020. Fue así que los investigadores descubrieron cómo opera su maquinaria y quiénes han sido sus socios.
Las rutas de la droga
Según la investigación, la red de “Ángel” adquiere marihuana y cocaína en Cauca, comprándosela a las disidencias de las Farc. En esta parte del negocio es clave la supuesta participación de José Castañeda Quintero y Never Urrego Echavarría, dos exintegrantes de las antiguas Farc, quienes están postulados a la Jurisdicción Especial de Paz y recibieron el beneficio de la suspensión de la condena que purgaban por su pasado criminal.
La droga es transportada en camionetas y vehículos con caletas secretas, las cuales son acondicionadas en un taller de Caucasia (Antioquia). Uno de los escondites más novedosos fue detectado el 27 de octubre de 2021 en una vía de Sonsón, donde el CTI y el Ejército interceptaron una camioneta de estacas Volkswagen, la cual tenía un piso de doble fondo en el volco que se levantaba girando cuatro pernos. Adentro llevaba 240,5 kilos de cocaína.
La ruta sale por tierra desde Corinto y Bolívar (Cauca), pasando por Caldas y el Suroeste antioqueño, hasta llegar al Valle de Aburrá. El trayecto de las “patinetas” con el “arroz”, como la banda les dice a los vehículos y a la droga en sus conversaciones telefónicas, es acompañado (“campaneado”) por miembros de la red que viajan más adelante en otros carros, con la misión de detectar retenes policiales a tiempo y así desviar la caravana por vías terciarias.
La mercancía llega a una finca alquilada en la vereda El Bayano, de Envigado. Allí se acopia y distribuye a plazas locales (como una del barrio La América de Medellín) y se destina para la exportación.
Este sitio es el escenario de uno de los procesos más delicados del tráfico: el camuflaje de cocaína en carnes, queso, avena y otros alimentos. El método característico de la organización consiste en forrar bloques rectangulares de cocaína con cinta adhesiva roja, y luego envolverlos en tiras de carne de cerdo congelada y empacada al vacío.
Una vez acondicionada esa carga en neveras de icopor, es llevada al mar Caribe por tres rutas: vía carretera hasta Turbo o Cartagena, y después lanchas; o mediante despachos aéreos desde la zona de carga del aeropuerto José María Córdova de Rionegro, usando empresas legales que brindan servicios de encomienda.
Con la supuesta supervisión de “Ángel”, la droga tiene un último punto de acopio en San Andrés. Allí se reciben diferentes cantidades, hasta alcanzar el tope que pidieron los compradores internacionales, y se envían en lanchas a Centroamérica, México y EE.UU.
El 29 de junio de 2021 la Policía interceptó uno de estos despachos en cercanías a la zona de carga del aeropuerto Rojas Pinilla de San Andrés, donde dos hombres tenían varias cajas de carne congelada, que escondía 200 kilos de cocaína y uno de marihuana.
Enredos judiciales
La investigación de tres años identificó a 30 supuestos integrantes de la organización, de los cuales 21 ya han sido capturados. El último operativo fue el pasado noviembre, cuando cayeron 19 de ellos: los exguerrilleros José Cartagena y Never Urrego; los presuntos inversionistas Jhon Rojas Ruiz (“el Primo”), Jorge Orozco Mira (“Muñeco”), Andrés Ortega Meza (“el Patas”) y Jairo Marín Correa (“Juaco”); y los contactos sanandresanos Agustín Webster Archbold (“el Tío”) y Vladimir Martínez Llama.
También detuvieron a los supuestos transportistas y campaneros de rutas Hildebran Mesa González (“Primavera”), José Gómez Garzón (“Mono”), Liliana López Hoyos, Leidy Hernández Correa (“la Gorda”) y Manuela Quintero Gañán; los coordinadores logísticos Andrés Duque Agudelo, Luis Alberto Bedoya, Jorge Ruiz Palacio (“Jeringa”) y Gustavo Jaramillo Vásquez; y el presunto lavador de activos Jhon Salazar Chinchajoa.
La lista la completa Leidy Olaya Calle, la compañera sentimental de “Ángel”.
A pesar de contar con decenas de interceptaciones, videos y fotos de seguimientos, el Juzgado 13 Penal Municipal de Medellín estimó que no eran un peligro para la sociedad. El pasado 8 de diciembre les concedió a 18 de ellos el beneficio de la detención domiciliaria (radicado Nº 05001 6000 206 202107063).
La Fiscalía apeló y el Juzgado 22 Penal del Circuito, al resolver el recurso, revocó el fallo y ordenó la medida de aseguramiento intramural contra 12 de ellos, el 5 de febrero anterior (auto interlocutorio N° 006 de 2024).
Fuentes judiciales contaron que, pese a que ya pasaron dos semanas desde que el juez ordenó meterlos a la cárcel, el Inpec todavía no ha ido a buscarlos a sus casas, si es que aún están allí.
En cuanto a “Ángel”, el golpe a su red de tráfico, la detención de su cónyuge y la nueva orden de captura en su contra, lo tienen sudando frío. Desde la clandestinidad, y por intermedio de un abogado, le mandó a decir a la Fiscalía que estaba pensando entregarse voluntariamente, pero pasan los días y de él no hay noticias.
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ANEXO: EL MILLONARIO EMBARGO DE BIENES
El pasado diciembre la Fiscalía le embargó a Ángel Javier Varón Castro 319 bienes, con fines de extinción de dominio. Las propiedades estaban ubicadas en Antioquia (Medellín, Sopetrán, Pueblorrico, Fredonia, Bello y Envigado) y Caldas (Pácora), y entre ellas había 267 cabezas de ganado, ocho fincas y haciendas, 25 vehículos, ocho casas y una sociedad comercial, que suman un valor cercano a $16.200 millones. Lo que sigue en el proceso judicial de Varón Castro es la defensa en el expediente por concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes, que ya produjo el arresto de 21 supuestos socios; así como la presentación de pruebas para justificar su patrimonio y que no le extingan el dominio.