Una nueva barrida del presidente Gustavo Petro dejó por fuera a más de 15 generales del Ejército que tendrán que retirarse por línea de mando o por investigaciones en sus hojas de vida relacionadas con corrupción, alianzas con paramilitares y falsos positivos.
Esta es la segunda vez, en menos de 20 días de gobierno, que la Presidencia revuelca la Fuerza Pública mientras termina de acomodar la nueva cúpula militar.
Con esos movimientos, el gobierno entrante completa más de 50 generales retirados entre miembros de la Policía y el Ejército, pues el pasado 13 de agosto tuvieron que salir decenas de uniformados por los nombramientos del comandante del Ejército Nacional, Luis Mauricio Ospina Gutiérrez y del director y subdirectora de la Policía, Henry Armando Sanabria Cely y Yackeline Navarro Ordóñez.
Con estos movimientos quedarían solo seis generales mayores dentro de las Fuerzas Militares.
Sacudida en el Ejército
Dentro de los cambios de la nueva cúpula militar anunciados a la media noche de este jueves, el Jefe de Estado nombró 10 nuevos integrantes del Comando General de las Fuerzas Militares, 8 del Estado Mayor de Comando del Ejército Nacional y 17 de las Unidades Territoriales del Ejército.
Estas últimas implican que la mayoría de las divisiones de la institución –encargadas de brindar seguridad a los departamentos– cambiaron de comandante y ahora obedecerán a nuevos estándares del gobierno entrante.
Según detallaron funcionarios del Ejército, las hojas de vida de los principales cargos fueron revisadas por al menos tres filtros de la entera confianza del presidente Petro. Entre ellos, por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y por el recién nombrado comandante del Ejército Nacional, Luis Mauricio Ospina Gutiérrez.
Dentro de los dos cargos más importantes oficializados este jueves se encuentran el mayor general Álvaro Duran Pérez, quien se convierte en el segundo al mando del Ejército; y el mayor general Juan Carlos Correa, quien fue designado como inspector general de la institución.
De todos los nombres recientes, el único que levantó ampolla dentro de la opinión pública fue del de Correa, pues se le critica por la operación militar en Puerto Leguízamo, Putumayo, que se hizo contra el disidente alias Bruno y en la cual habrían muerto civiles inocentes, un menor de edad y una mujer embarazada.
Pese a que algunos lo señalan de haber dirigido dicho operativo, el Ejército aseguró que él no hizo parte de la operación y que únicamente fue designado por la institución como vocero para que explicara cómo avanzaban las investigaciones. Correa, en todo caso, no tiene actualmente ninguna investigación o sanción disciplinaria por violación a los Derechos Humanos.
Los que se fueron
Pero, a diferencia de él, si hay uniformados que salieron por líos reputacionales e investigaciones en firme que se adelantan en la Fiscalía General de la Nación y la Jurisdicción Especial para la Paz.
Ese es el caso del mayor general Jairo Alejandro Fuentes, el primero de los nombramientos de Petro en el área militar que se cayó por cuestionamientos. Pese a que había sido nombrado como segundo comandante, un expediente de la JEP en el que lo salpicaban por su presunta participación en falsos positivos se atravesó en el camino y lo llevó al retiro.
Por esa misma línea salieron los mayores generales Juan Pablo Forero Tascón, que se desempeñaba como inspector de las Fuerzas Militares, y Édgar Alberto Rodríguez Sánchez, quien comandaba el Conjunto Tercero del Ejército. Ambos fueron citados por la JEP, en casos diferentes, a declarar por sus presuntas responsabilidades dentro de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas.
Sin embargo, también hay que decir que varios de ellos se van simplemente porque las normas del Ejército así lo exigen. Hay por lo menos tres posibilidades para el grupo de los que se retira por asuntos externos a su reputación o sus líos con la justicia.
El primero tiene que ver con asuntos personales, pues algunos de los generales solicitaron su retiro; el segundo es por antigüedad, pues las normas indican que si alguien con menos tiempo en la institución asciende los demás deben dimitir; y el tercero es porque, al ser reemplazados por nuevos militares, quedan sin un cargo pendiente y, por ende, también se deben retirar de la institución.
Esos son los casos, por ejemplo, de los comandantes de la Primera, Octava, Quinta y Séptima división del Ejército. Este último era el conocido general Juvenal Díaz Mateus, pues su cargo como jefe de la séptima división lo hacía responsable de los departamentos de Antioquia, Córdoba, Chocó y el sur de Sucre.
Militares están expectantes
Pese a que es un movimiento normal con la llegada de cada gobierno, la salida de compañeros con amplia trayectoria y experiencia tiene desmotivada a una parte del Ejército. De hecho, algunos de los generales y coroneles salientes dijeron que hubieran “preferido” que los cambios de mando se les anunciara con anticipación.
Lo cierto es que, por ahora, la mayoría parecen estar expectantes de lo que ocurra de aquí en adelante.
“Este relevo es normal y entendible sabiendo que es un gobierno de izquierda que quiere hacer muchos cambios. Los militares entienden que esto es parte normal del ciclo en el Ejército (...) claro que estamos preocupados, pero más por cosas de fondo como la reforma tributaria y los movimientos relacionados con transformar la institución. Pero todo lo demás es apenas normal”, dijo el coronel (r) Jhon Marulanda, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia.
Respecto a la falta de experiencia que algunos critican, Marulanda dijo que sí es posible que no sepan hacer cosas determinadas, pero que también hay que reconocer que los que quedaron estaban en mandos cercanos a los que se fueron, por lo que también “son expertos en su trabajo y aprenderán en el camino lo necesario”.